LINCOLN

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el siguiente es el penúltimo capitulo de este primer arco, espero y lo disfruten.

LINCOLN

Marcus: Albert, -señalando al chico- te presento al miembro más nuevo de ERIS, posiblemente el más joven de todos los reclutas, te presento a Lincoln... -sonriendo como un lunático- EL SOLDADO DE INVIERNO.

Al terminar aquellas palabras, el chico comenzó a acercarse a ellos, con cada paso que daba las heridas que cubrían su cuerpo se hacían más notorias, además de su ropa, que en su mayoría se encontraba desecha, razón por la cual uso el cadáver de la bestia para cubrirse del frio.

Una vez pupilo y maestro estuvieron frente a frente, comenzaron a caminar rumbo a la cabaña, siendo seguidos por otro peliblanco que por fin se había levantado, luego de salir del shock provocado al ver el estado de su hijo.

Al llegar a la calidez de aquella rustica casa, el peliblanco tuvo que tranquilizar a su abuela, quien casi se desmaya al ver su estado actual, y después estuvo más que dispuesta a partirle el cuello a su mentor, el forcejeo termino abriendo nuevamente las heridas del peliblanco, razón por la cual pospuso su asesinato, pues la prioridad era detener el sangrado.

El hombre de avanzada edad atendió las heridas de su pupilo, desinfectando y cosiendo los cortes mas profundos, y una vez estuvo en mejor estado, el peliblanco se dio un merecido baño, al salir de este, el chico no pudo evitar tocar tanto sus nuevas como viejas heridas, ahora tenia un corte en el rostro del lado derecho que hacía juego con la quemadura de su lado izquierdo, que llegaba desde el cuello hasta casi tocar su ojo, además de otro en su espalda, el más profundo de todos, que atravesaba perfectamente las dos quemaduras de su espalda.

El chico llego a su habitación, se puso la ropa interior, y su maestro lo envolvió en vendas nuevamente para acelerar su recuperación, después de eso se colocó su pijama, y se acostó a dormir, mientras tanto, en la parte de abajo, una pareja y un ermitaño discutían el cuándo podrían regresar a su hogar, recibiendo como respuesta que en dos días el chico estaría lo suficientemente recuperado para viajar.

Esa noche se acordó el día de regreso, y el ermitaño se ofreció personalmente a programar su vuelo, al principio la pareja no estaba segura de aceptar su ayuda, pero al final terminaron aceptando.

Dos días habían pasado, en los que el chico peliblanco había recuperado su actitud optimista, además de que las heridas menos profundas ya habían sanado, era apenas la media noche, y el chico buscaba ropa limpia para cambiarse, pues partirían en un par de horas, y no quería ir incomodo en el avión.

Busco en su maleta, pero todo lo que había era la ropa que había usado días antes, se lamentó no haber calculado las cosas bien, pues ahora solo tenia ropa sucia para usar, el chico dio un gran suspiro de cansancio, tomo la muda menos apestosa y se dispuso a cambiarse, hasta que alguien toco su puerta.

Lincoln: -observando la puerta- ¿sí?

Marcus: -entrando a la habitación- chico... -observando a su pupilo en calzoncillos- me halagas, pero soy algo mayor sabes.

Lincoln: -serio- jaja, muy gracioso, -botando la camisa en la cama- ¿Qué quieres?

Marcus: -sacando algo de su espalda- te traigo... -mostrando un objeto hecho de piel- un obsequio.

Lincoln: ¿tu? -sonriendo con burla- ¿un amargado dando regalos? Debe ser el fin del mundo.

Marcus: -devolviendo la sonrisa- tal vez lo sea... -acercándole el objeto- tómalo, estoy bastante seguro de que lo necesitaras.

Protocolo [L.O.U.D.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora