Diablos papi 🙊 ✨BrightWin✨BW✨

Epílogo - Win

Un año después...

—¡Diablos Papi... mírate! —Susurré cuando Bright se reunió conmigo en el altar—. Te ves tan bien como para comerte.

—Cuidado con lo que dices, —siseó, su mirada se dirigió a la multitud de nuestros familiares y amigos sentados a pocos metros de nosotros—. Estoy a punto de ser un hombre casado.

—¿Han terminado? —preguntó Mingie, mirándonos fijamente desde detrás del podio donde oficiaba nuestra boda—. Nos gustaría empezar.

Asentí con la cabeza a mi hermana y extendí la mano para tomar las de Bright entre las mías mientras comenzaba la ceremonia.

—Queridos hermanos, nos hemos reunido hoy aquí para unir a Metawin Opas-iamkajorn y Vachirawit Chiva-aree en sagrado matrimonio. No sé si alguno de nosotros podría negar que aquí es donde acabaríamos hoy. En el momento en que mi hermano acosó en la plaza del pueblo a Bright, estaban destinados a terminar casados.

Sentí que el calor me subía por el cuello y la multitud rió suavemente, los que conocían la historia se rieron más que los que no. Pero Bright me apretó las manos y me dedicó una enorme sonrisa, apareciendo su hoyuelo de la forma en que lo hacía cuando estaba realmente complacido.

Era difícil arrepentirse de haberme avergonzado aquel día, teniendo en cuenta a dónde me había llevado. A casarme con mi mejor amigo. El amor de mi vida. No habría cambiado nada.

—No podría haber pedido un mejor marido para mi hermano, —continuó Mingie
—. Bright es amable, dulce, inteligente y divertido. Sinceramente, un poco demasiado bueno para Win, pero qué se le va a hacer.

Miré con odio a mi hermana, pero una vez más todos se rieron, y ella se limitó a sonreírme mientras continuaba.

—Su relación no ha estado exenta de dificultades, pero entonces, ¿quién lo ha hecho? Creo sinceramente que la fuerza de su amor, y la fuerza de sus caracteres los llevó a través de la oscuridad y hacia una luz que les durará el resto de sus vidas juntos.

Los pensamientos sobre esas luchas intentaron atravesar mi niebla de felicidad, pero me negué a dejarlos. El último año había sido duro. Tanto Bright como yo seguíamos lidiando con los problemas del tiroteo, que iban desde las limitaciones físicas hasta las pesadillas. Pero Mingie tenía razón. Nuestro amor nos había sacado de una mierda espantosa. Y ahora estábamos delante de Dios y de todo el mundo, a punto de prometer nuestro amor para toda la eternidad.

Si podíamos sobrevivir a todo lo que teníamos, entonces seríamos capaces de enfretar cualquier tormenta que se nos viniera encima en el futuro.

—¿Tú, Metawin Opas-iamkajorn, tomas a Vachirawit Chiva-aree como tu legítimo esposo? ¿Para tener y mantener? ¿En la riqueza y en la pobreza? ¿En la enfermedad y en la salud? ¿Hasta que la muerte los separe?

—Lo hago, —juré, sacando la banda de oro de mi bolsillo y deslizándola en el dedo anular de Bright.

—Y tú, Vachirawit Chiva-aree, ¿aceptas a Metawin Opas-iamkajorn como tu legítimo esposo? ¿Para tener y conservar? ¿En la riqueza y en la pobreza? ¿En la enfermedad y en la salud? Con toda su terquedad y sus hábitos irritantes y sus chistes malos y su falta de sentido de la moda...

—¡Muy bien! —solté, poniendo los ojos en blanco hacia mi hermana—. Suficiente.

—¿Hasta que la muerte los separe? —terminó.

—Sí, —dijo Bright, deslizando mi anillo en el dedo.

—Entonces, por el poder que me confiere la World Wide Web, os declaro Señor y Señor Milburn Pennybags. Puedes besar a tu marido.

Bright abrió la boca, probablemente para gritarme por haber deslizado mi apodo
privado para él en nuestros votos matrimoniales, pero lo agarré por la cintura y tiré de él para besarlo antes de que pudiera decir nada.

El público nos aclamó mientras mi marido se fundía contra mí, su lengua se deslizó suavemente contra la mía durante un momento antes de separarnos y girarnos para enfrentarnos a nuestra familia y amigos como esposos por primera vez.

—Te amo, —susurré, apoyando mi cabeza en su hombro.

—Te amo más, —dijo él.

Caminamos juntos por el pasillo y nos lanzaron alpiste mientras dábamos la vuelta a la casa hasta el coche que nos llevaría a la recepción al otro lado de la ciudad.

Y luego volveríamos aquí, a nuestra casa, donde viviríamos juntos el resto de nuestras vidas.