CAPÍTULO 29

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Mi abuela y Bea llevan varios días aquí conmigo y soy la mujer más feliz del mundo; mi tía ya tiene mejor semblante, pero no dejo de preocuparme. Con Damián las cosas van de maravilla, a excepción de la vez que salí con Ena en su coche y pasé de Alex, se enojó de tal manera que creo que la próxima vez si me encerraría.

No sé qué le pasa a este hombre con los coches.

Con mi abuela y Bea, Damián es otro cantar, si no estuviera conmigo ya Bea le hubiera echado el diente, es tan atento con ellas que hasta estoy celosa.

Voy a la universidad a recoger algunas notas y arreglar todo lo del grado, que será en menos de dos semanas. Salgo a la cafetería con las chicas, mientras esperamos que nos reciban algunos papeles.

Suena mi móvil.

―Hola Pablo, cuéntame ―respondo, al ver que es el número de uno de los chicos que trabaja en mi tienda.

―Señorita Elizabeth ha pasado algo. ―Su voz tiembla y me preocupo al instante.

― ¿Qué ha pasado? ―Pero no dice nada. ―Pablo ¡Dímelo ya!

―Han robado la tienda.

― ¿¡Qué!? ―Casi me caigo de la impresión.

Esto no me puede estar pasando.

―Lo siento, lo siento, todos estábamos pendientes, pero de la nada llegaron unos tipos y, y...

―Cálmate por favor, ¿todos están bien?

―Sí, sí, sí, pero la tienda, la tienda... ―Repite desesperado.

―Pero nada Pablo, cálmate. ¿Llamaste a la policía? ―Pregunto y las chicas me miran alarmadas.

―Ya viene en camino.

―Bueno, voy saliendo para allá, tranquilízate, todo va a estar bien. ―Cuelgo.

― ¿Qué pasó? ―Melissa me mira asustada.

―Han robado la tienda, me tengo que ir.

― ¿Qué? ¿Cómo ha pasado? ―Grita Paty.

―No lo sé, Pablo me ha llamado y está muy alterado, no me ha dicho mucho, pero debo irme ya.

―Te acompaño ―dice Melissa que me agarra del brazo.

―Yo me quedaré, entregaré sus papeles y recogeré sus notas, me avisan como va todo cuando lleguen.

―Gracias Paty. ― Nos despedimos y salimos a mi tienda.

En el camino decido llamar a Ena y a Damián, los dos me dicen que llegarán enseguida y me ayudarán con todo. Alex nos lleva en tiempo récord, sin duda es el mejor piloto del mundo.

Cuando entro a la tienda, ya los policías están hablando con mis empleados y estos tienen cara de espanto. La tienda está hecha un desastre, todas las vitrinas en el piso, ropa picada por doquier, vidrios y estanterías destrozadas.

¡Ay, Dios mío.! Que me da.

―Señorita, que bueno que llegó ―me dice Pablo, quien está más blanco que una hoja de papel.

―Cálmate por favor, todo va a estar bien ―le digo, tratando de tranquilizarlo, aunque yo esté peor que él al ver tremendo desastre.

Quiero llorar.

― ¿Usted es la dueña de la tienda? ―Dice uno de los policías que se acerca.

―Sí señor agente. ―Lo saludo cordialmente. ― Elizabeth Torres.

―Es un gusto señorita, soy el comandante Vargas ―me dice amablemente. ―Deben acompañarme hacer la denuncia y tomar las diferentes declaraciones.

NO FUE SOLO UN BESO. [COMPLETO] Libro 1.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora