𝐏𝐚𝐬𝐢𝐥𝐥𝐨

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Por un pasillo largo de paredes blancas y un alfombrado color naranja, se pasea un joven de cabello dorado. Él tararea una canción infantil que ya ha sido olvidada por todos los de su generación. En ocasiones tropieza con sus pies pero nunca cae al suelo, no está tan ebrio, sin embargo, hay una pregunta en su mente que es aún más constante que esos tropiezos; "¿Dónde estoy?". Ocurre una pequeña sacudida, las paredes vibran hasta el punto de parecer escamas, el pasillo cambia de color, la alfombra cambia de color. El joven no comprende el verde y rojo que hay ahora, más no le da importancia. Continúa avanzando, continúa en el tarareo. Algo pasa, sus pasos ahora son más cansados. ¿Todo se mueve o todo está en reposo?. La sensación de confusión escala, sube, sus ojos arden y mantenerse en pie no es nada posible a este punto. Sus rodillas suenan contra el suelo, un jadeo, su garganta quema y lo siguiente, una arcada seguida de la expulsión de ese líquido amarillo casi como su cabello y verde como el pasto. Las lágrimas salen, su energía igual, el equilibrio y su paz también. No lo comprende, de repente se siente inquieto, asustado.

Las paredes vibran nuevamente hasta el punto de parecer escamas, el pasillo toma otro color, la alfombra toma otro color. No hay comprensión en lo que sucede y sólo hay un pensamiento en él, "corre". El joven se levanta del suelo con un poco de dificultad, no puede correr, solo puede caminar un poco rápido. Su cuerpo pesa más de lo acostumbrado, la temperatura ha subido y ha empezado a escuchar un zumbido, un zumbido que lo perturba. Intenta acelerar sus pasos pero dicha acción se ve interrumpida por esa sensación subiendo por su garganta. Lleva sus manos a la boca en un intento desesperado por no vomitar otra vez, sus esfuerzos son inútiles a los pocos segundos. Aquel ácido líquido sube y es expulsado de su cuerpo con cierta furia, más lágrimas caen por el rostro, más jadeos se escuchan y el zumbido aumenta hasta que es tarde. Del líquido amarillo como su cabello y verde como el pasto, sale una mano musgosa de color negro, él solo puede notarlo cuando está provoca que su cráneo golpeé contra una de las paredes. 

Su cuerpo queda inservible tras el golpe, no puede mover ni un solo músculo, solo sus ojos. Hay sangre sobre la pared azulada y la que hay sobre la alfombra marrón no tardará en secarse. El zumbido se intensifica mientras que del vómito termina de salir una figura musgosa de un horrible olor de putrefacción y su primera acción es devorar una de las piernas del muchacho. Este grita y grita de dolor, pero tarde nota que solo ha podido abrir la boca pero nada ha salido de está. Aquella bestia horrorosa y viscosa devora su cuerpo y solo deja uno de sus ojos, mismo donde es reflejado como las paredes vibran hasta el punto de ser escamas, el pasillo y la alfombra han vuelto a ser blanco y naranja. Una puerta del pasillo se abre, un joven de cabello dorado sale de ella con una bebida en la mano, ríe, la puerta se cierra y camina en la dirección contraria de donde está el ojo. La bestia se encoge al tamaño de una canica y salta hasta la bebida. Y el ojo explota.

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Cuentos de un MapacheDonde viven las historias. Descúbrelo ahora