capítulo 2

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Victoria

Después de salir de la oficina de la directora y recibir un castigo que según ella es apropiado que es trabajar en la cafetería durante un mes (Lo bueno es que puedo comer lo que quiera cuando quiera, así que me da igual, pero lo que no me da igual es que me esté forzando a pedirle disculpas a esa princesa caprichosa) fui a mí habitación y le conté mi pequeña aventura a Julieta; lo único que hizo ella fue reírse de mi por la estupidez que cometí.

Al día siguiente fue un poco más tranquilo, las presentaciones de los profesores siempre eran aburridas el primer día de clases.

Llegó el momento del almuerzo, me puse el traje de cocinera y empezé a servir almuerzos, la gente que me veía se burlaba de mi pero me daba totalmente igual, no me importan en lo más mínimo. Además, mi compañero de trabajo es muy sexy, tiene ojos verde, su cabello es rubio y se ve que hace ejercicio. A lo mejor nos vamos después los dos a su habitación.

–Entonces ¿te llamas victoria?– me dijo el chico que desconozco su nombre y asentí– Eres muy linda, sabes?.

–lo se chico guapo y tu eres?

–Soy Bratt y creo que nos vamos a ver durante todo un mes, todas las jornadas de comida y podríamos conocernos mejor– alzó las cejas y claramente encontré el doble sentido en ellas.

Me fijé en sus hermosos ojos y se ve que tiene experiencia con las chicas en la forma que habla... Pero yo no soy de esas, prefiero un revolcón en una noche y no volver a dirigirle la palabra hasta el próximo encuentro; puede que el trabajar juntos nos perjudique, pero con el haré una excepción.
Espero que el no confundas las cosas, no tengo tiempo para ese tipo de estupideces

–Me gusta ser directa Bratt, así que estoy libre después de esto y podemos ir a tu habitación.

–Me gusta cómo piensas victoria. ¿Me puedes contar cómo humillaste a Estela? Es que en ese momento estaba botando la basura– Me miró con un gesto de puchero.

–¿Quién es Estela?– me miró sorprendido por lo que dije y se extendió una sonrisa en su linda cara.

–Pues la princesa a quien le derramaste el jugo en su cabeza.

Se te olvidó buscar el nombre de la princesa, menos mal tenemos a Bratt.

Así que se llama Estela, no está tan mal.

ah ella, pues me estaba diciendo que me fuera de su mesa, no me quería ir entonces fue por eso que le regué el jugo en la cabeza y en la mesa; Ya que quería mi mesa tendría que ser bajo mis condiciones– lo dije con indiferencia y tan solo pensar el la expresión que puso Estela ese día se me escapó una pequeña sonrisa, pero la eliminé de inmediato.

–Genial, se lo merecía esa perra– dijo Bratt con una gran sonrisa y yo lo miré confundida– perdón, pero ella me molestó toda mi vida y hasta este año paro, de ves en cuando se merece que le pase algo malo y por suerte fuiste tú– No sabía si debía estar ofendida o agredecida, así que me encogí de hombros.

–Pues si tú lo dices, igualmente no me arrepiento de nada– empezé a subir el tono de mi voz sin saber porque– es una maldita arpía, aburrida, se cree perfecta por ser parte de la familia real que muy bien ella sabe que si no tuviera ese apellido no sería nadie, y ¿quien se cree? No tiene ningún derecho a pisotear a las demás personas por no cumplir con sus expectativas– Bratt me empezó a ser señas con los ojos muy alarmado, mas yo no le preste atención–  y tampoco puede por ahí haciendo lo que se le dé la regalada gana, puede que sea la princesa de España pero la actitud de mierda que tiene exaspera a cualquiera y lo vuelvo a repetir es una niñata estúpida que de vez en cuando debería pensar en los demás!!– acabe con mi espectacular discurso y escuche unos murmullos atrás mío. Me giré y vi a Estela mirarme fijamente con una mezcla de emociones que no logré saber cuáles eran, mientras que sus amigos me veían con odio, toda la cafetería murmuraba y se reía.

Me sentí tan avergonzada, pero no lo demostré.

