Doyoung llevaba tiempo sin saber de Yuta, y sus pensamientos se llenaban de esa hermosa sonrisa, tan brillante como los bellos luceros con los que durante tiempo le había observado, ¿dónde se había ido esa dicha de sus días? Ahora que Taeil estaba junto a él más que nadie en el mundo, nunca se había sentido de la misma manera, ¿será que realmente sentía esa clase de afecto por su vecino? Porque era un hecho que siquiera podía compartir una salida a comer o una película luego de los acontecimientos que se llegaron a ver en el pasado, donde se había revelado el gusto de Taeil. Navidad y Año nuevo, dos festividades que acostumbraba a pasar de otra manera, las vivía entre la soledad en compañía, Taeil sólo disfrutaba, creyendo que era el mejor día para estar juntos, mientras que Doyoung sólo vivía un día desolado, con el nombre del japonés grabado en su cabeza, sin atreverse a pedir un momento de soledad, ya que al final, no había nadie más que pudiera apoyarlo.
El animado vecino ya creía que se vendría el momento de su victoria contra el japonés, pero estaba bastante alejado de la realidad con esas ideas, cierta parte de él tenía en cuenta este hecho, así que tenía su propio plan. Doyoung en sus vacaciones las pasó sólo con él y su familia, pero gracias a Taeil, evitó que cualquiera de sus amigos permaneciera en su vida, eso incluía al joven Jungwoo, que más preocupado que nunca, iba cada semana sin falta a saber alguna noticia, pero como siempre, Taeil se encargaba de bloquear la pasada, de decir que no estaba, como si fuera aquel que estuviera a cargo de la vida social de Doyoung, tarea que jamás se le había asignado. Esto ayudaba a que el vacío, la pérdida del nipón fuera menos llevadera, su corazón estaba roto y su sentir era frágil, era débil, más en esos momentos.
Aunque fue el día 10 de enero el día en que la regla se rompió al fin, cosa que no pasaba desde octubre. Uno de los amigos de Doyoung había llegado de viaje a la ciudad de Seúl, sonriente y bastante seguro como siempre. Como siempre llegaba a ser algo inoportuno, no le había preguntado a su amigo la hora donde estaría en su hogar, siquiera se molestó en avisar que llegaría tal día, y con el sonido del timbre, Taeil salió.
-¿Hola? Disculpa, Doyoung no está. ¿Podrías decirme quién eres? Si está interesado te podrá dar alguna llamada o algo, si deseas le paso tu recado.
-Pfff, ¿y tú eres?... No tengo tiempo para hablar con gente que no conozco, Doyoung no sabe que vine ahora mismo, soy su sorpresa, no necesitas saber más. Si quieres servir de algo, dime cuándo regresa.
El chico era bajo como Taeil, y era bastante lindo, no estaba de más hablar de los celos de Taeil, ¿realmente se iba a quedar con aquel que tanto pretendía?
-Vuelve como en 3 horas.
-Gracias, eso es todo.
Mientras tanto, Mark se había ido al trabajo de Yuta, esperaba que su hyung no estuviera tan afectado, y es que se había enterado del comportamiento de John, sin entender cómo es que acabaron juntos, y sobre todo, cómo es que Yuta llegaba a permitir esos tratos.
-Hyung, debe salir de la oficina, sino se va a volver loco encerrado, él no está aquí.
-¿Y si viene y no estoy? Es que Mark, no logras comprender que no quiero problemas con él, se molestará si sabe que salí y no le dije.
-No tienes siquiera que andarle contando... Yuta oppa, necesitas volver a tener tu independencia, te consumes, no recuerdo la última vez que salimos a divertirnos de noche. De haber sabido que John haría todo esto...
El canadiense estaba frustrado, cubriéndose el rostro con cierta frustración, sabía que en sí no era su culpa, pero acabó siendo partícipe de que el americano estuviera de vuelta, en ello, Yuta se acercó al menor y lo abrazó con fuerza, algo que odiaba era que se sintiera así de culpable, teniendo un corazón puro, de oro.
