XVII

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- ¡Luna! - Gritó Carlos por detrás de la chica.

Luna iba con los cascos puestos mientras iba de camino a la residencia después de las clases.

- ¡Luna! Espérame.

El chico corría a la velocidad que podía para poder llegar hasta la rubia. No conseguía llegar hasta ella, pero entonces Luna se paró en seco y miró para atrás. Carlos sudando le estaba sonriendo desde el otro lado de la acera. Se acercó a ella con un último sprint y la besó en la mejilla al llegar.

- Llevo todo el camino gritándote. - Informó este sonriendo.

- Ai, perdona Carlos... es que voy con los cascos y claro no te he oído. - Se disculpó la muchacha.

El chico se acercó uno de los auriculares y empezó a sonar Love me like you do de Ellie Goulding, miró a la muchacha rubia con otra de sus sonrisas encantadoras y a Luna le dio un vuelco el corazón. Esta mañana se había levantado junto a Lucas, uno al lado del otro abrazándose como la pareja que eran. Habían desayunado juntos, sonriendo, mientras a Luna se le calentaba la leche más de lo que debería y había empezado a hervir, pero lo raro de aquella mañana había sido al entrar en la ducha, después de haber dejado a Lucas en su cuarto para vestirse y luego salir juntos para clase, se había visto una gran marca negra en el lado derecho de la ingle. Se rascó, se lavó con fuerza, pero en ningún momento se había borrado. Cuando salió de la ducha seguía preocupada, pero al mirarse en él y ver cómo le quedaba esa marca no le dio mucha importancia, si no que se dirigió a ponerse la ropa sin inmutarse.

- Luna, ¿me escuchas? - Preguntó Carlos que estaba al lado de la muchacha.

- Si, perdón. Estaba pensando en mis cosas.

Se quedó pensativo, mirando a la nada, por encima de la chica.

- ¿En qué cosas?

- Bueno... No es nada importante. - Dijo la muchacha sonriendo tímidamente.

Carlos le dio la mano a Luna, con fuerza, como si él fuera su gran apoyo. La miró a los ojos, a sus ojos verdes pardos que mostraban tanta sensibilidad, mientras ella miraba sus ojos oscuros llenos de misterio y curiosidad.

- Puedes contar conmigo Lun, ¿lo sabes no?

La chica agarró la mano con fuerza y se lo llevó hasta un banco que estaba cerca del parque de donde estaban. Se sentaron el uno junto al otro, mirándose mientras ella cruzaba las piernas como gesto inconsciente.

- Bueno... tuve un sueño muy raro el otro día... salías tú.

- ¿Salía guapo?'- Preguntó el muchacho sonriendo.

- Guapísimo. - Rió la chica. - Pero... parecía tan real... nos veía a todos... bueno que había copias nuestras, gente que se parecía a nosotros en la antigua Grecia.

Los ojos se le pusieron en blanco mediante la explicación del sueño que la muchacha había tenido. Carlos mantenía los ojos puestos en la chica mientras ella lo explicaba todo.

- Bueno... sinceramente... Yo soñé con eso también. - Aceptó el chico.

- Era muy rar... ¿Qué?

- Lo que has oído, yo también soñé con eso esa misma noche, y luego estuve con fiebre unos días... No entendía nada, pero ahora que lo cuentas... ¿crees que puede ser cierto? - Preguntó el chico alzándose.

- Yo... Me pasé la noche entera con fiebre, con mucha fiebre, sudando y con mucho dolor. Y no lo sé... no creo en esas cosas la verdad, debería pasar algo que realmente me haga pensar que lo que soñé, realmente era cierto.

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