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Ya se lo habían advertido cuando era solamente su prometida, ya estaba mentalizada por si en verdad Sovieshu hacía lo mismo que su padre y tomaba a una mujer como concubina, aun así ¿Por qué le dolía tanto el pecho?

—Estoy en deuda con el emperador por darme cobijo en el palacio del oriente.

¿Qué tiene esta mujer de especial? ¿En qué es mejor? ¿Por qué deseas cambiarme por ella?

—¿La esclava?

No lo comprendo, pensé que habíamos comenzado a querernos como un verdadero matrimonio, entonces ¿Por qué?

—¡Su majestad! Disculpe su insolencia, pero Lady Rashta no es esclava.

¿No es una esclava? Pero mis damas de compañía aseguraron que sí… no importa. Dice que no lo es, así que no hace falta seguir discutiendo.

—Entiendo.

—Pero ¡Qué alegría conocerla! He querido saludarla, pero no sabía cuándo hacerlo – Su tono infantil hace doler los tímpanos – Bueno, vamos a vernos más seguido, así que corresponde presentarme.

》Entonces, ¿Cómo debería decirle, su majestad? 《

—Dime su majestad la emperatriz, con eso basta.

Ya es momento de que me retire de una vez por todas, esta conversación me está agotando mentalmente, ¿Por qué debe sucederme esto a mí?

—¡Mocosa insolente! ¿Cómo te atreves a esa informalidad? ¡Roñosa!

—¿A quién le dice “roñosa”?

¿Por qué vas con ella? A mí fue a quien le faltaron el respeto, ¿Unas lágrimas de cocodrilo bastan para atraer tu atención? ¿Por qué limpias sus mejillas con tanta delicadeza?

》Encierren a esa dama de compañía por tres días《

—¡Su majestad, me parece muy desmedido!

¿En verdad hará tanto alboroto por ella? Ni siquiera es su amante oficial.

—¿Desmedido? Esta muchacha está herida y bajo mi cuidado.

》¿Aun así piensa que mi castigo es desmedido? 《

—Por supuesto que sí, más cuando ni siquiera ella es quién está verdaderamente herida.

¿Quién es ella? ¿Será la otra mujer que trajo al palacio? ¿Cómo se lastimó la pierna?

Una rubia de labios color rojo tan oscuro como la sangre y ojos más azules que un zafiro apareció ayudada de una muleta.

》Un placer conocerla emperatriz Navier, mi nombre es ___ la mujer que por ayudar a la muchacha que está llorando como una bebé quedó atrapada en una trampa para osos que su no muy listo esposo dejó《

Los ojos de la emperatriz se abrieron de la impresión al ver la forma tan informal e irrespetuosa de referirse al gobernante del imperio.

—¿Podrías explicar por qué dices que mi castigo es desmedido? – Sovieshu evitó que su esposa pudiera presentarse, dejándole un amargo sabor en la boca al ver que a ella sí la escuchaba – Pese a no ser tan grave como tu herida, Rashta también está lastimada.

Ni siquiera va a prestarle atención al insulto que le dijo…

Por fuera la emperatriz se mantenía seria, pero por dentro estaba sufriendo al ver la confianza que le daba a la rubia de la muleta, quien al parecer presenció todo lo sucedido anteriormente.

Agradecía que la estuviera defendiendo, pero eso no debió ser necesario, Sovieshu debió haberla escuchado a ella en lugar de que una herida tuviera que intervenir.

—Entonces Lady ___ también debería ser castigada, por insultar al emperador – dijo con una voz temblorosa la albina, al ver que el hombre estaba recapacitando el castigarla luego de escuchar a la de ojos azules.

Una risa media malvada se comenzó a escuchar y todos los presentes temblaron al ver la sonrisa tenebrosa de la mujer que se sostenía de su muleta.

—Rashta, Rashta… – Negó con la cabeza divertida para luego volver a regalarle su tenebrosa mirada a la albina – Creo que aún no comprendes la diferencia abismal entre las dos.

》A diferencia de ti, yo soy así aquí y en la quedrá del ají, no finjo ser una damisela en apuros ni cambio para obtener el favor de los demás, en cambio tú, tú actúas como una pobre muchacha solo para engañar al inocente emperador y así hacer que alguien inocente sea castigado《

—Entonces, emperador – dijo mirando al azabache – ¿Qué hará? ¿Se comportará como un verdadero emperador? ¿O como un hombre ingenuo que piensa con el pene en lugar de con el cerebro?

—Encierren a Rashta también, por tres días y solo denle de comer pan y agua solo en la mañana y en la tarde.

Los guardias se movieron nuevamente llevándose a la dama de compañía y a la albina quien no paraba de llorar pidiéndole al emperador que recapacitara, pero el hombre solo miraba a la rubia oji azul quien le sonreía con aprobación.

¿Por qué Sovieshu sí escuchó a esa desconocida y le obedeció? ¿Cómo fue que logró ganarse su confianza para poder hablarle de esa forma?

La intriga fue plantada sobre la Trovi, quien veía cómo su esposo acompañaba a la muchacha herida hacia el castillo.

Ese día no conseguiría respuestas, pero esperaba poder encontrársela en otra ocasión para averiguar más de esa sensación de temor que logró plantar en todos con solo una mirada.

𝕰𝖒𝖕𝖊𝖗𝖆𝖙𝖗𝖎𝖟Donde viven las historias. Descúbrelo ahora