Capítulo 8

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Gulf se sentó en la cama espiraba con dificultad y su cuerpo estaba cubierto por una fina capa de sudor. No había soñado con aquella noche desde hacía una semana, pero hoy no había sido tan afortunado. Una mano en el hombro casi le hizo saltar de la cama mientras dejaba salir el sonido más impropio que se había oído en un hombre.

—Está bien cariño. Solo soy yo. ¿Por qué no te acuestas?

Gulf negó con la cabeza mientras trataba de sacar las imágenes de su mente. No quería seguir reviviendo esa noche horrible en sus sueños. Quería ser capaz de llevar una vida normal, sin pesadillas. La cama se movió tras él antes de que unos brazos fuertes lo envolvieran y lo arrastraran contra el duro pecho de Mew.

—Está bien cariño, ya te tengo.— Gulf se sentó dejando que el amor de su compañero lo calmara de nuevo.

— ¿Quieres hablar de ello? Puede ser útil.

—En realidad no, pero supongo que debería.— Gulf se sentó allí en silencio, mientras pensaba en todo, quería decírselo a Mew? ¿Le seguiría amando después de contárselo? Gulf no sabía si sería lo suficientemente fuerte para sobrevivir si no lo hacía, como habían hecho sus padres. Pero Mew tenía derecho a saberlo. Ellos eran compañeros y se suponía que los compañeros no guardaban secretos uno al otro.

Si Mew decidía después de eso que no lo quería, solo tenía que irse de nuevo. Tomando una profunda respiración para calmar sus nervios, Gulf comenzó su historia. Mew apretó los brazos alrededor de él cuando Gulf le dijo que había ido a bailar a una discoteca.

Le dijo cómo Long no dejaba de mirarlo, cómo había decidido irse a casa, pero tuvo que ir al baño primero, donde sintió el pinchazo de la aguja que se clavó en su brazo y la sensación de total desesperanza por no poder controlar su cuerpo. Las lágrimas corrían por sus mejillas mientras trataba de explicar a Mew que estaba pidiendo ayuda a gritos pero que no salía ningún sonido de su boca. Cómo no podía sentir a su lobo, como si se hubiera escondido de él. Pudo sentir los músculos de Mew tensándose cuando le habló de las horas que había pasado en manos de Long, siendo violado y golpeado en varias ocasiones, y cómo después fue abandonado solo cuando comenzó a conseguir movimiento en su cuerpo.

Mew escuchó cuando le dijo que sus padres habían oído hablar de que él salía de un club gay, y cómo ni siquiera se preocuparon por lo que le había sucedido. Gulf sintió las lágrimas cuando llegó al final de su historia. Sus ojos picaban por todas las lágrimas que había derramado, y tenía la garganta irritada. Las manos de Mew seguían avanzando sobre su cuerpo, anclándolo a la tierra. Gulf se puso tenso y comenzó a preocuparse, porque Mew, que había permanecido tranquilo durante toda la historia, todavía no le había dicho nada.

La profunda voz retumbante de su compañero rompió finalmente el silencio.

—Cariño, lo siento mucho. Siento que tuvieras que pasar por algo tan horrible. Ni siquiera puedo imaginar lo que fue para ti. No puedo cambiar el pasado, pero puedo prometerte que siempre voy a protegerte en el futuro.

Gulf finalmente comenzó a relajarse cuando las palabras de Mew se filtraron en él. Se dio la vuelta en los brazos de su compañero y se acurrucó lo más cerca que pudo. Le susurró en voz baja una pregunta de la que necesitaba desesperadamente saber la respuesta.

—¿Eso significa que todavía me quieres?

Mew apretó los brazos mientras la respuesta llegaba a su mente.

—Oh, cariño. Nada de lo que hagas alguna vez conseguirá que deje de quererte. Has pasado por algo que nadie debería tener que soportar nunca. Y no puedo decirte lo orgulloso que estoy de que hayas confiado en mí y mi familia.

2*  Compañero DeterminadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora