Protocolo [L.O.U.D.]

INVIERNO

no pregunten, solo disfrutenlo.

INVIERNO

En un lugar alejado de la civilización, en un frondoso busque, cubierto de la pureza de la nieve, en una catarata que caía sobre un pozo de agua helada y cristalina, dos hombres de avanzada edad, observaban desde arriba aquel lago cubierto de una fina capa de hielo, mientras que, en el agua, ya hacia un chico de cabellera tan blanca y pura como la nieve que lo rodeaba.

Este simplemente se hundía más y más en las heladas aguas, mientras su cuerpo se entumecía a causa del frio, y su consciencia comenzaba a desvanecerse, el poco oxigene que le quedaba en el cuerpo comenzaba a consumirse, y en su mente solo podía recordar el cómo había terminado de esta forma, como había llegado... a tocar a la muerte.

Todo comenzó desde hace varios días, para ser más específicos el día que el chico de blanco cabello partió de la casa que alguna vez llamo su hogar.

El joven solo tomo sus maletas, y así ambos peliblancos partieron a su viaje, hacia un rumbo incierto.

−

Albert: -encendiendo la camioneta- ¿estás seguro de esto?

Lincoln: -asiente-

Albert: aun puedes retractarte.

Lincoln: -secando una gota de sangre que escurría por su nariz- el punto de retorno se quedó muy muy atrás.

−

Al terminar esas palabras el hombre de avanzada edad comenzó a conducir, mientras que en su mente se preguntaba si había tomado la decisión correcta, y el chico solo tenía un pensamiento, y ese era proteger a las personas que aun ama.

La camioneta avanzo, hasta que llegaron a una casa, donde una adorable mujer de cabello castaño los recibió con una sonrisa, padre e hijo la saludaron y comenzaron a subir el equipaje al vehículo, tomando solo unos minutos para llegar al aeropuerto, donde partirían hacia su destino.

Las horas pasaron, en las que la pareja de avanzada edad acompañados por el chico peliblanco, abordaron un avión que los llevaba hacia el norte, donde un hombre en una viaja cabaña, miraba el reloj con serenidad mientras tomaba otra cerveza, al aterrizar, la pareja y el chico comenzaron a sentir la baja de temperatura, por lo que se abrigaron antes de salir del lugar.

Tomaron su equipaje, y antes de dar el primer paso fuera del aeropuerto, un hombre de avanzada edad y abrigo de piel negra, arrojo un cuchillo que estuvo a nada de impactar en el pecho del niño, de no ser por la intervención de su abuelo, quien lo detuvo a solo centímetros de atravesarlo.

Por algunos segundos el hombre frente a ellos estudio la reacción del joven peliblanco, quien no se inmuto ante una inminente muerte, y eso no le gustó nada, pero después tendría tiempo de cambiar eso, el hombre de abrigo negro comenzó a acercarse a ellos, mientras los saludaba con una retorcida sonrisa.

−

¿??: Albert, anciano mal parido.

Albert: -sonriendo- Marcus, -abrazando a su viejo amigo- creí que los osos ya te habían comido.

Marcus: -separándose del abrazo- y yo creí que la próxima vez que vería tu rostro seria en las noticias por asesinato.

Lincoln: ¿Por qué asesinato?

Marcus: -observando al chico- ¿es él?

Albert: -tomando el hombro de su nieto- Marcus te presento a mi hijo, Lincoln.

Marcus: -carcajeándose- y yo creía que ya éramos muy viejos para complacer a una dama, -limpiándose una lagrima- pero quien soy yo para dudar de la medicina moderna, -viendo a la castaña- y vaya que escogiste una buena madre para el pequeño.