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La chica caminaba por la calle, tenia que llegar a su clase antes de que tocara la campana de inicio de clases.
En el camino compro unos chocolates, los favoritos del chico que le gustaba.
Hoy seria en el que al fin le declararía su amor, luego de años de amistad logro juntar el valor para hacerlo.
La suerte al parecer estaba de su lado y llego su clase segundos antes de que sonara el timbre, el chico estaba sentado en su puesto de siempre, uno antes de el de la castaña. Al pasar junto a el esta lo saludo y el chico de orejas puntiagudas le devolvió tímidamente el saludo.
Todo estaba saliendo bien, los exámenes que recibió tenían calificaciones perfectas, era hora del almuerzo y saco los chocolates para el chico, y se encamino a el.
Se tropezó, incluso quedo atrapada entre varios chicos que intentaban darle un regalo por San Valentín y por ultimo perdió de vista al de orejas puntiagudas, se dio por vencida y derrotada subió a la terraza del edificio.
—No puede ser, todos me interrumpieron cuando le quise dar el regalo — Estaba afligida e intentaba idear un nuevo plan, nada le parecía correcto, ya era muy tarde para eso, o tal vez no.
— La luna esta hermosa hoy— se sorprendió y al regresar a ver quien era lagrimas de felicidad salieron de sus bonitos ojos turquesa, estaba dispuesta a responder.
— Estoy en paz— dijo su compañera peli-celeste mientras abrazaba al chico del que gustaba, su corazón dolió, creía que esa confesión era para ella.
Nejire emocionada coloco sus brazos en el cuerpo de Tamaki formando un abrazo y le dio la vuelta, en eso el chico vio sus chocolates favoritos y a una chica castaña cerrar la puerta de la terraza.
— Espera, yo... — trataba de alejarse, su amiga había confundido la situación, el estaba diciéndole eso a la castaña que robo su corazón
— No tienes nada que decir, también me gustas Tamaki— ya era tarde para enmendar las cosas, después de todo T/N creía que ambos estaban juntos.
— Lo siento— le dio un beso pequeño a la chica y aunque la disculpa no era para ella rogaba no haber lastimado a su mejor amiga, después de todo la amaba.
Pero no podía dejar las cosas ahí y al salir la busco, lastima que un rubio estuviera robándose el corazón de la castaña, ese beso que vio le dio a entender que aunque la amase no podía obligarla a quedarse con el.
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Quiero aclarar que ellos tomaron por echo lo que quisieron y por lo tanto nunca pudieron aclarar las cosas haciendo así que aunque se amaran inmensamente no pudieran estar juntos.
