Secretos (Trilogía Amor Oscuro: Libro I)

Capítulo 26

Adam.

—Mierda. —trato de sostener el cuerpo de Megan para que no pase directo al suelo—Doctor habrá alguna habitación disponible.

—Por supuesto Joven, sígame. —levanto a Megan con ambos brazos, tratando de seguir al doctor que como una mierda me lleva por el pasillo derecho—Es por aquí. —al menos no camine demasiado con Megan en brazos porque quiera o no ella peso un poco, debí imaginármelo con tremendo cuerpo también tenía que sumarle el peso. —Pase. —el doctor me abre la puerta y lo primero que hago antes de entrar es ver si hay alguna cama, ¡Bingo! La ubico rápido, la dejo sobre la cama con sumo cuidado.

—Podría revisarla.

—Espere a fuera.

—Bien—cierro la puerta después de salir—Esto no puede estar pasando.

Espero detrás de la puerta esperando en que cualquier momento salga el doctor para decirme que fue lo que le sucedió a Megan, el timbre de mi celular no me deja pensar, lo saco de mi bolsillo delantero, me imagine todo tipo de cosas pero nunca se me paso por la cabeza ver el nombre de mi padre en la pantalla avisándome de su llamada, estoy muy tentado a apagarlo pero sé que no me dejara en paz y lo único bueno que puedo hacer es contestarle.

—Dime.

—Como están las cosas por allá hijo.

—Extraño pero increíblemente todo está saliendo como esperaba.

— ¿Cuéntame?

—La madre acaba de morir.

—Esa es la noticia que tanto quería escuchar hijo. —Lo escucho soltar aire—Por fin todo está saliendo como lo planeamos.

—Exacto.

—Mi más sentido pésame para la pobre chica.

—Lo hare.

—Creo que tengo un poco de lástima hacia ella. —me sorprenden sus palabras—Tan joven que es y para que se quedara sola.

—Tiene una hermana.

—Eso es lo de menos. —Ya veo—Lo importante aquí es que hagas lo que te pedí entiendes.

—Lo hare despreocúpate.

—Tienes que encontrar la manera de encontrarlos o de lo contrario tú serás quien pague las consecuencias.

—De acuerdo.

—Este es el momento perfecto que tanto estábamos esperando.

—Está bien.

—No lo eches a perder.

—No lo haré. —Veo al doctor abrir la puerta—Me llamas luego tengo que colgar.

—Avísame si pasa algo más.

—Está bien. —digo antes de colgar, aguardo mi celular mientras me volteo hacia el doctor. — ¿Cómo esta ella?

—Se le bajo la presión sanguínea.

—Pero se encuentra bien verdad.

—Por supuesto.

— ¿Puedo pasar a verla?

—Claro que sí, solo que debe permanecer en reposo durante unos quince minutos para que se recupere del todo.

—Entiendo.

—Pase. —el doctor se hace a un lado.

—Gracias—no lo dudo ni dos veces antes de entrar, pero me llevo una sorpresa al verla sentada en silencio sin ninguna lagrima en sus ojos, simplemente está en su propio mundo— ¿Megan? —pregunto antes de sentarme a un lado de la cama junto a ella— ¿Cómo te encuentras? —no contesta en momentos como este debo de admitir que hay cosas que Megan esconde debajo de toda esa identidad falsa que carga —No te quedes callada por favor.