Capítulo 47

286 20 129
                                    

POV SICHEL:

Puta qué decirte, he estado durmiendo como el pico todos estos días, más porque tengo que estar ahí para el José Antonio. Puta maldito sea el día en el que quise ser su amigo por la perromadre, pero ya filo, si igual lo quiero.

Me desperté y me fui a hacer el desayuno, probablemente José Antonio debe estar durmiendo todavía, que lo haga porque se le viene un día intenso.

Me fui a la cocina y fui a ver qué tenía este weon en la cocina.

El culiao no ha comprado nada pa comer.

Puta este weon, como ahora no tiene nana con cuea sabe como hacer un huevo frito, puta ni eso weon.

Poniéndome serio... espero que todo salga bien.

Desayuné un vaso con agua, algo que tenga este weon. Me fui a la pieza de invitados que es donde me quedé a dormir y me cambié de ropa.

Me miré al espejo y, puta que estoy rico weon.

Ya filo, voy a ir a despertar a José Antonio, tiene que arreglarse el weon.

Entré a su pieza y empecé a moverlo para que despertara.

—Q-qué wea?—Exclamó José Antonio con los ojos cerrados.

—Perro despiértate, teni que arreglarte.

—Pa que o qué?—Respondió agarrando la almohada para volver a dormir.

—Perro, es el día.—Exclamé con una pequeña sonrisa.

—Es hoy?—Respondió José Antonio abriendo los ojos.

—Yes my dog. Today is the day.—Exclamé.

Esperé a que él Joseph se arreglara, podía ver que estaba nervioso, esto será lo mejor para el y estoy seguro.

—Nos vamos perro?—Exclamé sonriente.

—Vamos.—Respondió.

El Anthony se sentó en el asiento del copiloto y yo del conductor. Empecé a manejar y veía como de reojo José Antonio iba observando todo el camino. A partir de hoy será un nuevo inicio para el.

Llegamos y fui a dejar al José Antonio a la puerta, pude verlo nervioso.

—Sebastián... no estoy seguro de hacer esto.—Exclamó con nerviosismo.

—Perro, tienes que hacerlo.—Exclamé.—Debes superar la muerte de Gabriel.

Las enfermeras que estaban en la puerta del psiquiátrico le solicitaron a José Antonio que se quitara toda clase de joyería que tuviera.

—No tengo nada.—Exclamó.

—Señor, tiene un anillo en el dedo.—Exclamó una enfermera.

Ese era el anillo que Gabriel le había comprado, el anillo que yo mismo tuve que entregarle luego de haberle contado todo el plan que había armado Gabriel para pedirle matrimonio, tal y justo como se lo prometí.

—No puedo quitarme esto.—Exclamó sosteniendo su anillo con melancolía.

—Señor es parte del protocolo por favor.—Exclamó la enfermera.

—Por favor.—Exclamé.—Ha sido una pérdida reciente, él era el amor de su vida. Hagan una excepción por favor, es solo un anillo, no puede hacerse daño con un anillo.—Exclamé intentando convencerlas.

—Perro, quiero que sepas que aunque el Gabriel haya sido el amor de tu vida yo siempre voy a estar acá ya? Como tu amigo.—Exclamé abrazándolo antes de que se fuera a su habitación.

TU CORAZÓN ES MÍO: KAST X BORICDonde viven las historias. Descúbrelo ahora