CAPÍTULO 6

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El sábado como de costumbre me dirijo a trabajar. Hace dos años con ayuda de algunos amigos comencé mi propio negocio y hoy en día soy la administradora y casi única dueña de una de las tiendas con más fashionable clothing de Bogotá, llamada Eli's beautiful outfits, el negocio se ha crecido tanto que apenas termine con algunas deudas iniciales que no acabo de suplir, seré la única dueña y abriré una nueva sede, y si Dios me lo permite, más adelante una franquicia completa por toda Colombia.

!Se vale soñar!

Mi boutique está dividida por salas, la sala color rosa pálido tiene todas las colecciones femeninas y zapatos acomodados en vitrinas de vidrios. En la sala de color negro se encuentran todas las colecciones masculinas: zapatos, correas, corbatas de diseñador y en la sala color azul están, las lociones, relojes y accesorios de lujo. Tengo empleados y asesores de moda que brindan una atención adicional a todos nuestros clientes y eso ha marcado la diferencia para nuestro éxito.

Luego de atender varios clientes, recibo unas mil llamadas de Ena y de Melissa para confirmar si iré a "Melodic Drinks", el bar karaoke de moda. No sé por qué insisten tanto, aunque dijera que no, ellas me obligarían a ir.

Se abre la puerta del local.

― ¿Cómo está la empresaria más hermosa?

Lucas, uno de mis mejores clientes y único socio llega a saludarme.

Aunque nuestro comienzo no fue fácil, hoy somos grandes amigos. Lucas es un hombre tierno, cariñoso y con grandes sentimientos, que después de todo lo que pasó entre nosotros aún quiere tener algo conmigo. Es guapísimo, su pelo liso, largo y negro hace juego con sus oscuros ojos, además, tiene un cuerpo tipo "Perfect Body" Uff, lo tiene de ataque. Pero ya lo intentamos una vez y su trastorno obsesivo compulsivo lo acabó todo, casi me vuelve loca. Eso sin mencionar nuestra primera vez juntos, todo debía estar en su sitio, nada debía tocarse, todo siempre tenía que estar perfecto. Era de verdad abrumador, tanto que al final mejor salí corriendo.

Después de años de amistad, las chicas y yo lo convencimos de ir con María Roqueme, una psicóloga muy buena que nos recomendaron. Ya lleva meses en terapia, y aunque ya no va muy seguido como antes, eso le ha ayudado mucho; sus compulsiones y pensamientos irracionales han disminuido en grandes proporciones. Ya se puede tener una conversación sin necesidad de que lo limpie todo mil veces. No puedo negar que es mucho más agradable ahora, pero él para mí, ya entró en la friendzone.

―Hola, Lucas, ¿cómo estás? ―Me abraza y me da un beso en la mejilla.

―Bien dulzura, ¿y tú?

―Excelente; y el negocio marcha genial.

Le devuelvo un beso en la mejilla y lo invito a sentar en una pequeña sala de estar mientras añado:

―Vamos tan bien, que ya pronto te pagaré todo lo que te debo.

―Eres buena para los negocios ¡Eh! quién lo diría ―me guiña un ojo. ―Y no te preocupes por el dinero, págame cuando puedas.

Limpia la silla lo suficiente como para poder sentarse.

Sonrío.

―Están limpias Lucas, yo me he encargado de limpiarlas cuando llegué.

―Lo sé, lo siento, a veces no lo puedo controlar.

Limpia sus manos con un anti-bacterial y mirándome apenado añade:

―Vengo por mi pedido de este mes ―sonríe y me pasa su tarjeta de crédito.

―Le pediré a Sara que lo traiga, espera un momento.

NO FUE SOLO UN BESO. [COMPLETO] Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora