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❝ Pesadilla ❞
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De cuando Jack entra en colapso
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Disparos, explosiones, gritos, sangre por doquier. Jack estaba llegando a su límite, tenía esquirlas clavadas en todo el cuerpo, no podía respirar bien y el dolor le estaba nublando el cerebro.
Veía a sus amigos de guerra morir frente a él sin que pudiese hacer nada, rogándole ayuda, a los enemigos arrastrando los cuerpos de su gente y a Roy morir piendiendole ayuda mientrad el trataba de correr para salvarse, luego, se aparecía frente él, estaba lleno de sangre, le faltaba un brazo y estaba lleno de orificios de bala.
—Me dejaste, Jack. Me abandonaste —escupía con odio—. Tu eras mi amigo. Tú me mataste.
Del campo de guerra pasaba a una carpa enemiga, con diez vietnamitas atándolo mientras trataba de luchar, golpeándolo, desnudándolo y destruyendo su vida completamente, generando en su cuerpo un dolor incalculable y profanando su ano y su boca de una manera horrible. Marcándolo con un cuchillo como si fuera un lápiz y su piel un papel. Suplicaba que parasen, pero eso solo parecía excitarlos más.
Otra imagen, la comisaría, miraba desde la terraza, quieto y sin poder hacer nada a tidos sus agentes, incluidos Viktor y Gustabo, ser asesinados y secuestrados por The Union, liderados por Roy, que le sonreía cínicamente.
—¡Jack! —gritaba Viktor a lo lejos, siendo obligado a subir a una camioneta negra aunque segundos atrás lo había visto caer con un disparo en la cabeza. El agujero de la bala seguía en su cabeza y sangraba mientras lo miraba.
—¡Conway, ayuda! —gritaba Gustabo mientras caía contra una pared y caía lentamente, manchando de sangre la pared blanca.
Jack gritaba, pero no se oía ni a sí mismo.
Abrió los ojos y se sentó con un grito gutural, viendo por un segundo los escenarios otra vez hasta que vio que estaba en su habitación y sus parejas lo miraban preocupados, Gustabo poniendo su mano en su hombro, sintiéndolo temblar y sudar, y Viktor arrodillado frente a él.
Jack estaba llorando desconsoladamente, no podía respirar bien y le dolía el pecho, no podía pensar y su cuerpo tenía espasmos cada tanto.
—Está bien, солнце, fue solo una pesadilla y nada más —Viktor trataba de calmarlo, pero Jack no lo enfocaba con la vista—. No fue real nada de lo que viste, estamos aquí. Tranquilo, todo está bien.
Pero Jack no podía escuchar, no reaccionaba, Gustabo se alejó y salió de la habitación y la respiración de Jack se aceleró aún más en cuanto dejó de sentir a Gustabo cerca.
—Jack, no pasa nada —Viktor tomó su cara entre sus manos, tratando de sonreír de manera tranquila—. Ahora vuelve, ¿sí? Ni tú, ni yo, ni él corremos peligro, ¿está bien? Tú estás bien, sólo ha sido un mal sueño.
—V-Viktor —consiguió murmurar entrecortadamente—... No... no me siento... bien...
—Lo sé, детка —susurró el ruso mientras se sentaba a su lado y tomaba su mano—. Ya viene Gustabo, tranquilo.
Gustabo entró segundos después con un bote de pastillas y un vaso de agua mientras su rostro se mantenía tranquilo y amable, pero sin poder esconder su preocupación.
—Jack, respira profundo, ¿puedes? —dijo mientras se arrodillaba frente al nombrado y sacaba una pastilla, viendo como Jack trataba de respirar normalmente, sin éxito— Abre.
Jack abrió la boca y sintió la pastilla sobre su lengua y a Volkov sosteniendo el vaso para que bebiera, empujando la pastilla.
—Está bien, ya va a hacer efecto —Gustabo dejó un beso sobre su cabeza y algunas caricias, tratando de ayudarlo—. ¿Qué tal si te recuestas?