-Mark... Te ruego que dejes de culparte... De todos modos, el que se ha dejado maltratar he sido yo...
-Hyung... No vuelvas a culparte. - Mark detuvo al japonés, sus ojos estaban llorosos, y es que no le calzaba que Yuta siendo una víctima se tratara como el causante de su dolor, de su falta de libertad, del miedo que John le causaba. -Necesito que me prometas oppa, que jamás en la vida, jamás volverás a hablar como si tú causaras este mal, porque aunque quisieras que él se alejara, es el temor que él te ha dado, que te ha causado el único que ha cortado tus alas. Él para mí ya no es un amigo, porque lastimó a la persona más importante para mí, quien es casi un hermano, un ejemplo a seguir para mí.
Yuta se emocionaba al escuchar al canadiense, y es que apenas dejó de hablar rompió a llorar, prometiendo repetidas veces que jamás lo volvería a hacer, y que por la confianza que Mark le tenía, la fe que le tenía, el respeto y admiración, vería el modo de armarse de valor. Ese día un objetivo más que claro llegó a su mente, y nadie podría quitarlo.
-Ten, realmente es una gran sorpresa que estés aquí, te dije que me avisaras la hora, siempre te gusta hacer estas cosas, ¿no? -Doyoung ya se estaba encargando de cocinar para el tailandés, y es que menos mal Taeil le avisó por mensaje que tenía un amigo esperándolo, ya que pudo comprar la comida necesaria para poder hacer una cena de bienvenida.
-Técnicamente yo soy un regalo sorpresa, me dijiste que estabas mal, yo iba a llegar de todas maneras, ¿si? Una promesa es una promesa.
-Espero que tu llegada indique algo bueno, estos días han sido complicados... Con todo eso de Yuta...
-Nadie que no pudiera ver tus bellos sentimientos puede merecer algo de tu compasión, ten eso bien en cuenta, Yuta no era suficiente por lo que me contabas, mereces más.
-Es que no es eso... Sé que desde tu divorcio estás más... ¿Tranquilo? Relajado con esto del amor, pero es difícil perder a la única persona que pudo comprenderme.
-Tienes razón, pero no por eso mis palabras son menos ciertas, aparte, parece que hay un chico que anda muy pendiente de ti, el psicópata de tu vecino, ¿ese es Taeil? Porque de ser así, mejor ni me lo presentes.
Doyoung se reía, ya que de todos modos no quería hacer ver a Taeil como un pretendiente o algo parecido. Seguía impresionado de que luego de una gran pelea se haya perdido tantas etapas en la vida de Ten, como su matrimonio, no sabía que sus historias estaban más que cruzadas, y no estaba cerca de saberlo.
-¿Qué tienen los americanos? Ese John la verdad es que destruyó la poca estabilidad mental que me quedaba...
-¿John?... ¿Tendrás alguna foto? Es raro ver a un japonés con un americano.
-Él es asiático, por lo que no se ve tan raro. No me digas obsesivo...pero tengo una fotografía. -En eso, Doyoung le mostró al alto chico de Chicago con el que Yuta estaba, Ten disimuló su asombro, alabando con su expresión lo bello que era.
-Vaya, no me lo esperaba, es muy guapo, pero mi amigo lo es más. ¿Sabes? Quizás pueda darte una ayudita, ¿puedes decirme dónde se quedan estos chicos? Para poder ver si me topo con este gringo.
Si bien Ten fue el que pidió el divorcio, ahora pensaba que no había ser más desagradable que John, lo probó cuando se llevó al japonés, y es que había sido tan obvio que se hablaba de Johnny pero al parecer su memoria no quería recordar a una persona tan ruin. Ten ayudaría a Doyoung, él se iba a vengar de Johnny quitándole todo lo que tenía ahora, lo conocía, y sabía que no lo había podido domar, pero quizás el puto japonés estaría en graves problemas y peligro, sería su acción para ganarse el cielo.
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De a poco iré subiendo, esta historia la quiero terminar, sobre todo porque tengo otra en mente, la cual espero les guste si es que les interesa leerla cuando la publique. Es un gusto volver por acá, me hacia falta.