t r e c e

1 1 0
                                    

Alexia.

-No esperaba menor a decir verdad -habla mi amiga desde la otra linea- ese hombre hace que se me mojen las bragas con segundos de su presencia.

-¿lo conoces? -pregunto incredula.

-Es amigo de Samuel, lleván mucho tiempo trabajando juntos pero es muy arrogante, creo que elegí al mejor de los amigos -habla orgullosa de su novio.

-Pero acabas de decir que se te mojan las bragas Mara, ¿que clase de amor es ese?

-Oye, que mi novio también sabe como mojar mis bragas, pero no es mi culpa que la carne sea débil y los ojos de hayan hecho para mirar a dioses celestiales como el mismísimo Emilio Ransom -bebe de lo que sea que esté tomando y sigue- según dicen por ahí, este folla más veces de las que yo me baño.

-Bueno, tenía cara de sin vergüenza y esta soltero por lo que nadie puede recriminarle nada sobre su vida sexual -jugueteo con el lápiz que hay en mi mano- y hablando de vida sexual, saldré esta noche para apaciguar la mía.

-¿quieres que vaya contigo? Sam esta en Barcelona con su padre cerrando negocios.

-Paso por ti a las diez, ¿te parece?

-Si mi comandante, estaré lista para cuando llegue -río ante su comentario, me despido y corto la llamada.

Mi vida sexual siempre fue algo de lo cual no me quejo, disfruto de el tanto como puedo, esta cayo en picada durante los meses que estuve encerrada aceptando todo lo de mis padres y demás, tomar el cargo de una empresa siendo totalmente inexperta y con solo veintitrés años había sido exasperante, me la pasaba estresada, enfadada con la vida misma y lloraba tanto que apenas podía mantener los ojos abiertos unos minutos, hasta que Mara llegó un día y me arrastro al primer antro en donde terminé acostándome con un desconocido.

Luego de una hora arreglandome frente al espejo y decidida en hacerle caso a Mara de dejar de vestirme como abuela, saco del closet un vestido negro que apenas me cubría las piernas, este se ceñía perfectamente a mi prototipo de cuerpo y aunque no dejaba mucho a la imaginación luego de ponerme los zapatos altos y terminar de arreglar mi cabello podía sentirme orgullosa de lo que había conseguido.

No doy más vueltas al asunto, tomo mi bolso de mano y meto lo necesario para luego salir de mi casa rumbo a la de mi amiga que apenas siente la bocina de mi auto sale deslumbrando con su vestido rojo y cabello atado en una cola alta, sonríe y me halaga tanto como yo a ella para luego tomar camino hacia el antro privado en donde solo los magnates del dinero y la fama pueden darse el luego de venir a este.

-Me siento opacada con tanto luego -habla mi amiga caminando a mi lado- ¿estas segura que no entramos a una fiesta de billonarios en busca de cerrar negocios sumamente importantes con el gobierno?

-No creo, y así fuera estaríamos en el lugar correcto -me burlo- pero no vamos a quedarnos aquí, vamos a ir al otro lado a beber y bailar, esta gente solo viene por un par de tragos y ya.

-Me sorprende que los miércoles hayan antros abiertos, siempre pensé que esperaban a los viernes.

-Esta gente hace lo que quiere, el dinero puede hacer que los dinosaurios vuelvan a pisar la tierra si es necesario -frenó junto a la puerta negra que le da paso al siguiente salón y entramos en ella haciendo que nuestros oídos retumben con el fuerte volumen de la musica- disfruta y bebe lo que quieras, di que vienes conmigo y si no te creen muestra esto -le entrego la tarjeta con mi nombre y esta sonrie.

-Suerte en tu casería muñeca -toma la tarjeta en sus manos y sonriendo se pierde entre la gente.

POR UN NUEVO DESPERTAR, SALUD. (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora