Capítulo 5

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Al llegar a casa evité completamente la charla de mamá, no tengo ganas de oír más acerca de la tragedia, estoy en mi habitación acostada mirando por la ventana la copa de los árboles mecerse, ya es de noche y el frío está comenzando a hacerse presente.

Tomo un abrigo y verifico que no haya nadie en la sala para salir caminando hacia el pequeño bosque, me adentro recibiendo el aire gélido y el sonido de las hojas retumbando.

Llego a la casa de campaña y me adentro buscando el calor de la cama, es como mi lugar de confort, donde me siento a salvo y fuera de la cruda realidad, me tapo con una de las sábanas y de tanto pensar quedo dormida en aquel rincón.

Un ruido me hace exaltarme mirando a todos lados en busca del origen de aquel sonido, salgo de la casita y siento como si fuera observada, mi cuerpo se tensa y mi respiración comienza a ser irregular.

Una mano cálida toca mi hombro y me asusto girando para afrontar a quien me tocó, para mi alivio me encuentro a Damon mirándome fijamente con esa expresión monótona, doy un largo suspiro y entro nuevamente en la casita.

-¿Qué haces aquí?-me pregunta.

-Buscaba un poco de paz.

-¿Estás asustada?-se sienta en la cama.

Asiento con la cabeza y me acuesto, él hace lo mismo y quedamos uno frente a otro mirándonos.

-¿Dónde estabas hoy?-indago buscando alguna respuesta en su expresión.

-Te gustan las preguntas-dice sin dejar de mirarme-y eso es peligroso.

-¿Por qué debería ser peligrosa una pregunta?-lo miro confundida.

-Porque no estás preparada para la respuesta.

Algún sentimiento extraño me atraviesa el pecho y cierro los ojos, está claro que no me dirá donde estaba así que no tiene sentido seguir preguntando.

-¿Dormirás conmigo aquí?-me mira extrañado.

-Sí,¿qué tiene de malo?.

-¿Y si soy un asesino serial?-enarca una ceja.

-Pues entonces dormiré con un asesino serial-digo sin darle importancia.

Lo escucho reírse y abro los ojos nuevamente, su risa es hermosa, tiene los dientes perfectamente alineados y blancos, por un momento me quedo hipnotizada con su sonrisa hasta que me acomodo con las mejillas rojas.

-Buenas noches palomita-susurra cerrando los ojos.

Sonrío y hago lo mismo, siento el calor de su cuerpo cerca de mí y por más raro que parezca me siento segura a su lado, apenas lo conozco y aún así me da un aura de confianza que no puedo evitar.

[...]

El amanecer me recibe con los rayos de sol en mi rostro, me muevo con pereza hacia los lados hasta que por fin me despierto, Damon no está a mi lado, ladeo la cabeza y me levanto para ir a mi habitación.

Al salir el aire frío me abraza y froto mis manos en busca de calor, el ruido de una rama al caer me hace dar un brinco y me encuentro al peliblanco mirándome de brazos cruzados.

-¿A dónde vas?-indaga.

-A mi habitación, papá y mamá no pueden saber que pasé la noche aquí y menos contigo.

Frunce el ceño y se acerca, su pelo está revuelto y no tiene ningún signo de haber pasado sueño.

-¿Por qué no deben saberlo?.

-Casa de campaña, un chico y yo, toda la noche, no suena nada bien.

-¿No que éramos hermanos?-se burla.

EfímerosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora