El amor de ella [+18]

Prefacio

Estela

-Hija, sal del salón necesito hablar con tu hermana en privado- Me dijo mi padre colérico porque no paraba de hablar.

-Solo por esta vez. Voy a salir al jardin no se vayan a preocupar- dije con un aire de ironía

Después de eso salí del gran salón y me fui al jardín con la vigilancia de algunos guardias del castillo, pero tanto los guardias como yo sabiamos que me iba a escapar en algún momento y así paso.
Duré corriendo 10 minutos fuera del castillo hasta que me encontré con alguien; era una chica, estaba sentada en una roca mirando hacia los árboles, tenía el cabello totalmente negro hasta la cintura, la piel pálida y la cara tenía unas facciones perfectas.

Es Hermosa

Dijo mi conciencia, pero quite esa idea de mi cabeza ya que se giró a mirarme y me sonrió con un toque de picardía.

-¿Te gusta lo que ves?- me dijo y sentí mis mejillas calientes por tal comentario

-No, ¿Que te crees? Solo se me hizo raro ver a alguien en este lugar.

-Bueno- se encogió de hombros- yo solo estoy aquí para estar en paz, así que has de cuenta que yo no existo y de igual forma yo haré lo mismo.

Lo que me dijo me descolocó totalmente, así que una pizca de furia me dio la valentía para dejarle en claro alguno puntos.

-¿Disculpa?, ¿No sabes con quién hablas ahora mismo?- volvió a mirar hacia los árboles y por un minuto en silencio que me pareció eterno me vió de soslayo y ví diversión en sus ojos.

-Por supuesto que se quién eres; Eres una niñata malcriada que le gusta tener todo a su disposición sea posible o imposible conseguirlo solo por puro capricho... Al menos eso percibo yo de ti, de igual forma no se como seas de verdad y tampoco me voy a quedar a descubrirlo- se levantó de la roca donde estaba sentada y me dio la espalda, pero justo cuando iba a dar un paso se dió la vuelta- ah, por cierto esos guardias van corriendo hacia esta dirección- giré mi cabeza hacia donde ella estaba viendo y me di cuenta de que tenía razón- buena suerte princesa.

-Carajo- fue lo único que pude decir antes de que estuviera rodeada por todos los guardias.