–Hablando de la reina de Roma o en este caso de España– dijo Bratt en un susurro detrás mío, me voltee a mirarlo y le clave dagas con mis ojos, él se encogió en su puesto.

Todos estabamos esperando una reacción de la princesa y la que menos me esperé fue que me golpeara una cachetada. Que por suerte no tiene tanta fuerza pero sí que me dolió, ¡hostia!

–joder! Que carajos te pas...?– antes de que siguiera hablando me volvió a golpiara pero con más fuerza y en la otra mejilla– mierda.

–¿¡Y QUIEN TE CREES TU PARA DECIR TALES GILIPOLLECES?! No eres nadie acá, por lo tal no me conoces ni a nadie de una mierda–Todos miraban a Estela sorprendidos por tal comportamiento y las palabras que me estaba diciendo–Debes respetarme  porque soy tu superior– cada vez me iba inundando más de furia– Te guste o no soy mejor que tú y te aguantas.

Hasta aquí

–Puede que seas la princesa y toda la hostia, pero así– la señalé– no eres mejor que nadie, ni te comparas a una diminuta hormiga, parece que no te enseñaron nada– La dejé con la palabra en la boca ya que me giré para irme de ese lugar que solo traía caos a mí vida, pero una voz me detuvo.

–hey linda, espérame recuerda que tenemos planes– me sonrió con picardía.

Llegamos a la habitación de Bratt y en cuento cerré la puerta detrás mío él se abalanzó hacia mi. Me empezó a besar con salvajismo y yo le correspondía de la misma forma, debía descargar toda mi furia de hace un rato.

Me empujó contra la puerta y me cogió de las piernas para alzarme, enrolle mis piernas en su cintura sin dejar de besarlo; me cargó hasta la cama y me dejó allí mientras me quitaba mi camisa de un tirón, yo hice lo mismo con él y en un movimiento rápido le baje los pantalones, cosa que hizo que el gruñera y ese sonido me hizo excitarme un poco más de lo que ya estaba.

Él me bajo los pantalones junto con mis bragas y me quedé solo en sostén.

Empezó a besarme por mi clavícula, iba bajando a la mitad de mis senos aún besándome, llegó a mi estómago y después a mí vientre; se detiene dando una lametada en este punto.

–Mas vale que lo hagas ya, porque te juro que te quedas sin bolas– Jadeé

El solo sonrió de lado y sin previo aviso le dio una lengüetada a mi intimidad, esa acción me hizo sacar un pequeño gemido, Bratt repetía la acción una y otra vez; Esos labios me hicieron pensar en los carnosos y mojados labios de mi princesa.

¿Mi princesa?

Escuchaste mal, igualmente no debería estar pensando en eso en este momento.

Bratt me cogió de las piernas y me arrastro al borde de la cama, se alejó un momento que deduzco que fue por el condón y así fue; se quitó su ropa interior y se colocó el preservativo. Me abrió la piernas y vi como se inclinaba hacia delante y le caía uno mechones rubios en su cara, pero no tan rubio como la princesa, ella lo tenía un color oro profundo.

Me golpeé la cabeza mentalmente por las estupideces que pienso y Bratt de una estocada se introdujo en mi; se fue moviendo cada vez más rápido mientras el cuarto se llenaba de mis gemidos y sus jadeos.

De un movimiento rápido quede encima de él y me empezé a mover ferozmente porque la maldita princesa no salía de mi mente y me estaba frustrando.

–ah, maldita–gemía para sacarmela de una vez por todas y concentrarme en el hombre guapo que tenía abajo mio- joder, ah– él apretó con sus dos manos todo mi culo y me hizo quedar otra vez abajo, hizo lo mismo que yo hice con el pero no tan rapido– más rapido– lo dije casi en un susurro– más rápido prin... Más– Bratt por la excitación del momento no se dio cuenta que caso digo su nombre mal– joder.
En ese momento me corrí junto con él y no pude creer el a ver tenido un orgasmo pensando en ella, tal vez fue porque estoy furiosa con ella y me da ganas de golpearla, de todas formas no fue para tanto.

El amor de ella [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora