d i e c i n u e v e

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Emilio.

Mis ojos solo se van hacia ella, quien deslumbra y deja que la gente la recorra como si ella fuera la mejor creación del universo y es verdad, ella lo era.

Se pasea entre la gente poniendo su mejor cara de encanta, agradeciendo y posando sus labios rojos en la fina copa de champagne. Nuestros acercamientos fueron escasos, podría jurar que hasta nulos desde aquella ves que le dije lo que en mi mente pasaba, ¿que esperaba? ella no iba a ceder, ella era la definición de una mujer irresistible.

Me observa desde la otra esquina del salón ladeando una fina sonrisa que puedo darla a entender de mil maneras, pero sabía lo que hacía, no a dejado de hacerlo desde aquella vez. Ella sabía lo que causaba en mi y eso le daba miles de pasos de ventaja, por eso cuando la vi subir por las escaleras no dude en seguirla.

-¿ahora me sigues? -habla sin dejar de caminar hacia vaya saber donde- no sabía hasta que nivel llegaba tu obsesión conmigo Ransom.

-Ya vez, eres la primer mujer que se niega a mis encantos -respondo llevando las manos a los bolsillos de mi pantalón.

-No creo que pueda hacerlo por mucho tiempo, la carne es débil -frena dejando que me acerque cuando voltea a verme- pero espero que tanta esperaba valga la pena y al menos me des el mejor orgasmo de mi vida.

-¿ya te estas imaginando esas cosas? No sabia que me piensas de esa manera socia -sonrió y ella también lo hace.

Tomo un mechón de su cabello entre mis dedos hasta que se deshace entre los mismo, mis manos llegan a su clavícula y mi dedo índice traza un camino tortuoso hasta el inicio de su pecho y desciende hasta el inicio de sus senos.

-No tienes que reprimirte, se que una vez que me pruebes querrás más y más y más -susurro sobre sus labios- solo tienes que pedirlo.

-Hazlo tú y terminemos de una vez, no seas cobarde y toma la iniciativa -relame sus labios- porque si lo hago yo, serás tu quien pida más.

-Juegas con fuego linda, y te vas a quemar.

-Ya es tarde, la hoguera esta encendida hace tiempo ya cielo -me mira- te espero en el Hotel Inglés apenas esta payasada termine, apenas entres a la maldita habitación te quitaras todo lo que llevas puesto y harás lo mismo conmigo, me follaras hasta no puedas más y aun así seguirás, ¿lo entendiste Ransom?

Ella demanda, yo obedezco como si estuviera perdido entre la necesidad y el deseo que tengo por esta mujer, no dice nada más y se va dejándome como un idiota embobado otra vez.

Bajo las escaleras luego de calmar mi cuerpo y dejar de pensar, porque entre más lo hago más ganas de meterme entre sus piernas tengo. Dejo que el whisky queme mi garganta una y otra vez hasta que al fin lo logro o hago el intento de no arrastrarla hasta la primer habitación vacía que encuentre, la veo subir al escenario en donde emprende un discurso de agradecimiento que a nadie le importa pero que todos prestan atención, su mirada se posa en mi unos segundos y sonríe con tanta malicia que puede darme levantar cosas sin tocarlas, baja de aquel sitio y parece despedirse de la gente.

No estoy mucho tiempo, ella se había ido hace aproximadamente una hora dejando a cargo a vaya saber quien, no genero sospechas en lo absoluto cuando salgo y me encamino a la salida en busca de mi auto, la pantalla de mi celular se enciende dejándome ver su rostro en ella y respondo.

-¿ya te arrepentiste socia? -hablo al contestar.

-Habitación 302, di mi nombre en la recepción -cuelga y sonrió.

Nunca había llegado a un lugar tan rápido, aquella mujer demandaba y era capaz de hacerme ceder con el simple hecho de pestañar una o dos veces.

Dejo que el valet parking del hotel se encargue de mi auto y me adentro al edificio, encargo una habitación junto a la de ella y pago los euros necesarios para que me dejen subir al lugar donde se supone estan las habitaciones, miro mi reloj que daban las dos y cuarenta de la madrugada cuando doy tres leves toques en la puerta blanca con el número 302 en color dorado, esta se abre dejándome ver a la mujer que convierte mis días en una tortura, su vestido ya no estaba en su cuerpo y solamente estaba cubierta con una bata de ceda negra.

-Pensé que no llegarías -se da la vuelta y camina hacia adentro dejándome en el umbral- pasa que no tengo toda la noche Ransom.

-Sabes, a veces pienso que pides demasiado -hablo cuando entro y cierro la puerta detrás de mi- pero no das nada a cambio.

-Porque nadie se merece nada a cambio de mi parte, ya di demasiado un tiempo y dando nada me fue mejor -destapa una botella de vino y lo vierte en dos copas- ¿no piensas igual? -se gira y camina hacia mi en paso lento.

-Tal vez, pero no me quejo -tomo en mis manos la copa que me ofrece.

No aparto la vista ni un solo segundo desde que se la llevo a sus labios mientras sus electrizantes ojos celestes me corroen.

POR UN NUEVO DESPERTAR, SALUD. (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora