O1 : Pollo de chocolate amargo

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Atrapado entre sus compañeros de clase, quienes observan a ese condenado semáforo sobre sus cabezas con ansiedad derramada en las expresiones de sus juveniles rostros, el adolescente de sedosos cabellos castaños se posiciona en el frente de dicha aglomeración, peligrosamente cerca de los carros que aún transitan por la calle. Un par de segundos después, al verde brillante de la bombilla semiesférica se hace presente; sus piernas se mueven antes que su cerebro termine de procesar la información, permitiéndole a su cuerpo cruzar la calle y, poco después, el espacio entre sus dos maestros antes de escuchar el chirriante sonido de un silbato.

Poco más de la mitad de sus compañeros, incluyéndole, han conseguido ingresar a los terrenos del instituto antes del tiempo límite, a diferencia del porcentaje restante que ahora se encuentra atrapado en una fila recta mientras firma el formato de llegadas tardías, entregado por uno de sus profesores. Entre dicho porcentaje se encuentra una pequeña jovencita de blanquecino rostro y fúrica mirada; On-jo, su mejor amiga y esclava del día debido a su apuesta matutina.

El adolescente la observa desde su posición mientras su rostro irradia victoria. La respuesta que recibe no hace más que ensanchar su sonrisa de genuina satisfacción; On-jo ha decidido derramar su furia sobre la mochila de su amigo, arrojándola sobre el suelo de concreto con fastidio. Antes de permitir que su mochila reciba más patadas de las que puede soportar, da media vuelta, con ambas manos dentro de sus bolsillos, y emprende su camino con destino al interior del instituto.

La mirada asesina que puede sentir aún clavada en su nuca le saca una carcajada burlona; enojar a On-jo siempre le resultará divertido.

El aire que se desliza fuera de sus labios, que forman una 'o', consigue crear un sonido suave, permitiéndole interpretar una sencilla y agradable melodía. Sus pasos son tranquilos, su espalda y rostro se mantienen firmes, aunque, de vez en cuando, su cuerpo se balancea de un lado a otro, como si buscara seguir el ritmo de sus silbidos. Además, se permite disfrutar de la calidez que los rayos solares mañaneros consagran sobre su piel.

Dentro de su pequeña alegría, la verdosa silueta de un hombre con varios centímetros de altura resalta por sobre las otras siluetas humanas que llenan los caminos aledaños al edificio principal. Este acontecimiento dibuja sobre su rostro una sonrisa distinta, más amplia y llena de dicha. Entonces, decide acelerar su caminar para interceptar al hombre dentro de su radar, quien, a diferencia de sí mismo, utiliza un blazer de color verde en lugar del típico suéter sin mangas del mismo tono que visten muchos otros estudiantes. Para su desgracia, antes de permitirle alcanzar al hombre, otra silueta masculina de menor estatura se lanza sobre su objetivo en un abrazo cariñoso.

—¡Su-hyeok! —grita él desde su lejana posición para llamar la atención de ambos hombres y evitar cualquier otra interrupción.

De hecho, su idea era llamarlos a ambos, pero antes de que pudiese gritar el nombre de la silueta más pequeña, también conocida como Han Gyeong-su, su mejor amigo, una voz femenina llamó al mismo tiempo que él, logrando captar la atención de ambos hombres. La responsable de dicho llamado luce avergonzada y parece dudar antes de proceder con su caminar hacia el dúo de amigos.

—Cheong-san —dice Su-hyeok con alegría mientras se acerca a él junto a Gyeong-su, ignorando por completo el llamado de su compañera.

Debido a su tono de voz, normalmente más fuerte que el de sus compañeras, Cheong-san supone que Su-hyeok no pudo escucharla al haber hablado con un tono más débil y decide ignorar por completo el hecho de que Gyeong-su sí lo hizo, aun cuando éste se encontraba a la misma distancia de la chica que el más alto. Así que Cheong-san decide retomar su camino con normalidad para encontrarse con sus dos amigos.

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