✙ CAPÍTULO 3 ✙

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PRIMERA PISTA


F R E Y A

Puto frío.

Le doy una calada al cigarro.

Son las siete de la mañana y ya estoy sintiendo la temprana briza del otoño. Después de todo, falta muy poco para el equinoccio.

Desde que acepté cazar al oscuro me he quedado en casa de Olivia, aunque he evitado cruzarme con su marido. Razón por la cual me he levantado temprano y me encierro en el cuarto de invitados por las noches.

Mi auto todavía no lo traen desde Pensilvania, ya que estaba en el taller cuando Olivia requirió mi presencia en la Mansión Sallow.

Mierda.

Le doy otra calada.

Apago el cigarro en el cenicero y camino hacia un lugar que sé que estará trabajando cierta persona que debo interrogar.

Sé que estará defensiva, pero también sé que le gustan las sorpresas adorables y yo quiero empujar su equilibro.

Tomo un taxi y voy al Barrio Francés.

La mayoría de las brujas y brujos tienen sus tiendas por ahí y hay una mayor concentración, no solo del aquelarre Sallow sino también las brujas practicantes del vudú.

Camino a la cafetería Café Conti, me siento en una mesa del medio y veo de reojo el mostrador.

La mujer tras el mostrador, ordenando y limpiando las vitrinas con postres, no se ha dado cuenta que estoy aquí. Pero en breve se dará cuenta.

― Hola, bienvenida a Café Conti, ¿qué desea? ― la voz de la camarera me distrae.

Me entrega un menú vintage que me sé de memoria.

― Quiero una ensalada de frutas, junto un omelette simple ― Ni siquiera abrí el menú.

― ¿Quiere acompañarlo con pan? ―pregunta, extrañada.

Se está preguntando si ya he estado aquí, porque nunca me ha visto por los alrededores.

Asiento.

― Tostado.

La camarera de nombre 'Camila' se aleja con dudas en la cabeza.

Sigo viendo el mostrador y es cuando recién la mujer se da cuenta de que la estoy mirando.

Corinne me devuelve la mirada, sorprendida. Se me acerca decidida, aunque sigo viendo que su incomodidad.

Ser capaz de percibir las emociones de las personas puede ser una gran ventaja porque nadie te puede mentir y puedo interpretar perfectamente lo que piensan, además de descubrir ciertas cosas.

Sin embargo, también puede ser un asco. Al estar en multitudes debo poner barreras y concentrarme en canalizar el aura de cada persona debido a que me puedo abrumar bastante al punto del desmayo.

Una vez, mi padre me llevó a un concierto y terminé desmayándome por la cantidad de emociones que podía percibir en el ambiente y me abrumó.

Mi mamá se enojó con mi papá por llevarme.

Me acostumbré porque no puedo evitar las masas, pero prefiero evitarlas hasta cierto punto. Puedo ser una ermitaña, aunque atraería la atención de la gente, y no puedo dejar que pase.

Sería visible.

― ¿Qué haces aquí?

― Hola a ti también ―Sonrío.

Sangre de Bruja (Disponible En Dreame)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora