12: Ya no huele a fresas

378 41 14
                                    

No sé cómo ni de dónde saque las fuerzas para llamar al hospital donde trabajo. Sólo sé que ver a Hyunjin en el suelo con un charco de sangre a su lado es algo que jamás olvidaré. Creo que Yeji está a su lado, no lo sé, veo todo borroso. El conductor ni siquiera se ha detenido.

Llega la ambulancia y se llevan rápido a Hyunjin dentro de ella. Insisto, pero no me dejan ir con él dentro de la ambulancia por no ser familiar. Yeji es la que se va dentro con él y yo la sigo dentro de mi coche. "Va a estar bien, va a salir de ésta. Él es fuerte, no le pasará nada" me decía mi subconsciente pero muy en el fondo sabía que sólo decía eso para calmarme.

Sabía que iba a ser difícil.

Demasiado.

Todo era mi culpa. Si tan solo hubiera...

No existe el hubiera.

Una bocina me saca de mis pensamientos. Estaba a punto de chocar contra otro auto. Sigo mi trayecto sin más percances y cuando llego al hospital lo primero que hago es preguntar a la recepcionista por Hyunjin. Ella me indica que se encuentra en Urgencias.

— Minho... Sólo para que sepas, los doctores piensan que él no sobrevivirá. Su cráneo sufrió un trauma muy fuerte y la mayoría de sus huesos están rotos. Sí sobrevive será un milagro —me dice la recepcionista con preocupación.

Yo proceso toda la información. No estoy listo para esto. Nadie está listo para sacar a Hwang Hyunjin de su vida así de rápido.

Él es fuerte, él no morirá.

Él no se va a ir.

No así.

Cuando llego a Urgencias veo a Yeji sentada en una banca, con las manos cubriéndole el rostro. Es hora de hacerle frente al inminente hecho de que me he separado de ella porque amo a su hermano.

— ¿Cómo está Hyunjin? —le pregunto a Yeji apenas llegó a su encuentro. Ella alza su mirada y me ve con enojo. Mucho enojo.

— ¿A ti que te importa? Yo soy la que debe estar preocupada, no tú.

— Yeji, quiero saber cómo está Hyunjin. Yo lo a...

— ¡Ni siquiera lo digas! —me grita poniéndose de pie para confrontarme—. Tú no tienes derecho a amar a mi hermano, a nadie. Si tan solo no te hubieras fijado en él, todo seguiría como siempre, pero no fue así. Tú, el jodido Lee Minho siempre quiere tener lo prohibido. Mi hermano está en esa habitación por tu maldita culpa. ¿Escuchaste, Minho? ¡Es tu culpa!

Le quiero decir algo, pero ella simplemente empieza a darme golpes en el pecho y a llorar desconsoladamente. Todas esas palabras salieron por el enojo, la rabia y la angustia. No puedo dejar que esas palabras me afecten.

Yo también tengo que ser fuerte por ella.

Por mí.

Pasan las horas y toda la familia de Hyunjin llega muy preocupada. Yeji tiene la amabilidad de cambiar la versión de los hechos para que su familia no me odiara en un instante, pero debo decir que me miraban fríamente y casi no me dirigían la palabra.

¿Qué puedes esperar después de que te separaste de su hija mayor? Todavía ni siquiera saben que amas a su otro hijo.

Me mantuve separado de ellos mientras esperábamos y cuando salió el doctor de Urgencias de la habitación. Fui la primera persona a la que se le acercó y sinceramente no quería que fuera así porque no traía muy buena pinta.

— ¿Cómo está Hyunjin, Junho?

— Me gustaría decirte que está estable pero... —se queda callado un momento, observando a los Hwang— ...todavía no lo hemos podido estabilizar. La cantidad de sangre que perdió es impresionante. Una costilla rota casi le perfora el pulmón y todo su cuerpo está lleno de hematomas. Su cerebro está muy inflamado ya que el impacto contra el pavimento fue demasiado fuerte aunque afortunadamente no tuvimos que suturar. Te seré franco, Minho. No creo que pase de esta noche. Iré a hablar con su familia. Puedes pasar a verlo sólo unos minutos porque las visitas aún no están permitidas pero, bueno, ante todo somos compañeros —me dio unas palmaditas en la espalda y se fue.

Yo entro a la habitación y lo primero que noto es el olor a fresas, pero esta vez huele a algo más.

A medicamentos.

A hospital.

Lo veo con una mascarilla de oxígeno cubriendo sus hermosos labios. Sus brazos tienen cortes, moretones y raspaduras. Su frente está raspada y uno de sus ojos está inflamado.

No puedo evitar que una lágrima resbale por mi mejilla.

Me pongo de rodillas junto a su camilla y acaricio suavemente su cabello.

— Mi amor, sé fuerte, por favor. Tienes a muchas personas muy preocupadas. A tus padres, a Yeji, a tus abuelos... a mí. No te rindas, yo te amo muchísimo. Despierta por ti, por mí, por todos. Por favor.

Y no puedo más. Me rompo. Lloro como a un niño castigado. Ver a la persona que más amas en este mundo de esta manera no es algo para lo que nadie esté preparado. Mis lágrimas mojan las sábanas.

Lo amo, carajo, lo amo.

No puedo evitar pensar en nuestros momentos juntos.

— De verdad que no me gusta Saw, Minho. Mejor hay que ver Diario de una pasión —me pide emocionado mientras estamos en el sofá

— Pongo esta clase de películas porque así, cuando te asustas, me abrazas y te tengo en mis brazos —le susurro al oído y él ríe nerviosamente.

— No necesitas poner películas de terror para tenerme entre tus brazos —me dice mientras le pone pausa a la película y se sienta sobre mí, una rodilla a cada lado de mis piernas—. Me gusta estar así contigo... Bueno, me gustas tú —me dice mientras muerde el lóbulo de mi oreja.

Ahora yo soy quien ríe nerviosamente.

— No sé qué haría sin ti. Eres mi mundo entero ¿lo sabías?

— Sí, porque tú eres el mío —me dijo besándome en los labios—. Tendrías que seguir adelante Minho, no te podrías quedar estancado en mí. No es justo para ti... aunque creo que nunca lo harás porque yo no pienso irme a ningún lado.

"Tendrías que seguir adelante. Minho, no te podrías quedar estancado en mí".

Esas fueron sus palabras.

Y aunque eso fuera lo que él quiere, yo no podría seguir.

Jamás.

Me separo de su lado cuando Junho me pide que me vaya.

El resto de la noche estoy ahí, esperando cualquier noticia. La familia de Yeji me mira amargamente. Los entiendo, hasta yo estaría enojado conmigo mismo.

A las tres de la mañana, demasiados doctores entran a la habitación de Hyunjin.

Pasa algo, lo sé.

Quiero entrar pero una enfermera de guardia no me deja. Lucho, peleo, pero no puedo hacer nada.

Una camilla sale de la habitación. Un cuerpo sobre ella está cubierto con una sábana blanca.

Se lo que ha pasado.

Y no puedo más.

Su cuerpo ya no huele a fresas.

Él está muerto.

Prohibido 𖤘 HyunhoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora