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La película comenzó con un joven guionista de veinticinco años, sentado delante de su escritorio, mirando a la pared perdido en sus pensamientos. Lo peor es que ni siquiera estaba pensando algo en específico, solo tenía su mirada perdida en una mancha en el tapiz.

—Harry, llevas ahí casi dos horas, ¿no piensas venir a comer?— Preguntó su prometida Holly.

Él se giró para mirarla, sus ojos recorrían el rostro de la mujer como si tratara de encontrar algo. 

—Cada que me das esa mirada pienso que te estás volviendo loco.

—Lo siento, sabes que me pierdo un poco de la realidad a veces—Le respondió Harry levantándose de la silla, no sin antes poner un punto final en la frase con la que había estado atorado una hora delante de su máquina de escribir.

—¿Un bloqueo de nuevo?—Le cuestionó Holly mientras servía espagueti en los platos.

Harry le dio un asentimiento de cabeza a la vez que apretaba sus labios y pasaba sus manos por su cabello en un gesto de desesperación.

—Tengo las palabras aquí—Dijo él señalando su cabeza—Pero estas no logran coordinar lo que quiero expresar—Continuó haciendo puño sus manos.

—¿Por qué no vemos películas? es algo que siempre te inspira—Le dijo ella—Como a mi me inspira crear nuevas recetas cuando veo programas de cocina.

—Si me la paso viendo películas nunca voy a escribir una—Bufó, luego probó el espagueti de su prometida y suspiró— Está rico, al menos alguien aquí tiene éxito en lo que hace.

Holly rió.

—Ojalá fueras tú el consejo de admisión de las escuelas de cocina—Le dijo ella— Bien sabes que no he logrado entrar a ninguna, no veo que alguien tenga éxito aquí.

Harry dejó de comer y la miró indignado.

—Lo siento, no me refería a que...

—No, lo entiendo—Dijo él— Es la verdad.

—Aún somos jóvenes, Harry, estamos en los veintes, en nuestras carreras nadie alcanza el éxito a nuestra edad.

—No lo hacen, pero tan siquiera llevan algo de camino, y yo no he logrado nada—Señaló él mientras devoraba la pasta.

—Lograste tenerme a mí—Le respondió Holly mostrando sus dedos juguetonamente donde tenía el anillo de compromiso—¿Quieres más espaguetis?

Harry sonrió y se levantó para besar su frente.

—Ha sido un gran logro—Le dijo él—Pero sé que puedo ir por más, para darte más... además necesitamos más, para pagar este lugar—Añadió riendo—Por lo pronto iré a dar un paseo, necesito despejar mi mente y desbloquearme.

—No tardes tanto, por favor—Contestó ella— Hice pay, no quiero comerlo sola.

—Volveré en treinta minutos.

Harry salió del departamento esa mañana de julio de 2017, sintiendo aún frustración en su interior. Él de verdad creería que para esta edad habría conseguido si quiera conseguir un puesto decente en la productora de Londres donde trabajaba, pero solo había logrado ser un editor junior de guiones, lo que básicamente significaba recibir guiones, ordenarlos y registrarlos en la base de datos. 

Constantemente escribía sus propios guiones, pero aunque había entregado algunas copias a su jefe, nunca había tenido respuesta. Era lógico que no tomaran en cuenta los guiones de alguien en ese puesto. Probablemente ni si quiera la mitad de los que Harry recibía eran tomados en cuenta al ser escritos por aficionados o por personas como él, desconocidas. Solo uno de cada cien que no fuera famoso con anterioridad, lograba producir una película sobre su guión. 

En su mente, Harry tenía mil y una historias que quería expresar, pero lo más seguro es que se había generado altas expectativas sobre sí mismo. Su familia y su prometida alagaban sus guiones, pero las casas productoras definitivamente debían reírse del joven que se creía un buen escritor y guionista.

Harry tomó asiento en una banca del parque y pronto un perro pasó a su lado, mientras se le quedaba mirando esperando que le diera algo de comer. Harry lo miró con los ojos entrecerrados.

—¿Sabes desde cuándo me apasionan las películas? Desde que era niño—Le dijo Harry al perro—Pero lo único que he logrado desde entonces es un premio en la secundaria, en un concurso donde solo participaron cuatro personas... incluyéndome a mí.

Ahora había terminado su Licenciatura en Literatura en Cine, pero seguía pagando las deudas que le quedaban de la universidad. Parecía que su carrera le quitaba más de lo que le daba. 

—Es un hecho que no soy el único adulto joven en el mundo lidiando con estos problemas, pero me frustra tener que formar parte de esas estadísticas de guionistas que solo sumaban fracasos—Continuó diciéndole al perro.

El perro estornudó y lo miró unos segundos más con su cabeza ladeada, para después irse al ver que no tenía comida para él.

«Ni a un perro le interesa lo que quiero contar» Se dijo a sí mismo negando con la cabeza mientras apoyaba los codos en sus piernas.

Harry salió un momento de sus pensamientos, miró a su alrededor buscando algo de inspiración, y aparte de la naturaleza misma no encontraba algo que le contara una historia lo suficientemente increíble. Se levantó y siguió caminando al menos medio kilómetro más, hasta que se detuvo en una tienda de antigüedades. Ladeó su cabeza al igual que había hecho el perro, esperando que esas reliquias pudiesen darle algo de comer a su imaginación.

Después de merodear por el lugar durante quince minutos, terminó igual que como había entrado, sin nada que lo inspirara y con menos dinero en su bolsillo al haber comprado un viejo maletín que le había gustado, aunque lo más probable es que lo regalara a su padre o su suegro, porque Harry no usaba maletines.

—Tardaste el doble de lo que dijiste— Le reclamó Holly cuando regresó a su departamento— No pude resistirme y me comí mi rebanada de pay.

—Lo siento, amor—Le contestó él— Caminé un poco más de lo que pensé, y me encontré con una tienda peculiar de antigüedades, mira lo que compré.

Holly miró el maletín y levantó una ceja.

—¿Quieres cambiar de estilo a un poco más maduro?

—Tal vez no me toman en cuenta porque llevo mochila y no maletín—Dijo Harry.

—Tal vez... ¿encontraste algo que terminara con tu bloqueo?

Harry suspiró mirando al techo mientras se dejaba caer en el sofá.

—La verdad es que no quiero seguir escribiendo hoy, mañana después del trabajo continuaré.

—Está bien, ¿quieres ver una película?—Le preguntó Holly y él asintió—En Netflix tenemos sharknado...

Harry le lanzó una mirada molesta y ella rio.

—Sigo sin creer que un guión así pueda tener una película, definitivamente las mías no son así de malas—Le dijo él.

—Tal vez el guión era bueno, y lo malo fueron los efectos especiales—Dijo ella encendiendo la televisión.

—Como sea—Respondió Harry rodando los ojos, provocando que ella riera de nuevo.

La pareja terminó viendo una película romántica que los durmió. Harry se despertó cuando los créditos estaban recorriendo la pantalla. Levantó lentamente a Holly que se había quedado dormida encima de él y la llevó hasta la habitación para recostarla ahí.

Regresó a la sala de estar y tomó el maletín para darle otro vistazo. Podría hacer el intento de cambiarlo por su mochila, tal vez si lo percibieran como una persona más madura, o tal vez seguiría siendo visto como un fracasado que ahora tenía un maletín.

Abrió el mencionado artefacto y miró entre sus compartimentos, era espacioso y podía organizar bien sus archivos ahí. Al abrir el último compartimento vio que había unos papeles dentro, los sacó y arrugó sus cejas al ver de qué se trataba.

Guiones largos (H.S.)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora