Capítulo diez

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Por fin el anhelado baile llegó, a falta de tiempo Mercy tuvo que usar el mismo vestido que estaba dirigido para Jane. Aunque los colores no le gustaban, Mercy supo que está era una consecuencia de sus acciones

-Mi señora, se ve preciosa.-Dijo la dama de compañía intentando subir el animo de su señora.

-Muchas gracias.

-El señor dijo que iba a regresar temprano, ¿Quiere esperarlo?

-No, el no irá al baile.

-Mi señora, por favor no se desanime.

-No estoy desanimada.

-Ya está lista mi señora.

-Bien, entonces mejor me voy, ¿El carruaje está listo?

-Si señora.

Ya lista para el baile de mi hermana salí de mi habitación con dirección hacia la entrada. Cuando salí me di cuenta que el carruaje de Matthew estaba aquí, el ya había regresado a casa.

-¿Está lista mi señora? -El cochero pregunto sacándome de mis pensamientos.

-Si...

***

Desde la ventana de mi despacho ví como Mercy subía al carruaje en dirección al baile de Iracebeth. A decir verdad no quería que fuera sola, había rumores sobre nuestro decadente matrimonio y que ella llegara sola solo haría que la gente hablara más.

Pero no tenía ganas de ir, fue una semana difícil y lo que menos necesitaba ahora era estar en un salón con personas moralmente incorrectas. Yo soy una por ejemplo.

-Señor, ¿Está seguro que no desea ir?

-No, ella va a estar bien.

-La señora no se veía muy contenta cuando se fue.

Solté una risa seca -Ella nunca está feliz.

-Tal vez, pueda reconsiderar ir al baile.

-¿Cuál es la insistencia? - Mi mirada fue dirigida a mi hombre de confianza y ya no al carruaje de mi esposa que poco a poco se alejaba.

-Tal vez podía pasar un buen rato, hace mucho que no ve a su cuñada.

-Te lo agradezco Henry, pero te agradecería más que no te metieras.

-Entiendo señor, disculpe mi insolencia. ¿Necesita alguna cosa?

-Traeme una botella de whisky, quiero embriagarme.

-Perdone, pero, ¿No irá con la señorita Jane? Hace una semana usted dijo que...

-No, tampoco tengo ganas de estar con ella, trae la botella.

-Si señor.

Me senté en la silla de mi escritorio, estaba muy cansado, y estos castigos de conciencia no me ayudan.
No sé por qué, pero Merceline es una mujer que me da lastima en ciertas ocasiones.

***

Entre a la mansión de mi hermana, hace mucho tiempo que no venía, mi vanidosa hermana no es alguien a quien yo frecuente.
En cuanto llegue al salón, mi ruidosa hermana se acercó a saludarme.

𝓤𝓷 𝓑𝓾𝓮𝓷 𝓜𝓪𝓽𝓻𝓲𝓶𝓸𝓷𝓲𝓸 {Nueva Edición}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora