"EL INICIO DEL FIN."
Uno, dos, tres, cuatro y contando los días (probablemente meses) en los que he olvidado quién soy, en el que mi gps se dañó y probablemente mi mejor versión nunca regresó. Mi corazón se siente abandonado y generalmente intenta ser llenado con calor ajeno, aún sabiendo que siempre será pasajero.
Lo confieso, aún te pienso en medio de lagrimas y ahora con pacas de dinero.Mi lugar seguro era la música y ahora la fama me tiene jodido, ahora, noche tras noche me enredo en piernas desconocidas tratando de borrar aquel vacío. Aún en medio de este desierto sigo sediento de ti, aún te sigo buscando sabiendo que probablemente no pueda tenerte. Mi bendición en este infierno a sido reflejarte mi arte, me mantiene inerte no tenerte y sólo adorarte a través de recuerdos., y aunque nunca estemos frente a frente, sé que me entiendes, sé que aún me escuchas a través de mi música, pues mi corazón aún te siente.
Mi flaca, cuánto deseo envolverme una vez más entre tus huesos... aún te deseo sabiendo que probablemente me odies, pero es que no mereces el desastre en el que me he convertido.
Aquella noche en que te dejé ir, me dejé llevar por mi ego, ahora sólo pierdo y lo peor es que no te tengo.
Me veía al espejo, aquella fotografía que reposaba en una esquina era mi único recuerdo, aún éramos lo suficientemente jóvenes para sentirnos libres aún estando condenados. Tenerte y conocerte fue mi suerte y Aún lo recuerdo como si de un sueño se tratase y lo siento como si de un deja vu se hablase. Yo fumaba hierba en la plaza y yo no sabía que la repartías, quién diría que por ser joven y guapa ni yo ni la policía sospecharía.
La única manera de sentirte cerca era drogándome, dispuesto a tenerte en un sueño eterno, esa tarde me perdí en el vacío.
El último Xanax de la cuarta caja entró en mi organismo, acompañado del olor de la marihuana, me sentía en paz, a pesar de mi corazón acelerado. Pues yo ya era incapaz de incluso controlar mi respiración, la cual era pesada y poco a poco sentía como casi terminaba.
Entonces, veía el fin, más sin embargo no era como lo contaban, no veía mi vida como una película; era como si me hubiera hundido bajo el agua, una canción lenta se reproducía y el frío en mi cuerpo se hacía presente. En medio de aquel viaje, apareció lo que creía ser un ángel. Una mujer, vestida de negro y de apariencia fría me habló.
Conversamos un rato, me dijo que iría al infierno, pues aún la culpa aún me consumía. Hicimos un trato, arreglar mi vida para que mi alma descansara en el paraíso; acepté, pues perfectamente sabía que tú eras mi culpa.
Aquella mujer me regalaba la decisión de deshacerme de cualquier culpa y poder ir al cielo, al tenerte cerca nuevamente me di cuenta que aun estando en el paraíso, perderte sería un infierno.