Introducción.

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25022022

tw:  drogas, autolesión, trastornos psicológicos, descripción de heridas, sangre, irracionalidad, ataques de ira, pánico, ansiedad y miedo. Lenguaje vulgar y romantización desde una perspectiva de personaje (NO desde una perspectiva narrativa o imparcial).

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capítulo uno:
desdichas, memorias, éxtasis y corazones rotos.

La situación había sido tensa desde hacía poco más de una década. Desde que Emma falleció (dejando a un Mikey desorientado y a un furioso y descontrolado Draken), ambos habían cambiado. Su relación en sí lo había hecho y ambos lo supieron cuando el primer golpe de nudillos impactó contra la mejilla del rubio quinceañero y cuando tras ese primer golpe, a pesar de saber que aquello estaba marcando un antes y un después, la cosa no se detuvo. Uno tras otro, golpes acompañados de gritos.

Mikey no era alguien débil físicamente, pero sí lo era psíquicamente, así que cuando el puñetazo de Draken chocó con su pómulo juró sentir como perdía el equilibrio. Como le dolía el rostro. Y, Dioses, dolía como el mismísimo infierno. Mikey pudo sentir la sangre escapando de su piel cuando otro se avecinó a su mandíbula, rasgando su labio. Nunca había sentido tanto dolor por un golpe, ni siquiera las caídas en motocicleta cuando estaban aprendiendo habían sido tan dolorosas como recibir una paliza de aquel a quien consideraba su mejor amigo. La peor parte, sin embargo, era que no sabía realmente si le había dolido de verdad porque Draken tenía una fuerza descomunal o si había sido por el peso que arrastraban sus palabras. El rencor, la humillación y el desprecio de éstas. Mikey podía oírlas todavía, resonaban en su cabeza constantemente cuestionándole el porqué no había logrado salvar a Emma si se suponía que él era el único que debía hacerlo.

Draken, sin embargo, nunca llegó a retractarse ante lo dicho aquel día en caliente. Quizás seguía pensándolo. Pensando en Mikey como alguien incapaz de hacer algo tan sencillo como mantener con vida a quienes son preciados para él, en un traidor. Porque primero fue Shinichiro, luego fue Baji, lo siguió Emma y por último Izana. Mikey solía pensar en lo curioso que era que quienes consideraba de su familia mas no lo eran, habían muerto sacrificados por alguien externo, y aquellos que compartían lazo sanguíneo con él, habían muerto de un golpe seco en la nuca. Pensaba en ello más de lo que debería, quizás porque prefería pensar en "curiosidades" como aquella que en lo vacía que estaba la casa de los Sano cuando su abuelo falleció (por causas naturales, por fortuna). A la vez, se sentía desdichado porque él pudo morir y no lo hizo. Pudo morir antes de Baji y seguramente evitar su muerte y por tanto las demás, cuando Kazutora comenzó a golpearlo con la viga. Se hubiera ahorrado tanto, pero tanto sufrimiento. Mikey desearía haber muerto entonces, cuando aún creía que todo estaría bien.

Echando la vista atrás, había cometido muchos errores. Cuando era un adolescente era una persona inestable, apenas recordaba cosas de su juventud más allá de Draken, puesto que Baji lo había abandonado demasiado temprano. De hecho, tras la muerte de Baji él casi no recordaba nada. Todo se volvía borroso y confuso, no podía separar los hechos días o semanas, todo ocurría a la vez. El Mikey de quince años que recordaba sólo dormía y comía para no pensar, su rutina quizás no era la mejor. Solía despertarse tarde gracias al rubio trenzado y desayunar con Emma y el abuelo. Luego ir a la escuela (cuando le apetecía), o ir a dar una vuelta por ahí. Mikey y Draken comían en restaurantes basura casi siempre, y recordaba pedir religiosamente el menú infantil en cada uno de ellos para guardarse la banderita que venía con ellos y jugar con ella más tarde, incluso aquellas que tenía Draken sólo por si acaso.

Él no lo hacía a propósito, lo que quedarse dormido tras terminarse el plato. Cuando terminaba de comer solía sentir un mareo y unas ganas de llorar enormes, a veces incluso arcadas, pero antes de todos esos síntomas llegaba el sueño, y cuando descubrió que sucumbiendo a éste evitaba todo lo demás, se acostumbró a ello. Cuando tenía los ojos cerrados todo se sentía más ligero; no veía a nadie borroso ni escuchaba las voces lejanas como cuando se rodeaba de sus amigos. No tenía aquella presión en su corazón cada vez que estaba por articular un "vamos a molestar a Baji" y se daba cuenta de que él ya no estaba.

Fairytale || drakeyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora