Unknown|| ZeeNunew|MaxNat ✓

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Se sostuvo fuerte de aquellos amplios hombros que le daban soporte cuando lo necesitaba, para evitar una caída. Dolía como el demonio pero se sentía bien al mismo tiempo.

El más alto jadeo volviendo a hundirse dentro de él provocando sonoros gemidos que llenaban la habitación. Amaba esa sinfonía con jadeos y su nombre entremezclados.

-Zee... -se vio interrumpido por unos deliciosos labios que le besaron ferozmente con dulzura integrada. Su respiración era errónea y sus piernas temblaban, enloquecía con los besos de su menor.

-Te amo... -susurro apartando un mechón de cabello castaño de su frente- Nunew, te amo demasiado.

El mencionado no respondió, le era imposible en semejante situación. Zee soltó una leve risita y siguió con ese delicioso vaivén que saciaba todas sus necesidades.

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Nunew despertó al oír un fuerte ruido proveniente de la cocina, Zee no estaba a su lado. Se levantó rápidamente poniéndose el camisón azul del alto.

Bajo las escaleras y entró en la pequeña cocina, Zee se hallaba inconsciente en el suelo, Nu ahogó un grito de terror y se acercó al cuerpo del rubio.

-Zee... -susurró aterrado tocando con cautela el cuerpo ajeno, este no respondió. Se puso de pie con dificultad dirigiéndose a la sala y tomando el teléfono tan pronto estuvo allí.

Lo sostuvo entre sus manos sin saber a ciencia cierta que hacer, estaba demasiado asustado y exaltado. Las lágrimas nublaban su vista, estaba estático mirando un punto fijo. Sus mejillas eran bañadas por lágrimas gruesas. Debía reaccionar, Zee estaba en el suelo, Zee no respondía, Zee......

-¿Si? -una voz adormilada se oyó del otro lado de la línea, su voz no salía, pareciese que la voz se le había ido de paseo.

-Ze-Zeeee... -tomó aire tratando de formular otra palabra, el menor se alteró.

-¿Nu Nu? ¿Que sucede?-no hubo respuesta, solo un silencio con sollozos, eso bastó para que Nat saliera de la comodidad de su cama directo a la casa de su mejor amigo-Estaré allí pronto.-dijo antes de colgar.

Nunew dejó caer el teléfono al suelo volviendo a la cocina y dejándose caer junto al cuerpo de su amante. Estaba en shock, estaba bloqueado.

Nat tocó la puerta con desesperación, un decaído Nunew la abrió refugiándose en sus brazos.

-New, dime ¿Qué sucedió? -el mayor solo señaló la cocina. El pelinegro le dejó recostado en el sofá acercándose a la cocina, abrió sus ojos a más no poder al ver a Zee en el suelo; él, que si estaba en sus cinco sentidos, llamó una ambulancia.

Quince minutos después estaban camino al hospital. Zee era llevado en la ambulancia mientras Nat y Nunew iban en el auto del mayor. El castaño estaba ido, demasiado. Sólo podía recordar la imagen de Zee en el suelo, eso le helaba la sangre y provocaba que sus ojos se llenaran de lágrimas gruesas cargadas de dolor.

-Ya llegamos. -avisó Nat parqueando el auto.-Vamos.

Ambos bajaron en completo silencio y subieron hasta el segundo piso. Se sentaron en las sillas de espera. Nu no decía nada, tampoco movía ninguna extremidad de su cuerpo. Parecía muerto en vida.

-¿Familiares del paciente ZeePruk Panich? -Nunew se puso de pie y caminó hasta el hombre de unos cincuenta y tantos años.

-¿Si? -pudo decir sin que su voz se quebrase. El médico bajo la mirada, Nu sabía que no habrían buenas noticias.

Sintió como unas cálidas palmas le sujetaban de los hombros, Natasitt estaba a su espalda protegiéndole de desplomarse en el suelo.

-Lamento informar que el señor Panich tuvo un derrame cerebral, debido a ello puede que pierda parte de su memoria. -ninguno de los dos dijo nada. Solo Nat atinó a asentir.-Si gustan pueden entrar a verlo, ya debe de haber despertado.

-Gracias. -dijo Nat al hacer una reverencia. Miró a Nunew acariciándole la mejilla.- ¿Entramos? -el castaño asintió quedamente.

Entraron en la habitación encontrándose con un Zee mirando a todos lados, como si estuviese perdido, buscando algo sin recordar qué.

Nunew sonrió y se acercó al alto dándole un fuerte abrazo, este no correspondió, solo frunció el ceño y le separó con delicadeza.

-¿Quién eres? -un silencio se apoderó de habitación, New le miró confundido para luego reír.

-Zee, ahora no es momento para bromear -el mencionado acentuó más su ceño fruncido y la risa del más bajo desapareció.

-Lo siento, pero no sé quién eres -las lágrimas se adueñaron de sus ojos una vez más al separarse del menor.

-¿Qué...? -Nat se posicionó a su costado derecho, Zee le miró detenidamente.

-Tú... -susurro señalando al pelinegro, este le miró extrañado ¿Acaso tampoco le reconocía? -A ti si te recuerdo, Nat.

-Zee. -llamó el de menor estatura, el rubio le miró.-¿Y yo?

Un silencio tortuoso se apoderó de la habitación, el alto analizaba al pequeño castaño y negó.

-No recuerdo nada que tenga que ver contigo... -dijo frívolamente, aunque no quería sonar de esa forma.

El rostro del chico enfrente suyo se baño en lágrimas gruesas que demostraban su dolor ante tales palabras.

-Zee Pruk... -susurró con el pecho doliendo, sentía su corazón ser estrujado de manera brusca. El aire escapó de sus pulmones y después solo vio oscuridad a su alrededor.

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Despertó en su cuarto, se podían oír distintas voces en la estancia. Gruesas y delgadas, pero no estaba la de su alto novio. Quería creer que todo había sido una pesadilla y que al levantarse y abrir la puerta su rubio gigante le abrazaría y le besaría suavemente todo su rostro.

Giró el picaporte y dirigió su mirada a la sala. Allí se encontraban todos sus amigos, hasta Tommy en pijama estaba presente allí.

Todos se pusieron de pie, el único en acercarse fue el pequeño chico con obsesión por los unicornios. Le abrazó fuertemente susurrando palabras de aliento. El resto imitó lo hecho antes por el pelinegro.

-Todo se va a solucionar, vas a ver -le ánimo Jimmy con una amplia sonrisa, gesto que no pudo imitar. Estaba sumido en su mundo tratando de pensar que todo era un sueño.

-Nunu. -le llamó Poppy con expresión triste-Yo sé que quieres que esto sea mentira, pero, no lo es. Por más que lo pienses, esta es la realidad. -esas palabras bastaron para derrumbarle. Se dejó caer al suelo asustando a todos los presentes.

No era un sueño, Zee le había olvidado. Zee ya no era más su Zee, ahora estaba solo, de nuevo...