Love dearest | Woosan

Capítulo 22

"Wooyoung, honestamente", gime Hongjoong por centésima vez. "Te dije cómo vaporizar la leche. No es tan dificil."

Wooyoung mira el pedido que acaba de hacer. A él le pareció bien, pero aparentemente no es lo suficientemente bueno. Es una especie de barista de mierda, pero es solo su cuarto día en el trabajo. Todavía está aprendiendo, y cree que lo está haciendo bien, considerando todas las cosas.

"Lo siento, lo siento", dice Wooyoung rápidamente. "Lo reharé".

"Y dile a tu novio que si se va a quedar todo el turno, tiene que comprar más de un café", espeta el.

Wooyoung sigue su línea de visión y encuentra a San sentado en el asiento junto a la ventana, que aparentemente es su lugar preferido en la cafetería. Está leyendo, lamiéndose cuidadosamente los dedos antes de pasar cada página, pero Wooyoung está bastante seguro de que en realidad no ha retenido una sola palabra. Se encuentra con los ojos de Wooyoung sobre el libro, y Wooyoung tiene la sensación de que San lo ha estado observando todo el tiempo.

"Iré a decírselo", dice. "Ahora. Iré a hacer eso."

"Si vas allí a coquetear con él, Wooyoung, que Dios me ayude, te despediré", advierte Hongjoong. "Entiendo que es hermoso, pero eso no es excusa para-"

Wooyoung se agacha para rodear el mostrador, tratando de no sonreír mientras se dirige hacia San. "¿De verdad vas a cuidarme durante cada turno?" exige Wooyoung.

San finge estar leyendo su libro. "No sé de lo que estás hablando, cariño", dice. "Acabo de llegar."

"Has estado aquí toda la tarde", dice Wooyoung sin expresión.

San suspira y baja el libro. "¿Qué?" él pide. "No es mi culpa. Este lugar es peligroso, Wooyoung.

"Es una cafetería."

"Querías libertad", señala San. "Lo estás consiguiendo. Pero si crees que no voy a hacer todo lo posible para mantenerte a salvo, entonces estás muy equivocado. Vuelve al trabajo antes de que te despidan. No quiero tener que drenar a tu compañero de trabajo por gritarte".

Wooyoung mira hacia atrás para encontrar a Hongjoong observándolos, y los ojos de San se entrecierran peligrosamente. "Oh, sé amable", espeta Wooyoung. "El solo está haciendo su trabajo".

"Yo también", gruñe San. "Ahora ve a hacer el tuyo".

"Bien", dice Wooyoung, de alguna manera todavía cariñoso sin importar lo molesto que esté. Él sabe que no hay forma de cambiar la opinión de San con esto. Y sabe que San estará aquí de nuevo mañana, sentado en este lugar, revisando cuidadosamente a cada persona que entre aquí para asegurarse de que no represente ningún peligro. "Tienes que pedir algo, sin embargo. No puedes quedarte si no ordenas."

"Tráeme una porción de ese pastel de terciopelo rojo", dice San mientras se pone de pie para sacar su billetera. "Envuélvelo para ir. Puedes lamerme la guinda cuando lleguemos a casa."

Wooyoung le arrebata el dinero, las mejillas enrojeciendo. Vuelve al mostrador, pensando que la única persona aquí que pone a Wooyoung en peligro es San, porque algún día va a tener un ataque al corazón por el tipo de cosas que dice con tanta frivolidad, como si no fuera completamente consciente de lo que dice, le hace a Wooyoung en el proceso.

"Te amo, idiota", murmura Wooyoung mientras mete un recipiente con el pastel en una bolsa. Al otro lado de la habitación, los labios de San se inclinan hacia arriba en una sonrisa corta y aguda, solo para Wooyoung.