Yuta se encontraba en el restaurante donde le había dicho Doyoung que fueran, habían pasado dos horas desde que había llegado, y sólo había atinado a beber un par de tragos ahí, pidiendo que le trajeran una entrada por mientras, en su mirada se notaba preocupado, y bastante triste, pero antes de rendirse, tomó su teléfono y llamó al desaparecido conejo que no daba señales de vida.
—Anda, Doyoung... Por favor... —Rogaba mientras salía que estaba logrando conectar, llamando, pero no podía hacer mucho cuando luego de un tiempo de espera comenzaba a sonar su buzón de voz.
—¿Desea otra cosa más, señor? Podría recomendarle el especial de esta noche. —El mesero había notado que el cliente llevaba ya bastante esperando en su asiento, le vio bajando la mirada, suspirando.
—Xiao... Me conoces hace años, no es necesario que me llames señor aquí, supongo que no vendrá, así que... ¿Puedo llevar todo a una mesa afuera? Para poder fumar, y también una botella de vino, con eso, querria además un poco de teokbokki con ramen y kimchi.
—Supongo que me lo merecía, pero no puedo creer que volvió a ese ambiente tan tóxico. —Doyoung se encontraba en el bar con su amigo, precisamente el chico nuevo de la barra, Jungwoo, llevaba apenas 1 mes trabajando, había empezado a trabajar gracias a Doyoung, primero como limpiador de baños y luego subió increíblemente a la barra.
—Siento que te culpas demasiado, no justifiquemos a Yuta, pero también te lo buscaste, aquí dos personas se han lastimado a sí mismos. Lo peor es que se querían.
—Jungwoo, tú conoces a Xiaojun, el mesero del restaurante donde siempre iba con Yuta, ¿no te comentó nada? —Doyoung bebía de su cerveza, observando a ratos el vaso que tenía en frente.
—Claro que lo hizo, hyung, sabe que soy tu amigo, y me contó todo, Yuta estuvo esperando más de dos horas, y siguió ahí hasta dos horas más antes de irse. Pidió licor, mesa afuera y ahí se quedó.
—Ya veo...
—De igual manera, fue bastante mal que Yuta hiciera esto de irse con Johnny, ¿los viste?
—No, pero Yuta salió luego de unos minutos y me encontró en el sofá, su expresión fue bastante... De impacto, podría decirse, como si se hubiera arrepentido.
—Creo que alguien no se arrepiente tan pronto de esas cosas, ¿hablaron?
—Doyoung... ¿Qué haces aquí?
—Lo siento si te causé tanta molestia como para que fueras a los brazos de Johnny tan pronto, supongo que ya pueden ser felices.
Yuta se acercó al chico, sentándose a su lado con la misma expresión aún.
—No es lo que tú crees...
—¿Qué es entonces? Yuta... Yo te amo, te amo como nunca amé a nadie, sé que tardé, pero pensé que entre nosotros había algo especial, pensé que no volverías a hablarle, tu sufrimiento pareciera que fue sólo un teatro del que yo fui parte al mostrarte mi apoyo.
—Me dejaste solo, debes entenderlo, me sentía solo, lo suficientemente ignorado como para aceptar a Johnny, me sentí humillado en mi cumpleaños, no soporto ni 10 minutos por nadie, y por ti me quedé ahí, esperándote, siquiera respondiste el teléfono. Me habías prometido que estarías ahí.
Efectivamente Yuta estaba mintiendo, ese semblante orgulloso, de hombre de honor era algo común en él, parecía que no deseaba verse débil, aunque Doyoung fuera quien menos lo jugaría.
—Estaba haciendo cosas.
—¿Con quién? Porque sé que de tu trabajo no debería ser, ¿acaso te gusta alguien más y ahora apareces aquí esperando a que vuelva a abrir mis piernas para ti? Te aseguro que de quien hablamos es Taeil. —En eso, Yuta no evitó sacar un cigarrillo, poniéndolo en su boca, esperando no ponerse a llorar, sus ojos se aguaban, pero no pasarían de eso.—¿Es o no?