C. 7: De mal en peor.

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 —¿Qué hacemos? —preguntó Lihue angustiada.

—No se, llamar a la policía —dijo Fran al tiempo que tomaba el celular de Lulú del suelo y observaba que se le había roto la pantalla.

Germán lloraba, Fran y Lihue tenían mucho miedo y a Ioannis le había agarrado un ataque de asma por la presión, el miedo y todo eso.

—Tenemos que, arghmngh, encontrarla cofs, y acofgas... —dijo Ioannis en medio de sus carraspeadas de tos.

—¿No tenés tu remedio? —le preguntó Li.

—Agco, no, cof ag.

—Bueno, tomá el mío. —Acá hay que aclarar que Lihue también tenía problemas de asma, por lo cual ella y Ioannis usaban el mismo medicamento.

Ioannis se puso el puf y dijo:

—Ehh, ¿Vamos a buscar ayuda?

Para ese entonces varias personas habían salido de los locales y negocios y los estaban mirando.

Una señora se le acercó a Lihue y le preguntó qué había pasado, Lihue se lo explicó todo y la señora llamó a la policía.

Luego los invitó a pasar a su local, una tienda de ropa que estaba al lado de la librería, y les dió agua.

Lihue se acordaba el número de Elizabeth, pero cuando la llamó por el celular de Lulú esta no respondió.

Al cabo de quince minutos llegó la policía, y luego de recibir las descripciones y marcas de Lulú partieron en su búsqueda.

Germán ya se había arrancado varios pelos, Fran tenía los ojos rojos y Ioannis trataba de no desmayarse por la falta de aire.

—¿Qué hacemos? —preguntó Fran cuando la policía se hubo marchado. —¿Ninguno se acuerda del teléfono de sus papás?

—No, lo tengo en llamada rápida.

—¿Y si llamamos a los papás de Lulú? En el celu están los números ¿No? —preguntó Germi.

—Si, es verdad, no se me había ocurrido. —Lihue encendió el celu de lulú, pero cuando estaban entrando a los contactos para llamar a Vicki o Jorge, el celular simplemente se apagó.

—¿Qué pasó? —preguntó Fran.

—Se quedó sin batería, la Punta del obelisco de la gran... —empezó a decir Lihue.

—Bueno, calmate que yo tengo cargador —le dijo la señora del negocio. —a ver donde lo deje...

—Che... ¿Y Ioannis? —preguntó Germán, dándose cuenta al fin de que faltaba su amigo.

—Me pidió ir al baño —dijo la señora, —y ahora que lo pienso, eso fue hace veinte minutos.

—¡QUE! —gritaron todos muy exasperados.

—¿Dónde está el baño? —le preguntó Germán.

—Por ese pasillo, la segunda puerta a la derecha. —

Germán salió y Lihue y Fran se quedaron pensando y escuchando las sirenas de los policías, que iban y venían rastreando a Lulú.

De repente se escuchó un grito proveniente del pasillo, entonces los chicos y la señora, que aún no encontraba su cargador, corrieron donde Germán y ahí se encontraron con un Germán llorando y muerto de miedo y con un Ioannis inconsciente y desplomado en el piso.

Fran abrasó a Germán para tranquilizarlo mientras la señora y Lihue se agachaban para controlar a Ioannis.

—Solo está desmayado —avisó la señora, mientras le decía a Lihue que agarrarse a Ioannis de los hombros mientras ella lo agarraba de los pies.

Ambas lo llevaron a la parte principal del local y lo pusieron en una silla, la señora llamó a una ambulancia y los cinco se fueron rumbo al Hospital...

Plan Mafia 2: El viaje al surDonde viven las historias. Descúbrelo ahora