~𝐿𝑢𝑛𝑎 𝑟𝑜𝑗𝑎 - 𝑆𝑝𝑎𝑟𝑡𝑜𝑟~

[31]

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Ambos bandos se miraron el uno al otro, la mirada del de ojos bicolor estaba en el castaño que se encontraba atado junto a un árbol. A lado del de ojos ámbar se encontraba la encapuchada.

— era obvia nuestra llegada — expresó el pelirrojo con rabia, miraba como el castaño estaba tan débil que no podía moverse.

— si, aunque... La sangre de tu... El ángel es mucho más dulce de lo que pensé — intentaba provocarlo.

Esto derramó el vaso, hervía en ira, apretó los puños y empezó a correr hacia el, pero, algo lo detuvo. Una barrera de hielo se presentó entre el y los otros.

El pelirrojo miró a su compañera albina, está negaba con la cabeza mientras desacía el muro.

— el plan es recuperar a Andrés, no hacer que te maten al principio — reprimió la albina algo molesta.

— si... sigue el concejo de tu compañera, será mejor que no te acerques, digamos que la daga que está cerca del cuello de tu amado podría llegar a cortar esa delicada piel de porcelana.

— mejor intentemos hablar... Que quieres hacer con el — preguntó con seriedad.

— pues... Digamos que necesitaba que sepa la verdad para poder traer a un demonio que traerá la paz — musitó

— que pretendes — avanzó unos pasos.

— pues... Necesito la sangre de un ángel en específico. Y ese ángel era el — sacó un frasco con la sangre del castaño.

— maldito bastado — gritó Victor y se transformó.

Todos los lobos empezaron a correr a su vez, los vampiros solo se miraron y fueron detrás de todos.

Los magos iban detrás lanzando hechizos y demás los magos que estaban en su lado también. En un punto, Luna inmovilizó a todos lo magos, su don era poderoso, pero a la vez poderoso.

Los vampiros contrarios a ellos, eran destrozados por los lobos. Criaturas mágicas y poderosas.

El pelirrojo buscaba con una habilidad recién aprendida. Podía escanear cualquier cosa que contenga sangre, esto le decía alguna que otra debilidad.

Mataba a sus oponentes con certeza. Mientras que Alec vía todo con una sonrisa, la rubia tenía un cuchillo en el cuello del pobre castaño, estaba tan débil que apenas podía hacer algo.

La líder de los magos, Pao, quitaba a sus oponentes de un solo movimiento, uno capaz de hacerlos añicos.

Cada soldado fué cayendo hasta llegar a quedar muy pocos, incluído a Alec y la encapuchada.

— ya está. No tienes a dónde huir — dijo el pelirrojo con una voz grave y algo ronca.

— y eso... No es del todo cierto. No pueden matarme — dió una risa que ponía los pelos de punta.

— tu mismo lo dijiste. Recuerdas? En el bosque, cuando citaste a Andrés hasta allá. Solo para ponerlo en nuestro contra. Ese día... Mi odio hacia a tí empezó, debe terminar aquí y ahora.

[Flashback]

— no puedo creer que seas tan idiota — siguió riendo

— no.. tu eres el idiota —

El pelinegro sintió como su cuerpo era controlado involuntariamente... Y pronto salió volando de ahí.

Andrés al estar en una especie de shock por el golpe en la cabeza.