Tío Pedro

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Tío Pedro

Todo comienzó con la alegría que sentí cuando mi tío Pedro me regaló una locha. Ocurrió la primera vez que le hice el mandado para comprar chimó; apenas habían transcurrido tres semanas desde su llegada a la casa de mi tía Flor con el fin de tratarse una grave enfermedad, de la cual a la postre no se recuperó. La locha es una vieja moneda que aunque ya está olvidada para mi sigue teniendo valor. Sigue unida al recuerdo de mi tío sentado debajo de un árbol frondoso, siempre con su sombrero y su rostro atemporal. Desde esa escena los humildes cobres regresaron en la gestualidad de la familia de aquella época y sobre todo de esos minutos de mi memoria. Las monedas cumplen un importante papel y las asociamos al intercambio de bienes de diferentes rangos y denominaciones. Vuelvo la mirada hacia atrás. No tenía edad para explicarme lo que ocurrió aquella madrugada, no sabía por qué el estaba allí con su sombrero; cómo era posible esa presencia, sí estaba muerto y  enterrado en el cementerio del pueblo. No sabía si lo que estaba viviendo  se relacionaba con los caudales que algunas personas mencionaron. Me asusté, creo que nunca estuve tan asustado y por eso grité con toda mi fuerza: «Aquí está mi tío Pedro ensombrerado».

Todo esto puede parecer rutinario porque nació de las anécdotas compartidas por un vejo y un niño. Pero no se puede decir que formaron parte de paseos o fiestas, o de algo que se asemeje a costumbres de familia. Las figuraciones solitarias de mi tío no dejaron marcas, ya que no se impusieron como lecciones. Por el contrario, las historias compartidas, que fueron pocas, se caracterizaron por ser calmadas e incluso sin culminaciones. Las considero reveladoras, pero al mismo tiempo insuficientes para llegar al fondo de lo que significaron para mi los úlimos meses de vida de tío Pedro; y también lo que enseñó su muerte, no solo en aquel tiempo, sino ahora cuando ya han pasado muchos años. Hubo algo más en el punto de partida de la hermosa relación. La contemplación, el silencio, la admiración sin palabras, el secreto eterno. El hecho de saber que alguien se ha transformado en una fuerza que te sorprende, sin ninguna intención de moldear el tiempo y el espacio. Solo se puede agregar que se trataba de una metafora que abarcaba tanto al niño como al viejo; eran tramas que los dos enfrentamos sin preparación. Quizá por eso mismo originaron una leyenda inesperada para el uno y para el otro; era como si dos esperanzas se reunieran en algún punto paralelo que, aunque muy real, resultaba inaccesible para cualquiera que mirara desde afuera. Hay detalles que sorprenden; como el de la locha que es algo arcaico para el presente, que dice poco para quienes escuchan una palabra llamativa, pero sin repercusión. Algunos consideraban que el tío era muy silencioso y me tentaban: me decían que él solo hablaba conmigo, que me dejaría un presente; me preguntaban: «¿No te ha dicho donde enterró el tesoro cuando tuvo que abandonar su finca por la enfermedad?». 

Pero no es por azar que hoy llego a esa parte de nuestras vidas. 

Estoy justo frente a una ventana que da hacia donde tú te encuentras, Tío, en tus últimos minutos. Estoy con mi hermano, los dos asistimos expectantes. Veo que los espacios son resonancias, presencias. Tengo ocho años. No puedo saber si es normal que los niños guardemos tantos recuerdos, tengo conciencia de mi niñez, de mi manera de hablar, de mi interés por la forma cómo conversan los adultos; tengo en mi memoria el momento justo antes de tu muerte. Tampoco puedo dar cuenta de lo que olvidé.  En las noches imagino que un día me descubriré como una persona distinta, no como una persona nueva sino distinta. Llegamos hasta esa ventana por el movimiento de los mayores de la casa. Todo apuntaba hacia tu habitación: el médico, el sacerdote, mi tía Flor que se movía de un lugar a otro, mi tío Simón que parecía estar en todas partes a la vez, mi tía Rafaela que la tenían sedada en otra habitación. Mi mamá y mi papá estaban de viaje y por eso no nos acompañaban ese día. 

Como los diosesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora