Subí al bus y me senté junto a él, como siempre. Le sonreímos a nuestras madres y el carro partió.
Eran las 7 P.M, y, para ser sincera, tenía sueño. Saqué mi manta rosa de la mochila y me la tiré encima, sentí como me la acomodaban y sonreí.
Me abracé a él y sentí sus brazos abrazarme también, me acurruqué ocultando mi cara y cerré los ojos para dormirme. Él nos cubrió más con la manta y apoyo su barbilla en mi cabeza.
Suspiré y simplemente me dormí.
Desperté y lo primero que vi fueron sus ojos mieles, esos ojos que llevo viendo prácticamente desde que nací. Los hermosos ojos de Justin. Mi mejor amigo, y más que eso, mi hermano.
Mi madre y la suya son mejores amigas desde la secundaria. Ambas son madres solteras y viven juntas, bueno, explicaré mejor la situación.
Pattie, la madre de Justin, y Margaret, mi madre, son amigas desde los 13 años. A los 16 se enamoraron y...pues, nacimos. Es curioso, porque Justin solo nació una semana antes que yo, pero, son solo coincidencias. Bueno, ambas son madres solteras, pero el padre de Justin si se comunica con él. Yo no sé nada del mío.
Vivimos todos juntos porque al momento en que nuestras madres se distanciaron de sus novios, no tenían el dinero suficiente para vivir, pero juntas tenían más dinero, así que desde que quedaron embarazadas viven juntas. Y aún siguen viviendo juntas y por consecuencia nosotros también y, es genial, porque Justin es mi mejor amigo en todo el mundo y amo pasar tiempo con él.
Es una situación extraña y poco común, pero a mí me agrada.
Guardamos la manta y bajamos del auto, como todos los demás.
Acomodé por enésima vez la correa de mi mochila rosada al hombro mientras escuchaba que número era mi cabaña.
Primero llamaron a Justin, puesto que su apellido es con "B": Bieber. Cabaña 032. Minutos después me llamaron a mí: Camile Finley. Cabaña 031. ¡Genial!, pensé; al lado de Justin. Le sonreí y recibí otra sonrisa de su parte.
Acabaron de llamar a todos los campistas y nos dijeron que podíamos ir a donde queramos, mientras nos mantengamos dentro del perímetro de "Sunshine Valley Camp".
Justín pasó su brazo por mis hombros y me acompañó hasta mi cabaña, la cual compartiría con 2 chicas más. Me dejó en la puerta y se fue a su cabaña. Justo al lado.
Al parecer fui la primera en llegar, mis dos compañeras de cabaña, que aún no sabía sus nombres, no habían llegado. Sonreí y me dispuse a elegir una cama. Justo cuando me iba a dirigir a una, cerca a la ventana, escuché tras de mí: "Esa es MÍ cama".
Giré mi rostro y ví a una chica rubia artificial, porque claramente ese no era el color natural de su cabello, con los brazos cruzados mirándome desafiante.
Le devolví la mirada. ¿Enserio?, no llevaba ni dos horas aquí y ya iba a tener mi primera pelea. No, no iba a pelear.
Con toda mi fuerza de voluntad por no romperle su perfecta y operada nariz me dirigí a otra cama. La más alejada de la que había elegido anteriormente. Total, pensé, solo estaré aquí para dormir, no importa mucho en qué cama. Cerré mi mochila y salí, directo a la cabaña de Justin. Toqué la puerta y me abrió un chico de cabellos marrones y unos ojos profundamente negros.
-Wow-exclamó y me sonrió seductor. Sí, era lindo, pero no era mi tipo.
-Hola.-le sonreí y acomodé mi cabello. Sabía que Justin notaría que era yo, y se enojaría. Reí coqueta.
-Pero que niña más hermosa.-dijo mirándome de frente. Yo me acerqué justo a su oído.
-No soy una niña.-susurré antes de soltar todo el aire de mis pulmones, haciendo que mi aliento choqué con su oreja y el sonría de satisfacción.
-¿Qué hace una chica tan linda como tú aquí?-dijo besando mi mano. Era tan ridículo ese chico. Reí y vi a Justin aparecer detrás de él, furioso.
-Déjala, idiota.-dijo apartándolo de mí de un empujón y llevándome lejos de ahí.
-¿Por qué siempre eres así?-dijo irritado.
-¿Así como?-dije haciéndome la inocente, enrollando las puntas de mi cabello con mis dedos.
-Así de coqueta con todos.-me reclamó.
-¿Con todos, Justin?-dije acercándome- Sabes que no es cierto.
-¿Lo haces para molestarme no?-dijo acercándose también.
-Mmmm...bueno, no lo sé. Ese chico era muy lindo.-me encogí de hombros. Justin bufó.
-No lo hagas, Camile.-dijo él poniendo ambas de sus manos en mis hombros.
-¿Por qué?
-No me gusta verte sonriendole y riéndote como tonta con chicos tan patanes como Lucas.-respondió soltándome.
-Uhmmm...¿ Lucas?...Me gusta su nombre.-sonreí al verlo fruncir el ceño. Reí- Vamos a conocer el campamento o seguirás regañandome.
-No, creo que tú me regañaras a mí.-dijo Justin con ambas manos en sus bolsillos.
-¿Yo?¿Por qué?
-Porque...-me levantó en brazos de repente y me soltó en el lago que estaba a unos cuantos pasos de nosotros, un hermoso lago de aguas azules que rodeaba todo el campamento.
-¡ Justin!-grité más que enojada.
-¿Qué?-dijo haciéndose el inocente como yo hace un momento.
-Sabes que amo estas Converse.-renegué.
-Ya se secarán.-dijo él antes de tirarse conmigo al lago.
-Estás loco.-dije riendo.
-Tú también.-se defendió tirándome agua a la cara.
-No tú lo estás-dije tirándole más agua en la cara.
Estuve jugando con Justin hasta que el sol se ocultó en el horizonte. Salimos del lago y fuimos a cambiarnos.
Caminé hasta mi cabaña y me encontré con dos grandes ojos marrones mirándome fijamente.
