Eres Mi Camino

Amenaza de Tempest 3

Narra Marinette,

Antes de salir de casa Mari se aseguró de llevar todo consigo, Dinero, una bolsa donde guardar las cosas que compre bocadillos para Tikki, estaba lista y ansiosa, trato de enfocarse en la tarea, tratando de alejar los pensamientos y preocupaciones que traía el ser Laydibug.

Las calles estaban abarrotadas por personas en fila mientras andaban a la plaza de la ciudad, Mari se sintió algo agobiada por el movimiento de la multitud y por los algo ridículos movimientos de las mujeres y hombres que cantaban una especie de himno, pero a pesar de la dificultad de moverse entre la multitud logro llegar a su destino, una linda tienda de telas e hilos, una mercería, cuando entro se sintió como niña en dulcería.

En cuanto entro saludo a una mujer ya grande rondando los 70 que se sentaba del otro lado del mostrador, para su edad la mujer un tenía una mirada jovial.

-  Buen día Dolores - dijo Mari mientras se acercaba al mostrador.
-   Niña, Marinette, que hermosa estás el día de hoy.
-   Gracias - contesto algo apenada por el comentario - ¿Llegó algo nuevo?
La mujer negó, pero mantuvo su sonrisa - no, pero si quieres algo nuevo solo pídelo y con gusto te lo consigo.
- Gracias es muy amable, - Mari pensó unos momentos y después hablo - quiero una tela para una chaqueta de vestir para un hombre - dijo lo último un poco apenada.
- ¿Alguien especial? - Mari asintió.
- Un amigo, es nuevo en la ciudad - la mujer levanto una ceja.
- Muy pronto para un regalo de esa talla no crees amor - Mari sonrió.
- Es solo un amigo quiero que tenga algo que lo haga sentir cómodo con el cambio, viene del extranjero.
- Muy bien mi niña, ¿Cómo de que tipo buscas? - Mari alzó los hombros no tenía una idea muy clara de cómo la iba hacer su plan era escoger una tela y de ahí avanzar con los detalles.
- Algo cómodo supongo - la mujer asintió satisfecha, ese era su don saber qué tipo de material era el adecuado con solo una palabra.
- Perfecto. – Chasqueando la boca la señora se dirigió a Mari - iré a tras traeré algo, mientras echa un vistazo, estás en tú casa.
Marinette asintió agradecida mientras se internada en la pequeña tienda, había rollos de tela amontonados en pequeños grupos que formaban pasillos entre diferentes tipos de telas, por color, textura, impresión, y grosor.

Ella amaba esto, paso su mano por las telas mientras se acercaba al final de la tienda, avía paz y se pudo relajar...

Su celular vibró seguido por su tono de llamada, ella lo tomo, era su madre, deslizó su dedo y contesto.

· Hola, mamá ¿Todo bien? - dijo mientras regresaba al mostrador.
· ¿Dónde estas? - la voz de su mamá era agitada.
· En la tienda de Doña Dolores acabo de llegar - Su madre pareció aliviada pero aún se sintió una leve preocupación - ¿Qué ocurre? - fuera de la tienda el tumulto de las personas abarrotadas en la marcha comenzó a amplificarse, gritos de pánico llamaron su atención.
· Un Akuma, está en las noticias uno grande al parecer está en el centro - Mari no parecía muy sorprendida algo le decía que algo así sucedería tarde o temprano - ten cuidado, no estas cerca del centro, pero la precaución nunca sobra, que date en la tienda y no salgas hasta que sea seguro, cuídate mucho, si...
Mari apretó los labios para después esbozar una sonrisa, le dolía mentirles a sus padres, le dolía desobedecerlos tan descaradamente pero aun así lo hizo.
· Si, mamá me quedaré dentro, sirve que cuido a la señora Dolores te amo cuida de papá, Los amo muchísimo... - Sabie contesto alegre.
· Cuídate mucho okey, seguramente Laydibug y Chat Noir se encargarán de él Akuma, muy pronto no hay de que preocuparse - Marinette asintió con una punzada en pecho.
· Tienes razón no tienes de que preocuparte los amo...
Marinette colgó resignada, era su trabajo y su responsabilidad la vida de las personas dependía de ella, incluso su madre creía en que Laydibug y Chat Noir se encargarán del Akuma confiaba en Laydibug, confiaba en ella.