Jack se echó hacia atrás, sin poder contener las lágrimas, no sabía como lo hacían esos dos, no podía ser fácil lidiar con los ataques de alguien diagnosticado con estrés post-traumático y varios problemas más. Pero Gustabo y Volkov lo hacían sentir bien, lo hacían sentir seguro. Había pasado esto muchas veces, pero a pesar de esto, no podía evitar sentirse humillado y averganzado al verlos cuidánolo (a pesar de que le gustaban sus atenciones).
La mano de Volkov pasó a su cabello y el rubio se recostó a su lado, tomando su mano y apoyando su cabeza en su hombro.
—Respira profundamente y relaja cada músculo de tu sexy cuerpo, viejo. —animó Gustabo, como si fuese uno de esos podcasts de meditación para sentirte bien contigo mismo, dormir mejor o toda esas gilipolleces.
Jack no pudo evitar soltar una risa irónica. Nunca cambiaría. Respiró profunda pero entrcortadamente entre sollozos y trató de relajarse un poco.
—Todo está bien, Jack —susurró Viktor, dejando un beso en su coronilla—. Está bien tener estas reacciones, no es nada malo y no te hace débil. Todos tenemos derecho a quebrarnos, está bien no ser el fuerte por una vez.
Tras media hora de frases de meditacion entrecortadas con apodos reconfortantes como «supervergardiente», «viejo chocho», «anciano» y más del estilo, Jack pudo sentirse más tranquilo y somnoliento debido al ansiolítico que Gustabo le había dado.
—Joder, cabronazo —le susurró sonriendo un poco—. Me has dado de los fuertes, de los que tomas para dormir.
—Ya lo sé, tranquilo —Gustabo pasaba sus dedos una y otra vez por la clavícula de Jack mientras hablaba—. Te he dado media pastilla de lorazepam; hace más de seis meses que no tienes un ataque así y te he visto demasiado mal.
—Ya —susurró, metiéndose bajo las colchas otra vez al sentirse más adormilado—... Tu conoces bien este tipo de ataques, ¿eh, muñeca?
—Jack —interrumpió Volkov, metiendose en el lado derecho de la cama y pasando un brazo por la cintura del nombrado—. Debes dormir, creo que Gustabo se ha pasado con la dosis.
—Cállese, cabeza de almendra.
Gustabo se metió al lado izquierdo de Jack y se recostó de lado, aún mirando a sus parejas para dejar y un beso en los labios de Volkov y otro en los de Jack.
—Duérmete, anda.
Jack se tensó de inmediato y el miedo lo volvió a recorrer suprimido por el medicamento, pero aún presente. Y sus novios se dieron cuenta de esto.
—Ya, детка, está todo bien. Si te vemos removerte te prometemos que te despertamos. —Volkov dejó un beso cariñoso en una cicatriz que Jack tenía en el hombro.
—Aunque te tengamos que meter en bolas en la ducha helada; de que te despiertas, te despiertas. Te lo juramos, anciano. —dejó un beso en una cicatriz que recorría todo su cuello (nunca preguntaron cómo se la hizo por miedo a la obvia respuesta).
—Joder, me vais a matar.
—Seh, de amor te vamos a matar, Conway. Te vamos a matar de amor.
Jack soltó algunas risas mientras se acurrucaba mejor, sentía a Gustabo apretarse contra su pecho y a Volkov en su espalda con su mano firmemente en su cintura.
Sí, definitivamente esos dos lo iban a matar de amor.
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He's alive! HE'S ALIVE!!!
He volvido, buenas noches y hasta la próxima. Tengo una idea, así que no tardaré en actualizar otra vez.
¿Les ha gustado?
Fran
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ESTÁS LEYENDO
Volkaboway's Shit
AcakUn Conway, un Volkov y un Gustabo; una combinación explosiva, un caos perfecto, los tres perfectamente compatibles. Un superintendente con problemas de ira, un comisario con una extrema frialdad y un subinspector con una bolsa gigante de traumas ocu...