Mi diario de sueños

Tres veces muerta

Este sueño es bastante especial para mi pues esta vez fué más vívido de lo normal. Yo me encontraba visitando un edificio auntiguo, creo que lo más parecido que existe es una casa musulmana de algún rico de la edad media. Yo estaba ensimismada mirando el suelo de azulejos de estampado floral azul muy simple. cuando escuché el un ruido parecido a monedas cayendose pero sonó casi como una melodía dulce y acompasada que te acariciaba el oído. Levanté la mirada que se paró en mitad de la escala que tenía enfrente fija en una chica con aspecto joven, morena de larga melena que iba vestida con unos pantalones bombacho y una blusa blanca que dejaba sus hombros descubiertos. Tenía una mirada felina y ojos verde esmeralda que parecian brillar. Entonces se giró y rehizo su camino subiendo las escaleras yo la seguí por curiosidad. Arriba resultó ser una capilla sin muebles ni decoración y antes de que me diera cuenta estabamos solas. Ella cogió una tiza y empezó a garabatear el suelo de madera como si de un ritual se tratara. Y explicó

- Yo he muerto tres veces y revivido. Para que mi vida continue necesito que me hagas un favor- Dijo despacio en un tono muy bajo.

Yo me quedé sorprendida con tal afirmación y solo entonces pude sentir la sensación de muerte que emanaba. Ya no se veía joven y sana ahora su aspecto era de un cadaver reciente con la piel seca y pomulos marcados.

- He encontrado a una chica con la demonio- dijo una voz masculina detrás de mi.

 Me cogió de los hombros y me arrastró del centro de la sala donde me había quedado parada a la planta de abajo que conectaba con el convento. Mientras bajabamos las escaleras  él suspiró exasperado como si mi actitud hubiera sido insensata por seguidir a la demonio.

Ya en el convento me presentó a una monja y le explicó mi situación y algo sobre ser utilizada como recipiente para fuerzas demoniacas  o eso es lo que entendí. A contuación el monje me guió por unos pasillos laberinticos mientras me explicaba algo que no estaba escuchando. De repente se paró en seco y me dijo

-Ya no hay peligro puedes irte.

 Como yo no me había aprendido el camino aproveché el viaje para contillear el lugar aunque me encontré al monje poco después de iniciar mi investigación y me condujo hasta la salida.