O2 : Pollo de chocolate amargo

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—Los veo en la cafetería —les dice Su-hyeok después de abandonar su asiento.

Todos aceptan sin preguntar, ocupados con sus propios asuntos, excepto Cheong-san, pero se ve obligado a tragarse la curiosidad, puesto que Su-hyeok sale del lugar antes de que tenga tiempo de decir cualquier cosa.

—Parece que Bare-su tendrá un día ocupado.

Cheong-san desconoce la mirada que le está ofreciendo a su mejor amigo, pero supone que no es buena el observar la sorpresa brillar en el rostro ajeno. Para su mala suerte, Gyeong-su no tiene tiempo de hablar, pues es interrumpido por un pequeño cuerpo que pasa junto a ellos y empuja a Cheong-san en el proceso. Este acontecimiento lo hace llegar a una contundente conclusión; On-jo parece más enojada cada vez que pone su atención en ella.

Una vez han llegado a la cafetería y abandonado la fila para recibir su comida, cada integrante del grupo empieza a sentarse en una de las tantas mesas dentro del lugar, y sin tiempo para esperar, sus habituales conversaciones de temas triviales como eje principal dan inicio. Aunque han entrado en confianza con facilidad, el único incapaz de prestar atención a las palabras de sus amigos es Cheong-san. En su lugar, parece empeñado en mantener su atención sobre una de las entradas de la cafetería como si su vida dependiera de quién entra y quién no. Gyeong-su parece darse cuenta, pero, por algún motivo, decide no mencionarlo.

Un par de minutos después, excesivamente largos si le preguntan a Cheong-san, la calidez de una gran mano se extiende por su hombro derecho y las miradas de las personas sentadas alrededor de la mesa se dirigen al dueño de dicha mano.

—Eso fue rápido —menciona Gyeong-su mientras Su-hyeok se sienta entre él y Cheong-san.

—¿Por qué no lo sería? —interroga Su-hyeok una vez está cómodo en su lugar; una mano sobre la mesa, junto a la bandeja llena de comida, la otra aún puesta sobre la espalda de Cheong-san.

Los ojos de este último están puestos sobre Su-hyeok en busca de algo que ni siquiera él conoce. Incluso siente la necesidad de acercarse un poco más hacia el cuerpo de su amigo con el propósito de olfatear algo diferente a su aroma natural; chocolate, por ejemplo. Eso en caso de que, si hubo alguna propuesta que Su-hyeok aceptó, ésta no terminara en su bolso antes que en su boca. En momentos así, Cheong-san desearía tener el buen olfato de Na-yeon.

—¿Qué pasa? —pregunta Su-hyeok al darse cuenta de la excesiva atención que Cheong-san tiene puesta sobre él.

—No hueles a chocolate —responde con extrañeza asomándose en el extremo de su oración, quizás un poco de alivio también, pero no llega a reconocerlo.

—¿Por qué lo haría? —Es el turno de Su-hyeok de sentirse confundido.

—Entonces, ¿no aceptaste ni uno solo? —interroga un muy sorprendido Gyeong-su, como si no pudiese creer que algo así sea posible—. Pensé que llegarías repleto.

Stop, stop. ¿Qué está pasando? —Dae-su recalca su presencia en la mesa.

—Qué no está pasando. Hoy, en la clase de la profesora Park, nuestro pobre Cheong-san fue utilizado como mensajero por todas nuestras compañeras que querían, desesperadamente, reunirse con Bare-su para entregarle sus senti... ¡Auch!

Gyeong-su es silenciado de un codazo en sus costillas proveniente de Su-hyeok.

—Ya cállate, ¿quieres?

—No tienes porqué avergonzarte, Su-hyeokie.

Dicho esto, una inocente pelea de manotazos y codazos entre Su-hyeok y Gyeong-su se desata, sirviendo de entretenimiento para sus amigos. De algún modo, eso alivia la carga sobre los hombros de Cheong-san, una que ni siquiera sabía que llevaba encima. Pero en el momento que su atención se desvía momentáneamente hacia otro lugar, la preocupación regresa para molestarlo; On-jo ha entrado a la cafetería en compañía de I-sak. Ya no parece enojada, en su lugar, luce decepcionada, con sus hombros caídos y una expresión poco agradable. Esto hace que Cheong-san se pregunte qué estará pasando con su mejor amiga el día de hoy, y antes de que pueda preguntárselo, Dae-su habla.

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