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〖 𝓓𝓮𝓼𝓬𝓮𝓷𝓭𝓲𝓮𝓷𝓭𝓸 〗

Ese inicio de semana, lleno de preguntas, Jean y Annie habían perfeccionado sus pasos juntos. Los profesores ahora estaban muy felices con el resultado, creo que todos lo estábamos.

El siguiente acto me tocaba bailar junto a Annie, le haría saber que estaba locamente enamorada de un marqués. Pero al parecer eso no llegó hasta el próximo año.

Pase todo el resto del día con Hitch y Marlo. Fuimos a visitar muchos lugares, tomamos fotos, reímos y hasta él le robó un beso a mi amiga frente a mí.

Los oía decirse "te amo" y después agregaban un "yo más".

—Dios, desde cuando son así de pegajosos —reí.

—Deberías escucharnos por teléfono —añadió Marlo con una sonrisa mientras abrazaba a Hitch.

—No gracias, paso —dije.

Ellos siempre demostraban su amor en público, no era mucho de eso.

Me volví la fotógrafa y les tomé muchas fotos que al final subieron a sus redes. Me etiquetaron en una.

Los quería demasiado, su despedida fue algo que no quería que ocurriera.

Me preguntaron sobre qué haría en Navidad y Año nuevo. Conté sobre la invitación  de Jean para pasarla con su familia y  amigos.

Me despedí después de que dieran las cuatro, tenían que arreglar las cosas para irse, su avión despegaba a las siete de la noche. Ese día era el primero en ir a mi empleo, antes de irme le comenté al director para que no hubiera problema con la hora y aceptó.

Me puse la chamarra antes de salir ya que sentí la temperatura bajar. Entré por la entrada del personal y un chico me atendió. Dejé mis cosas en un casillero, el número 13 era el mío.

—La nueva ¿verdad? —preguntó él y afirmé. Me extendió un papel, venían números que no comprendí— Bien, él será quien te explique cómo está la cosa aquí— me llevo con otro chico de cabello marrón—. Él es Marcel, te enseñara a como organizarte y no morir aquí.

¿Muerte?

—No dejes que este tarado te asuste, hemos tenido bajas pero no es para tanto —comenzaron a hablar sobre un compañero que renunció.

—Toda tuya —comentó el chico que me trajo hasta Marcel.

Me llevó hasta una cortina, atrás de ella se podían ver las mesas y las personas en el restaurante.

—Okay, por ser nueva te asignaron... déjame ver —miró el papel que al entrar recibí— mira, fueron considerados. Hoy hay una reunión en la terraza, pensé que estarías sirviendo allá... bueno, mesas de la quince a la veinte, por hoy.

Me miró.

—Mesas de la quince a la veinte, entiendo —respondí.

—No malas palabras, ni obscenidades, ni insultos —comenzó a encaminarme a algún lugar— Si tienes un problema no dudes en llamarme, tienes preguntas hazmelas a mí, te sientes mal dime a mi, necesitas algo...

océan parfait | Levi Ackerman [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora