Capítulo 8

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Estuvieron hablando por lo que parecieron ser horas sobre sus colores, lugares, artistas y deportes favoritos.

La chica de la ventana (Rosie) amaba el softball, andar en patineta (Aunque no lo hacía muy seguido debido a su sobreprotectora madre), coleccionar monedas, la Nutella, Lana del rey y el color azul. Ella le contó (Lili), a cambio, sus obsesiones con Ed Sheeran, One Direction, Demi Lovato, las bananas, la pizza, los lazos y la poca habilidad que tenía para el deporte.

Ese día rieron como solo ríen amigas que se conocen desde hace diez años. De vez en cuando, Lisa dejaba salir de su boca comentarios sarcásticos, y de inmediato se daba el tiempo de explicar todo, pues sabía que Rosé no podría entenderlos.

Fue entonces cuando la madre de Lisa tocó la puerta.

Hyori: ¿Puedo pasar?

Lisa: Mamá... tú -La chica de la ventana estaba asustada-... Estoy vistiéndome, mamá. ¿Podrías quedarte afuera?

Hyori: Claro. Solo vine a decirte que la cena está lista.

La chica de la ventana comenzó a asustarse. Tenía que inventar una excusa.

Lisa: Mamá, no tengo hambre y me estoy sintiendo un poco mal. Creo que prefiero dormir.

Hyori: ¿Segura?

Lisa: Si, y prometo cocinar algo si me da hambre.

Hyori: Está bien -Aceptó.

Y en cuanto dijo esto, se fue. Lisa respiró hondo. Hyori no era una madre de las que suelen enojarse por todo, pero encontrar a tu hija hablando con una desconocida a través de la ventana no debe de ser algo muy lindo... Además, no quería que viera sus golpes.

Cuando Lisa se volteó a mirar a la chica de la ventana, ésta estaba chasqueando los dedos y mirando el suelo de la habitación.

Lisa: ¿Qué sucede?

Rosé: Necesitas comer.

Lisa: Comería si pudiera moverme...

Rosé: Puedes moverte. Acabas de mover tu cabeza.

Lisa: Me refiero a que iría si pudiera caminar sin gritar.

Rosé: Oh -Su boca se abrió, sorprendida, como si hubiese olvidado el hecho de que Lisa estaba lastimada- ¿Te duele mucho?

Lisa: Lo normal. Tal vez no vaya mañana a la escuela.

Rosé: Eso sería genial -Dijo con una sonrisa.


Lisa: ¿Perdón?

Rosé: Me refiero a que así podríamos hablar durante toda la mañana... No hablo con muchas personas, chica de la ventana, y cuándo lo hago no es divertido.

Lisa: ¿Estás diciendo que es divertido hablar conmigo? -Preguntó elevando una de sus cejas.

La chica de la ventana solo se encogió de hombros, sonrió y la miro a los ojos por unos pequeños segundos. Durante sus conversaciones lo había hecho de vez en cuando, a veces por error y otras con miedo, como si quisiera detallar más sus ojos, como si estos fuesen casi tan hermosos como los de ella.

Rosé: Sí, supongo que sí.

Lisa sonrió. Jamás se había sentido así. Jamás había sentido tantas mariposas revoloteando en su interior. Jamás había sentido tantos deseos de estar junto alguien. Jamás se había sentido tan feliz. Aquella chica lograba convertir su mundo en algo más positivo, más hermoso. Ella era tan inocente, tan dulce y divertida detrás de aquella coraza de chica ruda vestida de negro con un rostro aparentemente infeliz. Era, simplemente... perfecta.

La chica de la ventana ( Adaptación Chaelisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora