Liam.
Cuando vi a Ayla, no sabía como hablarle o que decirle no quería presionarla, tenía que ir más despacio como me recomendó mi mamá. Mientras mas me acercaba a ella pude observar las ojeras que traía, sus ojos rojizos y la enorme sudadera que traía puesta que claramente no era de ella. En las mañanas hacía frío así que entendía que se pusiera esa sudadera que claramente era de el o le gustaba la ropa oversize, pero cuando la conocí me pareció todo lo contrario.
- ¿Por qué faltaste tanto?
- ¿De verdad te diste cuenta de mi ausencia?
- Claro que si, estudiamos lo mismo y coincidimos en algunos horarios, había como cuatro profesores preguntando si alguien te conocía al pasar la lista.
- ¿Y tú respondiste?
- Claro que si, pero no había mucho que decir. No sabía de ti.
- Lo siento tanto. Dijo en voz baja.
-No te debes de disculpar, solo hay que pasarnos nuestros números para informarles a los profesores que no viniste a clases, porque te fuiste de viaje, por trabajo, no lo sé.
- Me resfríe... sonaba un poco incomoda.
- ¿Y cómo te sientes ya?
- Ya mejor, gracias. Aunque se me olvido mi receta médica.
- Si, es importante que justifiques tus faltas, para que te dejen entregar las tareas y trabajos que dejaron los profesores durante esos días.
- Es verdad las tareas y trabajos se me fueron por completo, se me paso por completo me había ya era tarde, y no quería volver a llegar una hora después de que comenzó la clase.
- No te preocupes, yo te paso las tareas y todo lo demás.
- De verdad gracias. ¿Has estado llegando tarde a las clases?
- No, pero he podido observar por los demás compañeros que llegaron tarde.
- ¿Y cómo les fue?
- Fatal les dijo este mismo profesor que " Ya no los quería volver a ver en su clase"
Ayla estaba tan asustada, se notaba por su expresión.
- Estoy bromeando contigo, este profesor llega tarde por veinte minutos.
- ¡No puede ser!
- Si y lo peor es que su clase es de costos.
- ¿ De verdad eso es lo peor?
- Claro.
- Jajaja, yo soy buena en las matemáticas.
- Yo también solo estaba viendo si ibas a necesitar ayuda.
- ¡Ay ajá Liam!
- ¡Oh! Es la verdad.
- Entonces vamos a apostar.
- ¿Qué quieres apostar?
- Lo que sea.
- Mmm, el que pierda le tendrá que hacer un desayuno o comida al otro.
- ¿Es enserio?
- Si, me gustaría ver tus dotes de gastronomía.
- Sabes que no me gusta, pero aún así antes lo hacías y supongo que lo hacías bien, ¿no?
- Quiero pensar que si, mis papás lo decían o quién sabe a lo mejor lo decían por miedo a lastimar mis sentimientos.
- No quiero morir intoxicado.
ESTÁS LEYENDO
Las alas no te ayudarán.
Teen FictionEsta es la historia de Liam, un chico que acaba de mudarse a una nueva ciudad después del fallecimiento de su papá, y Ayla una chica que vive con su abuela desde el fallecimiento de sus papás, Ayla tenía una dependencia emocional con su novio, hasta...