10. Quien te haga sentir

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Verónica

Paso el pulgar una y otra vez por el papel

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Paso el pulgar una y otra vez por el papel.

La textura resulta extraña ahora que me he acostumbrado al pergamino. Pero lo que más me turba de la carta es su contenido.

«Entiendo que el año pasado hayas necesitado tiempo para adaptarte —finaliza mi madre—, pero no vas a capear estas navidades. Nos vemos en dos meses y once días».

Hasta sacó la cuenta exacta.

—Te vas a venir cayendo —advierte Otto, mientras me jala del brazo para no tropezar.

El revoltijo de alumnos que llegan a la sala común de Ravenclaw permite que Violet, Otto y yo entremos sin necesidad de responderle a la aldaba.

—Lo siento —murmuro, pero no dejo de mirar la carta de mi madre, esperando que mágicamente cambien las palabras que ha escrito.

—¿Se ha muerto alguien? —pregunta Violet mientras llegamos a las escaleras de los dormitorios.

—Mis posibilidades del ir al Baile de Yule —mascullo.

—¡¡¡¿Qué?!!! —El grito de Otto me deja con los pelos de punta, y se gana la atención de todos los Ravenclaw—. Auxilio —susurra con una sonrisa forzada.

—¿Se os ha perdido algo? —inquiere Violet en dirección a quienes nos miran.

Todos vuelven a lo suyo, y nos quedamos al pie de las escaleras, a las que nadie se acerca gracias a la presencia de Violet.

—Pero ¿es que no le has dicho lo del baile? —exige saber Otto una vez les cuento sobre la carta de mi madre.

Me encojo de hombros.

Sí, ya ha pasado bastante más de un mes desde que me enteré de que va a haber un baile y toda la parafernalia por la llegada de Sottomare y Koldovstoretz, pero ¿se suponía que le escribiera «ey, mami, sé que estamos casi en la bancarrota, pero ¿hay alguna posibilidad de que me compres un vestido de gala? Te quiero»?

—¡No puedes perdértelo! —sigue Otto, aunque en susurros.

Violet me mira arqueando las cejas, pero no insiste.

—No es como que quiera perdérmelo —farfullo—, igualmente no es como que vaya a bailar o a tener pareja ni nada, pero no quiero perdérmelo.

Los ojos de Otto relucen, como han estado desde su última lunación, pero parece que el brillo existiera con la única finalidad de empujarme a ir al baile.

—Bueno —se mete Violet—, ya hemos estorbado lo suficiente. Vamos arriba y nos vemos en la biblioteca, podemos seguir hablando del baile de Merlín en la cena.

—A algunas personas nos hace ilusión el baile —refunfuña Otto de camino a las habitaciones de los chicos.

Violet niega con la cabeza en nuestra subida. Toda la cuestión del baile y búsqueda de pareja parece ir en contra directa de sus principios.

Personas a las que amar y otros quién [VV #2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora