Ella entró al ejército con 18 años y fue la soldado más destacada de la promoción, Mikasa Ackerman podía ser todo menos lo que estaba siendo ahora. Era inteligente, perfeccionista, fuerte, táctica, todo, pero todo lo contrario a lo que se había reducido su vida actual.
Cualquiera diría que las circunstancias de la unión que dio lugar al matrimonio de Mikasa fueron tremendamente beneficiosas para ambos actores, eran casi la pareja perfecta.
La verdad, la madre de Mikasa quería que su hija dejara el ejército, su tía Kiyomi quería que se casara para tener descendientes. Así que utilizaron sus redes de contactos para disolver la impecable carrera militar de la pelinegra y presionaron para que se casara con Kirstein.
Lo cual ocurrió, y por ende, hizo que su perfil bajara de categoría al no ser una mujer soltera. Ahora para Zackley ella sería una incubadora, ama de casa, y ya simplemente no le servía. Aunque Pixis no estaba del todo de acuerdo, tuvo que delegar el puesto a Kirstein, quien después de un mes terminó asumiendo el mando que el comandante tenía especialmente designado para ella, líder de los SWAT, el escuadrón más importante en la historia del ejército.
En medio de una operación, Mikasa sufrió una crisis nerviosa. Asesinó a ocho soldados a sangre fría, con una magnum 9mm y cuando quedaba el último, Jean le ordenó no matarlo para sacarle información. Mikasa no acató órdenes y lo asesinó con sus propias manos. Jean, su esposo, la obligó a dimitir del escuadrón por rebeldía.
Ella renunció a sus sueños, a su carrera y se quedó en casa esperando a un hombre, con el que al principio todo era color de rosas, pero luego de tres años, se sentía como una rutina interminable y aburrida.
Sus problemas iban más allá de haber hundido su carrera, sus problemas eran íntimos. A los tres años de matrimonio, Mikasa tenía contadas con los dedos de una mano las veces que había tenido un orgasmo. Todas esas veces, ella misma se lo había provocado.
Jean era cariñoso, fiel, detallista, cocinaba, planchaba, tejía, lo que fuera, él lo hacía. Pero en la cama, era el ser más aburrido y abominable que existía. Sólo le gustaba una pose, sólo buscaba su propio placer, duraba poco, era extremadamente gentil, en síntesis, era aburrido y mediocre en la cama.
Mikasa no recordaba haber tenido un buen sexo con él, pero tampoco era absolutamente malo antes de casarse. Ahora prefería dormirse antes de que llegara porque ni sus caricias le resultaban satisfactorias.
Jamás hablaba de sus problemas, pero escuchar las maravillas que hablaban del acto sus amigas Hitch Dreyse y Annie Leonhart, le hacía perder su concentración.
Se perdía haciendo los quehaceres del hogar mientras recordaba los relatos de ambas. Ya no podía más, debía pedir ayuda.
Así fue como invitó a su amiga más cercana, Sasha, a conversar sobre el tema. Ella la miraba jugando con su copa de vino mientras Mikasa aún no encontraba las palabras para describir su situación.
— Pero entiendo algo — Dijo Sasha rompiendo el hielo.
— No, no entiendes. No se trata de que no amo a Jean. Se trata de que no me satisface.
— Lo se, lo se. Pero yo creo que... quizás, no es bueno que intentes una terapia de pareja.
— ¿Por qué no? — Bebió de un sorbo su copa de vino y puso especial atención cuando Sasha suspiró con pesadez.
— Creo que estás confundida — Sasha movió un dedo para detener que Mikasa respondiera antes de que ella terminara — Es decir, ni siquiera buscas tu propio placer estando sola. Con Porco jamás te ocurrió algo semejante.
— Olvide mis experiencias con Porco — Dio un largo trago de vino — Después de lo que sucedió, lo asesine en mi mente.
— Lo se, pero creo que quizás deberías asistir a un especialista tú sola primero. Cuando descubras más de ti misma, deberías pensar en la posibilidad de una terapia de parejas o el divorcio.

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Sexologist
FanficEl Dr. Jaeger no es un sexólogo cualquiera. Con una consulta privada más concurrida que un Starbucks en hora pico, este experto en el arte del placer sexual femenino se ha ganado su reputación en la bulliciosa y siempre impredecible ciudad de Nueva...