<<Capítulo 2>>

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Estoy en mi habitación acostada en mi cama junto a Papá Noel

—Hola Neila.

—No eres real—digo mientras me pellizco.

—Si lo soy y en el fondo si crees en mi. Neila sé que haz sido una niña muy buena este año, siempre te tengo en mi lista de niños buenos.

—Ya tengo la edad suficiente como para no creerme estás chorradas.

—Se que te cuesta creer, pero no todo es lo que parece o lo que aparentamos. Te tengo una misión que tienes que cumplir antes de Navidad.

—Navidad es este viernes.

—Lo sé pero confío en ti, sé que cuando te propones algo siempre lo cumples.

—¿Y que se supone que tengo que hacer?

—Lo sabrás cuando llegue el momento.

Al terminar esta frase unos polvitos quedaron suspendidos en el aire cuando mire a mi lado no había nadie solo una nota que decía:

"Elige creer que las cosas son posibles, incluso cuando no sabes cómo sucederán "

—¡Neila!

El grito de mi madre me trajo a la realidad, me senté en la cama y pensé por un momento que todo había sido un sueño, pero estaba ahí. La nota estaba justo donde debía estar. Todo era muy real, la cogí entre mis manos y la leí una y otra vez no sabía lo que significaba.

—¡Neila!—volvió a gritar mi madre desde la planta baja.

—Ya voy.

Al bajar a la cocina había una vibra que antes no notaba, por encima de la cabeza de mi padre avía una pequeña nube algo negra, tenía cara de fastidio. Mi madre por su parte solo reflejaba tristeza.

—Nena lo siento por pelear hace un rato. —Menciona mi padre.

—No pasa nada papá.

Vi como una pequeña sonrrisa salió de sus labios y la nube que antes estaba negra ahora es más clara. Cómo puedes cambiarle el día a una persona con tan solo una palabra.

Almorzamos en familia y por primera vez en meses tuvimos una cena agradable, sin peleas ni discusiones. El semblante de mi madre cambio por completo, estaba feliz al igual que mi padre.

La Enviada De La Navidad ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora