VIII - Ingenuo

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Armin se hundía bajo las sábanas como si quisiera que la cama se lo tragara.

En lugar de eso, se lo tragaban más bien los recuerdos de la discusión que tuvo con Eren esa noche...

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-No es nada... sólo hacía frío y...

Un sutil dejo de culpa se hacía notar en su voz.

-¿Y qué? Tengo tres días sin verte y lo primero que me encuentro es que estás escondido en el tejado en los brazos de ese imbécil.

- ¡No me jodas, Eren!. Pasé los peores días de mi vida separado de ti y me vas a reclamar algo tan tonto como esto?

Armin no podía sonar mínimamente enojado, sino desesperado ante el tono frío y duro de las palabras de Eren. Parecía una tontería, pero era cierto que desde niños, Armin no estaba acostumbrado a pasar muchas noches separado de él.

-Si te parece tonto, es porque lo llevas haciendo bastante...

-¡No es verdad!

- Entonces es normal para ti acurrucarte con Jean cuando yo no estoy. Debo tener cara de estúpido...

- Como te...? ... ¿Sabes qué? ¡SI!...Tan normal como es para ti mirarle los pechos a Krista cuando yo no estoy cerca.

-...

-La deseas... ¿Nisiquiera lo vas a negar?

-Hablamos mañana.

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Ese mañana se hacía cada vez más lejano, a pesar de que ya era la medianoche y todos dormían en sus habitaciones. Todos menos Armin, quien se refugió en la habitación de las chicas para mantenerse alejado de Eren. Los minutos parecían horas...

Lo que él no se imaginaba era que Eren del otro lado estaba igual o peor. Estaba hecho una furia porque estuvo a tres palabras de ir a golpear a Jean directamente en el rostro esa misma noche. Una pena que estuviera dormido en ese momento y no le hubiera dado tiempo de provocar una mínima discusión como excusa para reventarle la cara a puñetazos.

¿Cómo se atrevía? ... ponerle las manos encima a lo que era suyo...a sus espaldas...

Si, es verdad que eso tal vez se lo había buscado él mismo. Jean no tendría motivación para ir tras Armin si él no le hubiera dado consentimiento aquel día, en primer lugar.

Le había dado a Jean una pista de lo que era su punto débil y un motivo para ir a presionarlo. Cometió el error de facilitarle la ruta hacia la divina locura que Armin provocaba con sus ojos traviesos y su picardía ingenua.

El problema de mostrarle lo valioso que era su más preciado tesoro a otros no estaba en compartirlo, sino en que, tarde o temprano, alguien iba a querer quitárselo.

Maldito cara de caballo. Si que soy estúpido.

Pero eso no era lo peor...

La verdadera razón por la que cortó de raíz esa peligrosa discusión, fue el inesperado reclamo que le hizo su amado en ese momento...

Armin no tenía nada de estúpido.

Para Eren, le cayó como un balde de agua fría que Armin se hubiera dado cuenta de su crush platónico.

Era verdad... a él nunca le habían dejado de gustar las mujeres y aquella chica rubia de ojos bonitos si que era su tipo desde todos los ángulos.

Ciertamente... le mataba la curiosidad por saber qué se sentiría meter las manos por debajo de aquellos vestidos escotados. Pero en realidad sería incapaz de ponerle un dedo encima. Nisiquiera se lo había planteado a Armin como parte de sus  travesuras ocasionales, porque sabía que no sería una buena idea. Compartir la cama con hombres era un terreno que ya dominaba perfectamente... pero de mujeres no sabía nada.

La Ignorancia es Virtud Donde viven las historias. Descúbrelo ahora