Mew estaba cerrando su estudio una semana después cuando sonó el teléfono. Tratando de hacer malabares con su casco, chaqueta y llaves, consiguió sacar su móvil de los bolsillos del vaquero y respondió a la llamada.
—Hola mamá, estoy saliendo de trabajar. ¿Te llamo cuando llegue a casa?—preguntó Mew mientras salía hacia su moto.
La voz de su madre lo regañó desde el otro lado.—¿Qué quieres decir con que estás trabajando? Maldición, son cerca de las ocho. Deberías haber terminado hace horas.
Mew suspiró.
—Lo sé mamá, pero tuve un cambio en el último minuto. Y el cliente tardó más de lo habitual. Estoy hecho polvo. Ha sido un día infernal, todo lo que quiero es llegar a casa y besar a mi pareja.
—Hablando de compañeros, ¿cuándo lo conoceremos?
—Sé que quieres conocerlo, mamá. Solo necesita un poco de tiempo. Ha pasado por un infierno. Ni siquiera yo sé lo que ha pasado. La única persona que lo sabe es Saint.— Mew odiaba el hecho de que todavía no le hubiera dicho lo que le había pasado, pero sabía que necesitaba darle tiempo a su compañero y demostrarle que podía confiar en él.
— ¿Qué te parece si hablo con los chicos y quedamos para mañana por la noche? ¿Te viene bien?
—Muy bien cariño, avísame, ten cuidado y di a tus hermanos que los quiero.
—Lo haré mamá, adiós.- Mew colgó el teléfono y lo metió en el bolsillo. Se enfundó su chaqueta antes de subir en su moto y ponerse el casco.
Colocando la moto vertical, le dio una patada a la pata que la sostenía. El ruido sordo de las ondas de su Indian fueron directamente a sus bolas, y estaba medio duro incluso antes de haber salido al tráfico. Montó tan rápido como pudo sin romper la ley, para llegar a casa, estaba ansioso por ver a su compañero. Desde la semana pasada, Gulf salía de su caparazón un poco más cada día. Ya no se estremecía cuando Mew o cualquiera de sus hermanos lo tocaban, y cada vez se aventuraba más en la cama. Parándose en el semáforo en rojo, Mew dejó vagar suvmente a la noche anterior, cuando Gulf y él estaban en la cama.
Gulf cumplió su promesa de lamer cada uno de los tatuajes de Mew. Había sido una completa tortura estar allí y dejar que Gulf lamiera lentamente su cuerpo. Las manos de Mew empuñaron las sábanas un buen número de veces. Cuando Gulf por fin se apiadó de él y tomó su polla en la garganta, no dio más de media docena de empujes en la garganta antes de disparar la carga en la caliente y húmeda boca de su compañero. La bocina de un coche por detrás lo devolvió al presente. Gimió por el dolor entre sus muslos, tratando de empujar en sus pantalones, se dirigió a casa de nuevo.
Entrando en el camino, Mew paró su moto y la sujetó antes de entrar a buscar a su compañero. Podía oír el ruido de la televisión y voces en la sala de estar, pero Gulf lo estaba esperando fuera de la cocina, con una sonrisa maliciosa adornando los labios perfectos. Gulf debía sentir las emociones que recorrían su cuerpo por la señal de apareamiento que compartían. Caminó hasta Gulf, se inclinó y cubrió los suaves labios de su compañero con los suyos, envolviendo sus brazos en su cuerpo y levantándolo para profundizar el beso. El brazo de Gulf se envolvió alrededor de su cuello y sus dedos pasaron por su cabello hasta la parte posterior de su cabello Mew mordió con suavidad la juguetona lengua y sus manos se dirigieron al perfecto culo de Gulf, ahuecándolo. Frenó el beso y se echó hacia atrás para mirar a su compañero.
—Dios, te he echado de menos hoy, lo siento por llegar tan tarde.
—También te he echado de menos.— Gulf se inclinó hacia adelante y le dio un suave beso en los labios.- Si me dejas bajar, prepararé algo para cenar.— El rubor que cubría a su compañero era sexy, Gulf acarició el cuello de Mew y murmuró.- No quería comer sin ti.
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2* Compañero Determinado
Hombres Lobo[FINALIZADO] Gulf Kanawut pasó un infierno. Después de haber sido drogado y violado, ser repudiado por sus padres y su manada fue sólo la guinda del pastel. Todo lo que quería era ver a su mejor amigo de nuevo y encontrar un lugar donde podía curar...