Doyoung II

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Ya saliendo del gran edificio de la compañía editorial donde Yuta trabajaba, salimos tomados de la mano, él con un cigarro en mano, encendido, se veía tan fabuloso y elegante, me apena a un poco, puesto que por mi parte estaba algo informal, unos blue jeans ajustados, una camisa celeste, un sweater negro y mi abrigo gris largo, uno que él me había regalado, hasta con converse de color rojo. Mientras que Yuta, Dios, él tenía su camiseta de cuello alto color negro, unos pantalones de tela, ajustados y de un profundo color negro, sus botines que brillaban lustrosos más que el futuro de cualquiera, en punta como le gustaban, negros también, su abrigo largo de tres cuartos de un azul vibrante y sus lentes de sol que le ayudaban a ver bien ante un sol que no emitía ningún calor, con borde grueso, color negro, de patas color plateado, y por supuesto, llevaba la cadena que una vez le regalé, era plateada, una de las cosas que me ponía loco de él era que con todo se podía ver tan bien para ir a trabajar, hasta con su cabello bien arreglado, grisáceo con detalles que le daban un toque lavanda, de largo hasta un un poco más bajo de su hombro, una belleza. En él, lo único que me podía llegar a preocupar era que estaba cada vez más delgado, él odiaba sus fotos de hace unos 4 años, donde se veía algo más rellenito, yo encontraba que se veía tan hermoso como siempre.

—Hoy debes comer bastante, ¿si? Te veo cada vez más delgado, estás muy bien en tu peso, no es necesario eso. —Mencionaba yo, caminando a la par de él. —Aparte, si lo haces no estarás tan cansado.

—Hm, yo creo que podría, pero hey, simplemente quiero verme bien, aparte, a ti te gusta como me veo desnudo, no veo cómo estaría mal mi aspecto si hasta hago ejercicio, conejito. —Él no entendía, si bien sí, me gustaba como se veía, no podía ocultar que me preocupaba igual, desde que lo había conocido, Yuta comía, pero poco, y siempre lograba estar bajando de peso.

—Sinceramente creo que lo más importante es que puedas verte más saludable, sentirte así, tú sabes...

—De verdad no es necesario que te preocupes Doyoungie, ¿si?... Estoy bien, bebito. —Me sonrió y besó el dorso de la mano que le sostenía. —Eres dulce, conejito rico, si alguna vez me llego a sobrepasar con eso, te prometo que comeré muy bien... —Le gustaba ponerme nervioso, y a mí me gustaba caer por ello, y bueno, lograba convencerme de que todo estaría bien.

—Lo sé... Pero me preocupo igual. —En sus fotos de hace unos años podías ver que Yuta tenía más musculatura incluso, se veía bien, era delgado y saludable, pero no del modo que lo era ahora, se veía que en parte había perdido un poco de ello.

Él negó suavemente con su cabeza, mientras iba acabando su cigarrillo, era consciente de que debía acabarlo antes de entrar al local, habían fuertes políticas sobre el cigarrillo dentro del local, y comer afuera no era opción por el frío que podría empezar a hacer.

En cuanto llegamos al local de comida japonesa, nos sentamos y comenzamos a escoger qué comer, Yuta me miraba a momentos, sonriendo, creo que cualquiera que viera eso podría morir al instante. En una de esas miradas, se la devolví y él, en vez de quitarla, rió suavemente.

—Me encanta que no seas tan tímido.

—Es que... ¿Por qué debería? Si ya haz notado que te estaba mirando, mejor hacerlo ahora con tu consentimiento, hay que ser más directo en la vida, Doyoungie.

—Es cierto, por eso me gusta que seas así, conmigo eres bastante sincero, también me encanta eso, y tu sonrisa, y tu cabello, sobre todo porque está más largo... —Fui interrumpido por Yuta.

—Mi niño, ¿tiene algo que decirme? Eres alguien muy dulce, pero ya te conozco, y sé que no es de ahora, pero por lo que he notado, creo que necesitas decirlo. —No dejó de sonreír, quizás para darme la seguridad de que estaría bien si le comentaba las cosas que tenía en mente, me gustaba tanto que fuera así.... Quizás soy muy repetitivo, pero es que le gusta todo de él.

Time Destroys Everything [DoYu] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora