Desde las sombras - Robert Downey Jr - Heath Ledger

Capitulo 3

- Estoy sumamente cansado - Robert se recostó en el sillón del avión.

- Todo fue una locura - me acomode junto a la ventanilla del avión.

- ¿Que haremos? Tienes que desaparecer, Cori.

- ¿Porque lo haría?-

- Esto es lo que tenemos, querida. Creemos que Heath esta vivo, suponiendo que sea verdad, lleva 5 años desaparecido y esta totalmente loco.

- ¿Eso es motivo para que yo desaparezca? - pregunte y el asintió.

- Si es el quien mato a tu padre de esa manera tan cruel y sádica y también es culpable de la explosión en el hospital, mas aparte los ataques en tu ciudad.... El perdió la razón y tomo para la vida real su papel del Joker ¿No te da miedo eso?.

- Si fue el, tuvo que tener un motivo grande para matar a mi padre.

- ¿Y lo dices de esa forma tan tranquila? Estamos hablando de tu padre, Cori.

- Un hombre que siempre se opuso a mi felicidad, que solo quería y le importaba que yo llegara a ser tan grande como el sin importarle lo que yo deseaba.

- Todo esto me da escalofrió, acabo de cavar en una tumba y tenemos un payaso loco cerca de nosotros, quizás mirándote a cada segundo.

- Un payaso loco.... - suspire ante la idea.

- Y tu también estas enloqueciendo con esta situación.

Robert se quedo dormido, se veía tan tranquilo durmiendo, era un hombre fantástico al que le debía tanto, era la única familia que tenia. Mire por la ventanilla la obscuridad de la noche mientras pensaba y trataba de procesar todo lo que estaba pasando ¿Que posibilidades habían de que fuera Heath el que imitaba al Joker? El era un hombre tan tranquilo y lleno de amor, amor por su trabajo y la vida, amor por mi....Sonreí al recordar lo vivido con el y mis ojos se comenzaron a cerrar por el sueño y el cansancio.

- ¡Deja el drama de una vez Corinne! Tu tienes que seguir con tu vida - me gritaba mi padre.

- ¡Déjame en paz! No quiero seguir trabajando ahí donde el estuvo.

- ¡Vamos a terminar las ediciones de la película y vendrás conmigo!.

- ¡No voy a ir! - el me abofeteo.

- Como quieras entonces, sigue sufriendo ahí por alguien que ya no volverás a ver jamas! - sonrió con malicia y salio de mi habitación.

Me dormir después de llorar por horas, me despertó el sonido de mi celular, una voz me decía que mi padre perdió la vida en un accidente de auto cuando se dirigía a su trabajo. Estaba donde tenían el cuerpo para que lo reconociera, me dejaron a solas con el pero dijeron que tenia enormes heridas en la cara. Quite la sabana que cubría su cuerpo, tenia una sonrisa como el guason, hecha con navajas.....

- ¡Despierta Cori! - Robert me miraba preocupado.

- Las pesadillas no me dejan en paz - respiraba agitada tratando de olvidar mi horrible sueño que en realidad era recuerdo.

- Debe ser horrible - me abrazo.

- De todo lo que ha pasado no sabría decir que ha sido lo mas horrible.

- Es por eso que deberías alejarte de todo, al menos hasta que atrapen al que provoco la explosión para poder descartar nuestra idea loca - sonrió.

- Si lo llegaran a atrapar, quiero saber quien es.

- Hemos llegado, al fin para que puedas descansar de toda esta locura e impresión.

***

Del otro lado de la ciudad, muy cerca de ella, en un departamento abandonado totalmente descuidado, sin luz ni ningún servicio, habitaba un hombre planeando con dedicación su siguiente movimiento. Se miraba al espejo con orgullo y una enorme sonrisa. Destruyeron su vida que pintaba perfecta y lo habían convertido en este ser desquiciado. Se mira al espejo, su cabello era largo a mitad del cuello, hacia 5 años que ni el mismo miraba su rostro como era, pues lo ocultaba con maquillaje blanco y cabellos verdes, usaba negro al rededor de sus ojos y pintura roja en los labios que llega hasta sus cicatrices que el mismo se provoco para así tener la sonrisa que le habían borrado.

- Al fin apareces, me querido amigo - dijo aquel hombre cuando vio entrar a su aliado.

- Como ordenaste, la seguí a ella y a su acompañante hasta su destino y justo ahora el avión a aterrizado.

- ¿A donde es que salio mi amada con tanta prisa? - pregunto dándose la vuelta para mirar a su aliado al que aun no se acostumbraba del todo a esa enorme y tétrica sonrisa.

- Perth, Australia - informo y al hombre de cabellos verdes se le erizo la piel de escuchar la información.

- ¿Que parte? - pregunto con seriedad.

- Un cementerio, su propósito fue desenterrar el ataúd de su antiguo amor - sonrió con burla el informante.

- Asumo que no cumplió su propósito?.

- Asume mal, jefe. El hombre le ayudo a cavar hasta que encontraron el ataúd, lleno de piedras claro.

- Tan inteligente como siempre, Corinne - el payaso se puso de pie en el balcón mirando la ciudad.

- Supongo que aquí termina la locura ¿No?.

- Ha Ha Ha! Querido amigo, esto recién esta empezando - dijo con esa enorme sonrisa sintiéndose el rey del mundo mirando desde las alturas.

- Entonces ¿Que es lo que sigue? - pregunto su aliado.

- Tráeme al tipo ese que no la deja sola. Tengo que hablar de unas pequeñas cositas con el - decía mientras acariciaba su fiel y amada navaja.

- Como ordenes - el se retiro y el payaso quedo de nuevo solo a las sombra de todo.

***

- Tengo que ir al trabajo, Cori. Cuídate, no tardare mucho - se despidió Robert de su dulce amiga.

- Ve con cuidado, cariño.

Salio de su casa sin percatarse de que alguien lo observaba, puso en marcha su auto y se dirigía como cada mañana al trabajo. Un auto lo envistió provocando que el quedara inconsciente, sintió que alguien lo sacaba de su auto y cubría su cabeza con una manta negra para tapar su vista. Un hombre lo cargo y llevo hasta un auto.

- ¿Quienes son ustedes? ¿Que es lo que quieren? - pregunto asustado.

- ¡Oh! Nosotros nada, Señor Downey. El jefe lo quiere y nosotros solo obedecemos.

- ¿Quien es su jefe? - Robert sintió un sudor helado y los hombres rieron como dos locos.

- Ya sabrás de el.

Los hombres aparcaron el auto y bajaron a Robert del auto, lo guiaron escaleras arriba, eran demasiadas hasta que sintió que la brisa del aire dejo de acompañarlo, lo amarraron en una silla en la obscuridad. Un hombre desde atrás quito la manta que le impedía la visión.

- ¿Que es lo que quieres? ¿Quien eres? - pregunto con la respiración agitada.

- Solo quería ver a un viejo amigo - a Robert increíblemente le resulto familiar aquella voz.

- No, no, no, no - repetía con su corazón a punto de estallar y el hombre de cabellos verdes y traje morado se sentó frente a al.

- Hola - dijo con su enorme sonrisa.

- Imposible - fue lo ultimo que dijo Robert antes de desmayarse.