DÉBIL 1° PARTE

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DÉBIL 1° PARTE

Obscuridad... fría y desoladora obscuridad, no importa que persona se encuentre dentro de esta, una vez adentro nunca se vuelve a ser el mismo, con la capacidad de enloquecer al más cuerdo, y de acobardar al más valiente, la obscuridad no es algo que deba tomarse a la ligera, aun si solo se está usando este término metafóricamente.

La obscuridad es un enemigo fuerte y poderoso que domina la mente de todo aquel que se atreva a mirar dentro de ella, siendo el silencio su mayor mensajero, existen pobres y desdichadas almas que creen que el hecho de escuchar sonido parecería menguar su poder sobre la mente humana, pero eso es una gran mentira, el silencio siempre será el mayor aliado si en algún momento te a través a entrar en esta, pues el silencio anunciara su calma.

El sonido por otra parte... se encargará de destrozar tu mente y alma hasta que desees tu propia muerte, ya sea atemorizándote hasta quebrar tu pobre y frágil espíritu, o retorciendo tus pensamientos hasta perder cada gramo de cordura que cargabas... y eso es precisamente lo que estaba viviendo nuestro protagonista.

No sabía el por qué estaba ahí, la obscuridad lo rodeaba, no se podía mover, ver, oír, hablar o respirar, pero sabía que estaba ahí, en la pura y absoluta obscuridad, de pronto escucho un sonido, el llanto de un inocente infante, el cual reconoció, no sabía de donde provenía, solo sabía que debía llegar a él, y sin darse cuenta ya estaba corriendo hacia una dirección desconocida.

En aquella fría y absoluta obscuridad dominaban varios sonidos, el llanto de un bebe, los pasaos de un chico corriendo, sus jadeos los cuales tenían la intención de tomar aire para sus pulmones, y los latidos de su corazón, el cual parecía estar a punto de reventar por el sobre esfuerzo.

-¿Por qué lo sigues intentando?-

Ya estaba cansado, cada vez precia ir mas lento, pues no había parado de correr lo que parecían ser horas, si no es que días, pero aun así no dejaría de correr, debía alcanzar aquellos llantos a como de lugar, sin embargo, cada vez que parecía acercarse, estos cambiaban de lugar, lo cual significaba que debía seguir corriendo.

-¿acaso no te das cuenta?-

Si pudiera ver por donde avanzaba, juraría que solo corría en círculos, pero ese no era motivo ni pretexto para detenerse, ella lo necesitaba, y el no podía darse por vencido... si solo esa voz no lo estuviera molestando.

-eres débil-

No sabía cuánto tiempo llevaba ignorándola.

-aquí el único que la pone en peligro...-

O si podría seguir haciéndolo.

-eres tú-

Pues cada vez parecía hablar más fuerte.

-¿pero que se podría esperar de ti?-

Mas cerca.

-un simple inútil-

Mas familiar.

-que no puede protegerla-

Como si el mismo se dijese al oído la verdad más obscura que alberga su corazón.

Lincoln: -frenando en seco y tapándose los oídos- YA CÁLLATE!!!

Tras ese grito, el joven albino dio un gran suspiro, eh intento recuperar el aliento mientras se recargaba en sus rodillas para descansar.

-¿Por qué debería hacerlo?-

O eso fue hasta que observo a sus pies, pues el suelo sobre el que llevaba corriendo desde hace horas parecía actuar como un espejo, en el cual se reflejaba.

Protocolo [L.O.U.D.]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora