𝐆𝐀𝐌𝐀𝐍 ▰ 𝗔𝗹𝗹 𝗢𝗳 𝗨𝘀 𝗔𝗿𝗲 𝗗𝗲𝗮𝗱

𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑬𝑳𝑬𝑽𝑬𝑵

𝒁𝑶𝑴𝑩𝑰𝑬 𝑬𝑳𝑬𝑽𝑬𝑵: 𝑳𝑶𝑺𝑬𝑹

Para cuando el sol ya estaba saliendo y el ruido de los helicópteros empezó, Miyeon seguía dormida. Su sueño solía ser pesado, además de que debido al cansancio del día anterior despertarse temprano como el resto estaba haciendo no era una opción.

— No la despiertes — advirtió Daesu, como si momentos antes no hubiera estado algo gruñón por como habían terminado abrazados durmiendo arropados mientras él pasaba frío—. Si la despiertas te cuelgo por la manguera.

— No hace falta amenazar — refunfuñó, sintiendo su movilidad reducida por como Miyeon estaba completamente dormida sobre él—. Aún no estamos todos despiertos, igualmente —señaló a Joon-yeong, Suhyeok y HyoRyung.

Para cuando los pájaros mañaneros ya habían reducido su canto y el cielo se tiñó de un amarillo suave, la excusa de que no todos estaban despiertos había dejado de servir, y ahora jugaban a ver quien despertaba a Miyeon antes.

— ¡Vienen los zombies! — picó Suhyeok. Miyeon ni se inmutó—. ¡Daesu se muere!

— Dios mio, ¿lo siguiente va a ser que cae un meteorito o como? — gruñó. Aplaudieron ante señales de vida por parte de la chica. Rodó alejándose de Woojin y liberandole al fin, aunque se enrolló en la manta por completo como un burrito—. Estamos en un apocalipsis, dejadme dormir un poco más. Avisadme si pasa algo — bostezó.

— Tiene un punto — asintió Daesu, moviendo al rollito que había creado consigo misma para apoyarla al menos en la pared. Woojin se estiró al fin—. ¿Por qué dormía contigo?

Cheong-san y Suhyeok se miraron, después miraron a Woojin y después ahogaron una carcajada cuando las orejas del chico se ponían tan rojas como su etiqueta. Aún encontrando eso lo suficientemente vergonzoso para burlarse, no dijeron nada.

— Al final vendrán a rescatarnos — afirmó Onjo tras un rato de silencio.

— ¿Hasta cuándo vamos a esperar?

— Hasta que vengan— Suhyeok aprovechó que tenía que subirse la chaqueta para acomodar la cabeza de Miyeon apoyándola sobre su hombro.

— Casi me partes el cuello —se quejó, aunque aún así se acomodó despertando lentamente—. Ni con zombies puede dormir una, desgraciados.