v e i n t i u n o

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Alexia.

Sus manos, sus labios, su cuerpo, sus ojos y todo de él era lo que mi mente aclamaba desde que entró por la puerta. Me recorre como si fuera la última vez que me tocara, me susurra al oído lo mucho que le fascina tenerme y cuanto espero esto.

Sus besos recorren mi cuerpo desnudo dejando un camino de ellos hasta mis muslos, me mira por segundos y luego deja ver cuanto le encanta verme así, sus manos presionan tan fuerte mis nalgas que no va a hacer falta que tenga que nalguearme porque se que dejara marca, retira mis bragas con los dientes sin dejar se recorrerme dejándome expuesta a el.

-Te aseguro que si paso un dedo sobre tu coño saldrá empapado -sube hasta quedar frente a mi- ¿no es así?

-Fijate y vemos que tal -hablo para después atacar sus labios.

No fue hasta siento su dedo pasar entre medio de mis pliegues hasta llegar a el punto rojo que a estas alturas debe estar hinchado y con ganas de que lo toquen, jadeo y doblo mi espalda al sentirlo. Siento como dos de sus dedos se introducen dentro de mi mientras que su pulgar masajea mi clitoris con lentitud, a estas alturas no se cuanto pueda durar sin tener un orgasmo, estaba haciéndolo tan bien que ni siquiera me había dado cuenta de cuando mis gélidos gemidos habían comenzado a salir de mi boca.

Sujeta mis manos sobre mi cabeza mientras que se da acceso a mi cuello que lo debora dejando marcas y mordidas hasta llegar a mis senos, los magrea y lame con vehemencia, muerde mi pezon y luego pasa al siguiente y así sucesivamente.

Emilio Ransom me había dado el mejor orgasmo de mi vida.

-Eres exquisita -dice mientras lame sus dedos llenos de mis fluidos.

Seguimos jugando al gato y el rato, pero había llegado ese momento en donde mi desespero se había vuelto más que eso, lo necesitaba o explotaría en cualquier momento.

-Follame -susurro entre jadeos mientras me restriega su miembro en mi sexo- hazlo.

-¿que has dicho? no te oí -sonríe.

-Emilio hazlo ahora o te amarrar... -no termine, el entro en mi de una simple estocada- ¡joder, mi dios!

-No, lo parezco pero no -muerde mi labio inferior- es Emilio Ransom quien te esta follando socia.

No puedo hablar, nuestros gemidos hacen eco en las paredes de la habitación. Mis uñas se clavan en sus hombros y espalda al igual que mis talones en sus firmes y redondos glúteos. Muerdo su hombro tratando de callar lo bien que la estoy pasando pero se me es imposible, cada vez que se mueve lo hace mejor.

-Vamos nena, dame lo que quiero -esconde su cabeza entre el espacio que hay entre mi hombro y mi cuello- acaba para mi.

Y no tuvo que decir más, mis cuerpo comenzó a temblar, la parte baja de mi estómago se comprimio al igual que mi vagina hace presión al rededor de su pene llenándome de el.

Y así fueron pasando las horas, en la cama, sobre la mesa o el sofá, dentro del jacuzzi y hasta en el balcón.

-¡bandera blanca! -exclamo cuando mi séptimo orgasmo acaba conmigo.

-Esperaba más de ti socia.

POR UN NUEVO DESPERTAR, SALUD. (+21)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora