Corriste por el bosque. Sabías que no llegarías muy lejos, no con tus heridas. Sabías que si parabas, no vivirías para contarlo.
Cada vez eras menos capaz de continuar. La sangre seguía cayendo, dejando un rastro detrás tuyo, pero no paraste.
La única cosa capaz de hacerte caer decidió pararte. Cuando la pérdida de sangre se incrementó solo pudiste caer de rodillas. Antes de poder reaccionar habías perdido la consciencia.
Cuando abres los ojos te sorprendes de todavía conservar la vida, tanta es la sorpresa que no es hasta que miras alrededor que te das cuenta de donde estás. Te encuentras recostado en una cama bastante simple, tiene un somier y una cabecera de madera, una almohada en la zona del cabezal y sábanas negras.
La habitación era pequeña y no había mucho más que la cama y una estantería que tenía algunos libros, la mayoría estaban ordenados, pero había pequeñas excepciones en los estantes más bajos.
De repente puedes notar un suave olor a una comida que no logras reconocer, aún así no te desagrada. Ahora tienes que decidir si esperas a que alguien venga a la habitación o ir tú mismo a donde se encuentra el olor, porqué, donde hay comida hay personas, ¿no?
Decides salir de la habitación y buscar a las personas que, probablemente, habiten lo que supones que es una casa.
Dejas que el olor a comida te guíe por la casa. Sales de la habitación y ves un pasillo, en el mismo hay varias puertas y la final,unas escaleras de Caracol, puedes ver cómo siguen hacia arriba y también hacia abajo. El olor viene de abajo, así que tomas ese camino.
En la planta baja eres recibido por un pequeño salón encerrado en paredes de cristal. Estás de nuevo en un pasillo, el salón simplemente es lo más cercano a ti.
A la izquierda está la puerta de cristal del salón, más adelante está la habitación de la que proviene el olor. Ves algunas habitaciones a la izquierda, decides no mirar, no son tú prioridad.Con cuidado entras a la habitación de donde proviene el olor. Al entrar te das cuenta de que es una cocina, en ella se encuentra una chica. Ella no mide demasiado; aproximas que mide 1'48, a lo mejor algunos centímetros más, tiene el pelo negro azabache; lo lleva recogido en un moño algo despeinado, viste con una camiseta blanca de manga larga, la misma está arremangada a la altura de los codos, una falda de color azul; es un tono del cual no sabes el nombre, los colores nunca han sido tú fuerte, tiene la forma de un lirio bocabajo y acababa a la altura de sus rodillas, y llevaba unos zapatos marrones que llegaban a cubrir un poco más que sus tobillos.
Estaba cocinando, ahora sabes de donde viene el olor.
Ella no parece haberse dado cuenta de tu presencia en la habitación, quieres avisarle de que estás ahí, pero se ve tan concentrada que no quisieras molestarla. Te sorprendes cuando es ella la que te mira, la chica se sorprende cuando te ve y da un pequeño salto, casi al instante se relaja y tratando de parecer calmada te habla.
-Ya despertaste, bien, ¿te duele algo?- Ella habla en un tono dulce algo bajo.
Recuerdas las heridas de anoche, no las notaste al despertar y te olvidaste de que las tenías.
Te miras. Miras tu cuerpo, pero no puedes encontrar las heridas.
Frente a tu confusión la chica decide hablar.
-Cuando te encontramos estabas en muy mal Estado, así que una amiga y yo curamos tus heridas, quería saber si todavía te dolía algo, pero parece que no. Por cierto, me llamó Índigo. - Vuelves a pensar en el color de su falda, acabas de darte cuenta de la especie de broma, la falda es color índigo.
-¿Me habéis curado? ¡¿Cómo?! ¡No hay manera de que lo hayáis podido hacer en solo una noche!- Estas sobresaltado, no entiendes cómo te podían haber curado en tan poco tiempo, y sin dejar cicatrices.
-Por aquí la magia curativa es bastante común,¿no lo es de donde vienes?- Índigo todavía se mostraba calmada, aunque puedes ver la confusión en su mirada, junto con su cabeza algo ladeada.
-... ¿Magia?
-Sí, no es por ser mala, pero pensé que todo el mundo la conocía... Oh, espera, no serás humano, ¿no?- Ella trata de mantener la calma, pero era inevitable no notar la sutil preocupación en sus palabras.
-Soy humano, ¿hay algo malo en eso?- Su preocupación te hace preocuparte.
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El bosque | Original
FantasyNuestro protagonista se perderá en un lugar al que nunca debió haber entrado. Afortunadamente, tendrá ayuda en su huída. ¿Logrará salir con vida? ¿Será su trabajo, y el de sus compañeros, por lograr que escape un simple esfuerzo hecho en vano?